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Salustiano, autor del cartel de la Semana Santa de Sevilla: “Cristo perdonaría a mis críticos, porque no saben lo que dicen”

Salustiano, junto a su hijo Horacio, que ha ejercidio de modelo del cartel.

Alejandro Luque

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Después de una vida dedicada a la pintura, Salustiano García (Sevilla, 1965) ha sido por primera vez en su carrera objeto de atención masiva. El motivo, el escándalo que ha levantado su cartel de la Semana Santa de Sevilla, la imagen de un Cristo resucitado recortada sobre uno de sus característicos fondos rojos, y en la que ha tomado a su hijo Horacio como modelo.   

“Quizás he pecado de exceso de confianza porque desde muy pronto comencé a vender mis cuadros y tengo obras en colecciones particulares muy importantes, la mayoría de las cuales aún son fieles a mi trabajo, incluso he sido entrevistado por la CNN en Nueva York”, explica. “Además, son decenas las entrevistas y estudios de mis obras que se han publicado en revistas especializadas. Bien es verdad que la mayoría de mi carrera transcurre más en el extranjero que en España, y menos en Sevilla, quizás por eso mi estilo ha causado una conmoción en la ciudad”.

No obstante, las principales críticas vienen de lo que algunos consideran cierta ambigüedad sexual en la figura. “Ambigüedad, homosexualidad, depilado (como si los Cristos sevillanos tuvieran pelo en el pecho, vaya), con alguna intención… Y muchas más cosas se han dicho y aún se dicen que son verdaderos insultos a mi persona”, lamenta Salustiano. “El cartel lo he pintado con sinceridad y limpieza de espíritu. He pintado a Jesucristo sereno y calmado, triunfante sobre la muerte, y su rostro refleja el deber cumplido por haber vencido a la muerte y habernos redimido del pecado. No he querido pintar a un Cristo lacerado por la tortura y el dolor. Repito, usando mi libertad creativa y la que me ha dado el Consejo de Hermandades y Cofradías, he pintado a Jesús triunfador de la muerte. Ahí quiero dejarlo”.

Un icono moderno

Por otro lado, la Semana Santa de Sevilla es indisociable de la sensualidad, ya sea de las vírgenes, las mujeres en mantilla, los costaleros… Salustiano prefiere no entrar en ese terreno: “El cartel habla por sí solo y adivino que hablará con voz propia y clara durante muchos años”, se limita a decir. Y lo mismo cuando se le achaca que “se aparta de la tradición”, como han manifestado numerosos usuarios en las redes sociales. “Quien no lo ve dentro de la tradición iconográfica sevillana necesita dar un repaso”.

El pintor ha llegado a aseverar que el propio Cristo censuraría esas críticas en las redes, y está dispuesto a desarrollar esa idea: “Cristo es amor y perdón. A él le parecería mal tanto insulto a mi persona y al cartel, pero los perdonaría porque él sabe que no saben lo que dicen ni lo que hacen”, concluye.

Por su parte, el escritor y profesor de Estética de la Universidad de Sevilla Antonio Molina Flores cree que todo lo ocurrido viene a demostrar “la importancia de la imagen en nuestro tiempo. No solo se mata por las imágenes, como sucedió en Charlie Hebdo, también se dicen cosas impresionantes”, comenta. “Que un padre idealice a su hijo me parece muy bien. Que lo haga copiando al Resucitado de Santa Marina ya es otra cosa. Un icono moderno, pop, que le ha salido un tanto relamido y kitsch. Ya sabemos que el kitsch, como movimiento de vanguardia, tiene una parte de reírse de uno mismo, pero no es el caso: si vemos otras obras de este autor, siempre hace el mismo tipo de cuadro”.

Desnudez y escándalo

“¿Qué hay de fondo en todo esto? La hipocresía de esta ciudad, que no considera entre las grandes la hermandad del Resucitado, que sin embargo emerge del Vaticano II, a diferencia de casi todas las demás, que son tridentinas y desde el punto de vista teológico deberían estar prohibidas, porque esa religiosidad ya no se lleva. El caso es que en la Semana Santa están todas las diversiones y perversiones que puede tener un pueblo. Sin embargo, cuando eso se ve demasiado claro, nos resulta chocante. No obstante, si en algo cree la gente es en la resurrección de la carne, y la carne se resucitará con ‘un cuerpo glorioso’. Y esto es lo que este hombre ha querido hacer, aunque nos parezca demasiado explícito”.  

Isidoro Moreno Navarro, catedrático en Antropología Social y Cultural en Sevilla, opina que “el análisis de esta polémica o bronca es interesante, porque en ella intervienen diversos factores. No es solamente una confrontación entre ultraconservadores y progresistas: eso sería simplificar”, afirma. “Las reacciones más desmedidas se han pasado desde luego veinte pueblos, hasta el punto de iniciar un pliego de firmas con tonterías dignas de ignorantes. Los que más se han fastidiado son los que han mirado la obra con ojos sexistas y homófobos. Supongo que son los mismos que dicen que el Papa Francisco es comunista”.

Para Moreno, “es absurdo escandalizarse con la desnudez, porque la gran mayoría de los Cristos y Resucitados de Andalucía están desnudos. De hecho, el sudario del Cristo del Cachorro, en el que se inspira Salustiano, tiene ese paño que le deja al descubierto los muslos. Contraponer el catolicismo al desnudo es una barbaridad propia de los sectores más talibanes. Dudo que esa visión coincida con la de la mayor parte del movimiento cofradiero sevillano”.

¿Fuera de la tradición?

No obstante, este experto considera “discutible” el hecho de que la imagen “represente a la Semana Santa de Sevilla”. “Defiendo por supuesto el derecho y la libertad de expresión del artista, pero es cierto que el cartel no evoca nuestra Semana Santa, porque refleja un aspecto más bien católico-apostólico, como es la Resurrección, que casi no existe en la Semana Santa del sur. El Resucitado es un invento de hace unos 40 años, no pertenece a la tradición sevillana. Adivinar que el sudario es sevillano es de matrícula de honor en capillismo reconcentrado. Podría ser un cartel de Teruel o de Castellón de la Plana. Pero bueno, eso lo sabrá la institución que encargó el cartel, el Consejo de Hermandades y Cofradías, institución no precisamente progresista”.    

En cuanto al modelo, que ha sido su hijo Horacio, resume en una sola palabra su sentimiento ante la avalancha de críticas vertidas estos días por esos sectores ultraconservadores: “Orgullo”, dice. “Mi padre me ha hecho un maravilloso regalo al prestar mi imagen como representación del hijo de Dios. El cartel es una maravilla técnica, como todo lo que pinta él. Además, todos los mensajes preciosos superan en número a los escasos negativos que hemos visto”.

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