La ley del PSOE sobre prostitución da su primer paso con el apoyo del PP y el voto dividido de Unidas Podemos

Marta Borraz

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El PSOE ha conseguido este martes que el Congreso admita a trámite su propuesta para endurecer la persecución del proxenetismo ante un pleno que ha escenificado los disensos que existen entre los grupos sobre cómo abordar la prostitución. La norma, que fue registrada por los socialistas tras intentar sin éxito incorporarla a la ley del 'solo sí es sí', ha salido adelante con 232 votos a favor, 38 en contra y 69 abstenciones tras cosechar críticas de prácticamente todos los grupos, excepto el PP, que se ha mostrado partidario sin fisuras. El resto se han movido entre la abstención, el voto en contra o el apoyo, pero no sin diferencias. Es el caso de Unidas Podemos, que ha votado a favor a excepción de los siete representantes de En Comú Podem.

El debate que ha precedido a la votación ha evidenciado la controversia que levanta la prostitución, hasta el punto de mover los apoyos y abrir grietas en los equilibrios parlamentarios habituales. A los diputados catalanes de Unidas Podemos, que se han acabado desligando del grupo confederal votando en contra de la toma en consideración, se han unido también ERC, la CUP y Ciudadanos. Otros como EH Bildu y PNV han decidido finalmente abstenerse, no porque compartan el contenido de la propuesta, han anunciado, sino para facilitar un debate que consideran necesario. Vox, por su parte, también se ha abstenido.

Lo que ha hecho este martes el Congreso es aceptar tramitar la norma, que es una reforma del Código Penal para “prohibir el proxenetismo en todas sus formas”. El PSOE la registró el pasado 19 de mayo, tras quedarse solo defendiendo la introducción de estos artículos en la llamada ley del 'solo sí es sí', que fue salvada in extremis. En la práctica, los socialistas, que se han comprometido a abolir la prostitución, proponen endurecer el castigo del proxenetismo no coactivo, multar a los clientes e introducir la figura de la tercería locativa para perseguir a los dueños de los locales. Todo ello sin necesidad de que exista explotación de la prostitución ajena e independientemente del consentimiento de las prostitutas.

La oposición de los socios parlamentarios

A pesar de que la norma versa sobre los delitos vinculados con el proxenetismo, la sesión de esta tarde se ha convertido en un debate sobre cómo abordar la prostitución. En el fondo, los disensos se deben a cómo cada grupo la concibe: para los socialistas, “es incompatible con la dignidad humana” y el “último residuo del sistema esclavista”, en palabras de Adriana Lastra, para la que las mujeres que “deciden por necesidad” ser prostitutas “nunca deciden libremente”. Este mismo discurso es compartido por el PP, pero no por los demás grupos, que han cargado duramente contra los socialistas.

Así, la mayoría han coincidido en criticar las consecuencias que, aseguran, podría tener para las mujeres este endurecimiento del proxenetismo. El diputado del PNV, Joseba Agirretxea, ha lamentado la perspectiva “punitivista” que considera que recorre el texto y el “riesgo” de que las prostitutas “se vean más desprotegidas” debido a la “criminalización de la actividad”. El parlamentario no ha disimulado su malestar con que el PSOE haya llevado la propuesta “deprisa y corriendo” al Congreso tras lo ocurrido con la ley del 'solo sí es sí', algo que ha calificado de “pataleta”.

Al igual que otros muchos grupos, la formación vasca ha reclamado un enfoque “integral” para abordar el tema que no se reduzca a una modificación penal y ha cuestionado al Gobierno por no haber aprobado todavía la esperada ley contra la trata o no proponer una reforma de la Ley de Extranjería, señalada habitualmente como foco que aboca a las mujeres en situación irregular a la prostitución. A lo mismo se ha referido Bel Pozueta, de EH Bildu, que ha puesto el foco en la “falta de medidas” alternativas. La ley “no contempla medidas de políticas sociales, formativas o de reparación y protección económica para que las trabajadoras que así lo deseen puedan dejar atrás la prostitución”, ha asegurado. Lo que sí especifica la propuesta es que las mujeres podrán tener acceso a los derechos del Estatuto de la Víctima del Delito y los que contempla la Ley de Libertad Sexual, que ya las incluye en su ámbito de aplicación.

Otros grupos, como JxCAT, se han mostrado en contra de “eliminar los espacios de prostitución” a través de la tercería locativa ante el riesgo de que “se envíe a la clandestinidad a las prostitutas y sean más estigmatizadas”, ha enunciado Pilar Calvo. Prácticamente todos han reclamado la distinción entre la trata con fines de explotación sexual, la explotación sexual y la prostitución; y algunos, como ERC, que votó en contra, han calificado la norma de “prohibicionismo punitivista de toda la vida” y “nada de abolicionismo” y han defendido “el consentimiento cuando se presta en libertad” como “decisión autónoma de las mujeres”.

Un discurso común en el PP y el PSOE

Las socialistas, por su parte, han defendido la iniciativa apelando a las “convicciones que defiende el PSOE desde hace 143 años”, ha dicho Adriana Lastra, interrumpida en varias ocasiones por largas ovaciones de su grupo. “Este es el momento, este es el tiempo y esta es nuestra responsabilidad. Lucrarse con la prostitución de las mujeres no tiene espacio en una sociedad libre. El proxenetismo es incompatible con la democracia”, ha añadido la parlamentaria, que ha asegurado que su partido “aspira a dar un paso histórico” con esta ley como “primer paso” hacia la abolición de la prostitución.

