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Las restricciones en zonas fronterizas: cuando se vive separado por una valla

Las restricciones en zonas fronterizas: cuando se vive separado por una valla
Padrenda (Ourense) —

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Padrenda (Ourense), 31 ene (EFE).- Las localidades de Ponte Barxas y Sao Gregorio, una en la provincia de Ourense y otra en el lado luso, separadas únicamente por una carretera internacional que cruza el río Barxas, afluente del Miño, viven con preocupación esta primera jornada de cierres fronterizos, que ha arrancado con restricciones en los principales pasos de comunicación entre ambos países.

Las limitaciones interpuestas por el Gobierno portugués “de movilidad temporal” en pleno ‘tsunami’ de casos en el país luso devuelven la inquietud a estas zonas fronterizas, donde además de intereses económicos comparten una vida en común, tanto en el plano laboral como en lo personal.

En el caso de Ponte Barxas, la única vía de comunicación, una carretera internacional que portugueses y españoles cruzaban hasta hoy con asiduidad para hacer sus compras, repostar o tomar un café, permanece cerrada por vallas.

“Este nuevo cierre supone un golpe durísimo y es un trastorno para todos”, comenta a Efe Rosa María Álvarez. Es el testimonio de esta orensana, que vive en Portugal, y que con un negocio en Padrenda, su peluquería en el lado español, no sabe si podrá trabajar.

Como ella, decenas de portugueses y de españoles, que viven en la provincia de Ourense, se han visto afectados por las restricciones de movilidad del Gobierno luso.

“Este nuevo cierre, afecta mucho. Es una tristeza, no se ve un alma por la calle”, asiente con pesar, el alcalde de Padrenda, Manuel Pérez, quien resalta la convivencia pacífica que existe en estas zonas fronterizas.

Además de intereses económicos conjuntos, estas zonas comparten una “convivencia común”, por un lado, de lusos, que acuden al lado español “a repostar, tomar café o a los restaurantes” y también, al revés, españoles que van de compras “al centro comercial” a Portugal, aprovechando que se encuentra a apenas ocho kilómetros.

Con la mayor parte de pasos cerrados en la provincia de Ourense, el alcalde de Padrenda traslada a Efe este malestar por el cierre de Ponte Barxas, que junto con Tui representan los “más antiguos” que conectan España con Portugal, con gente “que trabaja de un lado y otro del río”.

De hecho, en 1886, el portugués José Augusto Vieira ya dejó en su obra ‘O Minho Pittoresco’, una humorística descripción del pequeño puente y los pueblos que éste unía y que con el tiempo fue sustituido por una carretera internacional.

En esta zona, llegó a existir una aduana sin uso y los vecinos tenían “hasta las doce de la medianoche” para pasar ya que después “cerraba”, rememora.

Por el momento, los alcaldes de la zona y la Agrupación Europea de Cooperación Territorial (AECT) de la Eurorregión Galicia-Norte de Portugal ya han reclamado la apertura de más pasos fronterizos.

Más al oriente de la provincia de Ourense, en Feces de Abaixo, donde casi 90 por ciento de clientela son portugueses, comparten la preocupación por este nuevo cierre que, aunque “inesperado”, no supone grandes cambios en el lado gallego.

“Para Galicia, no supone ninguna novedad porque aquí ya había restricciones de movilidad”; comenta a Efe Pablo Rivera, director general de la Eurociudad Chaves-Verín.

Con un único paso abierto, el de Verín, la principal preocupación en Ourense, la provincia española que tiene más kilómetros fronterizos con Portugal, radica en las medidas tan restrictivas.

“Puede darse el caso de que haya confusiones respecto a la hora de cierre y que haya gente que quiera pasar cuando esté cerrado”, comenta Rivera, quien reivindica que se informe muy bien sobre los horarios y los pasos abiertos.

Es la reflexión que realiza este empresario, que lamenta que los Gobiernos “ignoren la realidad de la frontera”, donde existen “intereses empresariales” y una vida en común, con “matrimonios mixtos” o estudiantes escolarizados en España y Portugal.

Para el gerente de la Eurociudad, “esto no soluciona nada” y por eso vuelve a reclamar con “urgencia” la realización de una tarjeta ciudadana “para los residentes” de estas zonas fronterizas a fin de que puedan hacer su vida con normalidad.

Los vecinos de estas zonas claman porque se abran más pasos para poder a trabajar y no tener que dar un rodeo. En la actualidad, la única alternativa que existe son unas pasarela que cruzan el río, que recuerdan a las épocas pasadas de “contrabando”.

Lorena Rodríguez de la Torre

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