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El 'Brexit', un gran bache para la ciencia

El acelerador de partículas del CERN, uno de los grandes proyectos europeos donde habrá que renegociar / S.A.F.

Teguayco Pinto

Pese a los sondeos previos que indicaban la posible victoria de la permanencia, Reino Unido elige abandonar la Unión Europea. Aunque aún es pronto para valorar el impacto que puede tener esta decisión para la ciencia británica y europea, lo que es seguro es que, con esta salida, la UE pierde uno de sus principales bastiones en investigación y desarrollo.

El país de Darwin y Newton ha decidido abandonar la UE y con él se va uno de los que más contribuye al desarrollo científico en Europa. Con tan solo el 1% de la población mundial, el Reino Unido tiene el 4% de los científicos del planeta y es el país en el que se escriben más artículos por investigador. Además, posee 4 de las 10 universidades más prestigiosas del mundo.

Pero la salida de Reino Unido no solo supone un varapalo para la maquinaria científica de la UE, sino que también pone en serio riesgo a la propia ciencia británica, que podría perder cerca de 370 millones de euros anuales en fondos de investigación provenientes de la UE.

Los datos que presentó el comité científico de la Cámara de los Lores este mismo mes muestran que Reino Unido es un receptor neto de fondos de investigación, el segundo por detrás de Alemania. Los británicos contribuyeron con cerca de 5.400 millones de euros para proyectos científicos de la UE entre 2007 y 2013, pero en el mismo periodo recibieron unos 8.800 millones.

Pérdida de fondos y de influencia

Además, un informe publicado el pasado mes de mayo estima que el Brexit tendrá un coste para la ciencia británica de unos 1.260 millones de euros anuales, lo que supone más de un 20% de la inversión total del país en ciencia, y señala que las áreas de economía, nanotecnología y biología evolutiva, serán las que estarán en mayor riesgo.

Para no perder los fondos europeos, Reino Unido tendrá que negociar el estatus con el que accederá a los principales programas de financiación de la UE, tal y como han hecho otros países no comunitarios, como Israel o Suiza. Sin embargo, cabe recordar que Europa puede limitar sus derechos de participación en dichos programas, tal y como hizo con Suiza por sus políticas antiinmigración, al restringirle el acceso a las ayudas de Horizonte 2020, principal programa de financiación científica de la unión.

Además, los británicos perderán su capacidad de influencia a la hora de orientar las políticas científicas europeas y se verán obligados a alcanzar nuevos acuerdos para poder continuar en grandes proyectos europeos, como el Human Brain Project, un gigantesco proyecto en el que se han invertido unos 1.000 millones de euros y cuyo objetivo es crear un modelo computacional detallado del cerebro que permita entender su funcionamiento.

El nuevo estatus del país también hará necesario renegociar su presencia en la Organización Europea para la Investigación Nuclear, más conocida como CERN, que dispone del mayor acelerador de partículas del mundo, el gran colisionador de hadrones o LHC, por sus siglas en inglés.

Preocupación en las universidades británicas

Conscientes de esta situación, la mayoría de los científicos británicos han expresado de forma inequívoca su oposición al Brexit. La última llamada en favor de la permanencia por parte de las instituciones científicas británicas se produjo este mismo lunes, a través de una carta firmada por los rectores de más de 100 universidades. “Cada año, nuestras universidades generan más de 73.000 millones de libras para la economía del Reino Unido, de los que 3.700 millones están generados por estudiantes e investigadores de países de la UE”.

“No es de extrañar que sean precisamente las universidades las que estén más preocupadas, pues hasta el 30% de su personal proviene de fuera del Reino Unido, de los que un 16% llegan de la UE”, explica a eldiario.es Lorenzo Melchor, coordinador científico de la Oficina para Asuntos Culturales y Científicos de la Embajada de España en Londres. Y precisamente estas instituciones han sido las primeras en reaccionar al resultado del referendo.

Mediante un comunicado, el vicerrector de la Universidad de Cambridge ha afirmado estar “decepcionado” con el resultado y ha asegurado que trabajarán para intentar abordar las “implicaciones de este resultado”. Por su parte, el rector del Imperial College, James Stirling, ha sido más contundente en su declaración y ha afirmado que el “Imperial es, y seguirá siendo, una universidad europea, sea cual sea el resultado del referéndum”. Stirling también se ha mostrado preocupado por las posibles consecuencias de esta decisión y ha anunciado que exigirán “una aclaración urgente al gobierno sobre los visados y las cuotas de estudiantes que vengan de la Unión Europea”.

La presidenta de la asociación que represente a las universidades del Reino Unido, Julia Goodfellow, también se ha mostrado preocupada por la posible pérdida de estudiantes e investigadores extranjeros. Mediante un comunicado ha asegurado que su “primera prioridad será la de convencer al gobierno de que adopte medidas para asegurar que el personal y los estudiantes de países de la UE puedan seguir trabajando y estudiando en las universidades británicas a largo plazo”.

Futuro incierto para estudiantes y científicos

La preocupación que muestran las universidades coincide con la de los cerca de 3 millones de ciudadanos europeos que viven en Gran Bretaña, de los que unos 200.000 son españoles. A este respecto, la Embajada Española en Londres ha asegurado que “el resultado del referéndum no supone cambio alguno para la situación legal de los ciudadanos españoles y de las compañías de nuestro país en el Reino Unido, durante un periodo de hasta dos años que puede ser prorrogado”. Aunque los derechos de estos trabajadores, incluidos los científicos, dependerán de las futuras negociaciones entre el Reino Unido y la UE.

Para Melchor, “estamos en un escenario totalmente inédito” y reconoce que “se abre un periodo de incertidumbre para los investigadores”, que puede a afectar a la movilidad de los científicos. “Antes si conseguías un contrato, solo tenías que coger un avión, ahora es probable que haya unas trabas burocráticas adicionales”. Aún así, Melchor insiste en que “aún no se sabe lo que va a suceder” y que “al Reino Unido le interesa seguir siendo un polo de atracción de talentos”.

Aunque no hay datos oficiales, en la actualidad se estima que hay en torno a unos 2.000 científicos españoles trabajando en Reino Unido y muchos de ellos pertenecen a la Sociedad de Científicos Españoles en Reino Unido, donde también se muestran preocupados. Su presidente, el investigador del Imperial College, Eduardo Oliver, ha asegurado que “la investigación no entiende de fronteras y el Brexit podría haber trazado ya la primera”.

Sin duda, el resultado del referendo supone un serio varapalo para la ciencia británica y europea, especialmente en un escenario donde países emergentes, como China, India o Brasil, cada vez atraen más talento científico. Los investigadores europeos presumen de tener unas solidas redes de colaboración y todo hace suponer que soportarán el impacto. Sin embargo, habrá que esperar para ver como se desarrollan las negociaciones y comprobar si este bache termina provocando un descarrilamiento de la locomotora científica europea.

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