Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
El PSOE convierte su Comité Federal en un acto de aclamación a Pedro Sánchez
Las generaciones sin 'colchón' inmobiliario ni ahorros
Opinión - El extraño regreso de unas manos muy sucias. Por Pere Rusiñol

Ese mitin del PP al que usted se refiere

Rajoy avisa de que las alianzas de "todos contra el PP" serían "letales" para España

Barbijaputa

Sevilla —

Después de publicarme la crónica del acto de Ciudadanos, a este diario, en lo que podría parecer a bote pronto un caso de mobbing, le pareció buena idea mandarme al acto de campaña del Partido Popular en Sevilla. Y fui.

Llegué puntual al Prado de San Sebastián, un parque en pleno corazón de Sevilla. Mientras Ciudadanos elegía el (muy apartado) Palacio de Congresos de Zaragoza y llenaba sus 1200 butacas, los populares pensaron -con mucho acierto- que alejarse del centro los iba a dejar sin asistencia. Digo con mucho acierto porque a pesar de la accesibilidad y de la buena temperatura que hacía en el parque, les costó llenar las sillas.

Podríamos decir que la media de edad de los presentes rondaba los 75 años y el margen de error sería de año arriba, año abajo (radicalmente opuesto al acto de Ciudadanos, por cierto, donde la mayoría era gente joven). Una cosa que me sorprendió muchísimo es el cambio que han dado los mítines del Partido Popular: muy poca gente vestida con ropa de marca, pulseras con la bandera de España o gomina en el pelo; luego caí en que los votantes de este perfil estaban todos ayer viendo a Rivera. Cuadraba.

Apareció en el escenario Moreno Bonilla, el candidato a la presidencia de la Junta de Andalucía, que nadie sabía quién era hacía seis meses y después de las elecciones se sigue sin saber muy bien quién es. Bonilla dio el discurso más desatado de la jornada con frases como “En Sevilla se han saneado las cuentas, lo cual es una seña de identidad de nuestro partido: allí donde estamos gobernando hay orden en las cuentas públicas” añadiendo con el ceño fruncido “lo cual no es nada fácil”. Yo miro a izquierda y derecha, buscando por lo menos un gesto contrariado, no sé, lo que sea. Pero nada. La gente asiente, abducida por Bonilla, que sigue diciendo frases que bien podría haber escrito George Orwell, el guionista de House of Cards y hasta El Mundo Today. Bonilla también arremete contra Susana Díaz y la acusa de no haberle llamado por teléfono (y añade que sí, que Susana tiene su número) para negociar con el PP. Aprovecha también para llamarla irresponsable por adelantar las elecciones.

El público ovaciona varias veces durante su intervención, pero no cuando el significado del discurso les impacta, sino cuando Moreno Bonilla acaba la frase elevando el tono de voz. El recuento de aplausos espontáneos es de cero. Pierdo la cuenta del número de aplausos dirigidos.

A Bonilla le sigue el alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, que se dedica a ensalzar su gestión al mando del Ayuntamiento remarcando el “en un momento tan difícil” y le da las gracias a su familia, miembro por miembro: empezando por su mujer y acabando por su nieta pequeña. La gente sonríe y aplaude emocionada. Yo le pregunto a la señora de mi izquierda si sabe cuánto le queda al mitin y, no le gusta mi pregunta en un momento tan tierno porque me mira como si le hubiera mentado a Stalin. Me dice que no sabe pero que Rajoy todavía no ha salido, así que, un rato más como mínimo.

Y sale Rajoy al escenario. Yo prefiero seguir su discurso desde una de las pantallas que han puesto en el parque, porque soy una mujer de costumbres.

Rajoy empieza diciendo que la política es una actividad “noble” y que todos los candidatos de su partido son personas dispuestas a servir, porque no puede ser de otra forma, si están en política es sólo por eso. Después de una hora de discursos (a cada cuál más desquiciado) ya me he curado de espanto y ahora sólo puedo pensar en lo mucho que me fascina el efecto holograma que producen los árboles tras Rajoy con los árboles tras la pantalla donde sale Rajoy.

El presidente, leyendo el discurso como es su costumbre, avisa de que cuidado con votar a “una de esas formaciones que se presentan a estas elecciones” ya que pueden acabar siendo un voto para el PSOE, dando a entender que Ciudadanos pactará con el PSOE, como si no tuviera pensado pactar con ellos mismos en otras comunidades. También hace mención a Podemos y dice que el Partido Popular es un partido de toda la vida, no una formación de hace “un cuarto de hora” producto de “platós de televisión”. La gente aplaude y ríe ante tamaña gracieta. Es curioso cómo no tienen problema en mencionar al PSOE todas las veces que sean necesarias pero no se dignan ni una sola a nombrar las palabras “Ciudadanos” o “Podemos”. También lo hizo ayer Ciudadanos: nombró a PP y PSOE sin problema, pero ni rastro de Podemos más que con “esos partidos que”.

Veo pasar a una de las azafatas con un taco de revistas azules que parecen de promoción del PP, ya que lleva en la portada una foto de Rajoy y se llama “Los Populares”, y le pido una para ver si me termino de arreglar el día, pero me dice que no son para dar, sino para vender. Le pregunto que cómo que para vender, si son de publicidad. La chica insiste en que sí, que se venden. Le pregunto que cuánto vale y me dice que 4.5 euros. Se me abren mucho los ojos pero intento disimular para no desentonar y le digo que qué pena que no llevo suelto. Por un momento pienso que me va a decir que no pasa nada, que tienen para pago con tarjeta, pero no, claro, sólo efectivo.

Cuando vuelvo en mí después del susto, escucho decir a Mariano: “quién iba a decir en 2011 que el PP conseguirá crear 600.000 empleos en 2015”. “Conseguirá” crear en 2015. O lo que queda de 2015, vaya. Añade que ya nadie habla de la crisis porque hemos salido y que nadie habla ya de la destrucción de empleo porque eso es el pasado. También afirma que en 2015 España será el país de Europa que más crezca, de hecho, crecerá casi el doble que Alemania. Casi el doble. Todo en 2015. En lo que queda de 2015.

Y cuando ya parecía que nada iba a poder superar ese momento, añade alzando la voz: “quién iba a decir que lo conseguiremos (en futuro de nuevo), cuanto más, teniendo en cuenta la herencia que recibimos cuando entramos”.

Ovación cerrada. Sintonía del PP por los altavoces. Mariano sonríe.

Etiquetas
stats