El discurso es común en el Partido Popular, que ha calificado la prostitución como “una forma particularmente grave de violencia hacia las mujeres” que “esconde los rasgos más crueles de desigualdad”, ha manifestado la popular Marta González. “A través del dinero se legitima un ejercicio de subordinación. Ninguna mujer ejerce de forma libre, lo hace coaccionada o condicionada por una situación de vulnerabilidad económica”, ha señalado la diputada, que ha comparado la prostitución con la venta de órganos y ha defendido “las mismas razones éticas” para oponerse a una y la otra.

Unidas Podemos: dividido y con críticas

Ya desde hace varios días Unidas Podemos, donde conviven distintas posturas en torno a este tema, había adelantado que apoyaría la toma en consideración de la norma y así lo ha anunciado la diputada Sofía Castañón. Sin embargo, el grupo confederal ha dado libertad a En Comú Podem para votar en contra al considerar que la norma aborda la prostitución “de espaldas a las propias mujeres que la ejercen”. Y tampoco el resto del partido se siente cómodo con el literal del texto presentado por los socialistas, aunque sí celebra que “viene a sumarse a la agenda del Gobierno en lo referente a la persecución de la explotación sexual”.

La diputada asturiana ha reclamado que el endurecimiento del proxenetismo no coactivo que prevé la iniciativa haga necesaria la “explotación” de la prostitución con el objetivo de “garantizar que estamos protegiendo a las mujeres” de forma que se excluya “la prostitución voluntaria”. Además, Castañón se ha posicionado en contra de las multas a los clientes que contempla el texto y ha apostado por desincentivar la demanda de prostitución “con medidas educativas” y “de ninguna manera con otras que puedan repercutir en las mujeres”, ha asegurado la parlamentaria antes de defender un “abolicionismo material” alejado de “debates elevados y morales”, sino centrado “en las condiciones materiales” de las mujeres.

El regulacionismo de Ciudadanos

En contra de la admisión a trámite de la iniciativa se ha manifestado también Ciudadanos, que es el único partido que ha manifestado tener una postura regulacionista de la prostitución. “¿Por qué no regular, garantizar derechos a quienes lo quieren hacer de una manera libre y consentida y perseguir la trata y la explotación sexual?”, ha preguntado la diputada Sara Giménez, que ha reconocido que la formación naranja apuesta por una “regulación liberal de la prostitución” con la que, asegura, “mejorara la protección de las trabajadoras y trabajadores sexuales”.

En línea con algunas otras formaciones, Giménez también ha asegurado que la reforma del Código Penal “va a colocar a una parte de las trabajadoras sexuales en una situación de riesgo” porque “no van a poder alquilar una habitación” para ejercer, por lo que “les estaremos condenando a que lo hagan en sitios escondidos o en la economía sumergida”. Le ha respondido Lastra, que ha insistido en que la proposición “lo que persigue es acabar con el proxenetismo en nuestro país”. “Ya está bien de intoxicaciones interesadas, quien diga que [la ley] va en contra de las mujeres, miente”, ha añadido.

El contenido de la ley: en qué cambia el delito de proxenetismo

La iniciativa que el PSOE registró menos de 24 horas después del bronco debate que dejó fuera de la ley del 'solo sí es sí' su enmienda reforma el artículo 187 del Código Penal con tres objetivos: perseguir el proxenetismo no coactivo, multar a los clientes de prostitución e introducir la tercería locativa. Esta última es una figura recuperada del Código Penal de 1973 que prevé castigar a los dueños de locales en los que se ejerza la prostitución, aunque exista consentimiento. Los socialistas reclaman penas de prisión de dos a cuatro años y multas de 18 a 24 meses, además de la posibilidad de clausurar el establecimiento.

¿Y qué pasa con el proxenetismo? En la actualidad, el Código Penal persigue el llamado proxenetismo coactivo, que se produce cuando alguien emplea violencia, intimidación o engaño para determinar a otra persona a ejercer la prostitución. Pero, además, hay una forma de perseguir “a quien se lucre explotando la prostitución de otra persona” aunque sea con el consentimiento de la misma. En este caso se debe demostrar que concurren dos circunstancias: vulnerabilidad de la víctima o la imposición de “condiciones gravosas, desproporcionadas o abusivas”.

La reforma socialista deja igual la penalización del proxenetismo coactivo, pero modifica este último precepto para perseguir a quien “con ánimo de lucro, favorezca, promueva o facilite la prostitución de otra persona, aún con el consentimiento de la misma”, es decir, elimina la necesidad de que haya “explotación de la prostitución”.

El debate sobre estos dos artículos en concreto no es nuevo y, de hecho, fueron los que dilataron el trámite de la ley del 'solo sí es sí'. La norma ya había salido del Gobierno con la incorporación de ambos (el proxenetismo no coactivo y la tercería locativa) tras ser pactados por los ministerios de Igualdad y Justicia, pero con una redacción diferente: exigían la “explotación” de la prostitución, aunque se entendía por ello “el aprovechamiento de una relación de dependencia o subordinación” entre el proxeneta o el dueño del local y la prostituta.

Los socios del Gobierno no estaban de acuerdo con que esta ley fuera el marco para incorporar estos artículos y las diferentes posiciones en torno a la prostitución llevaron a que PNV, Ciudadanos, Bildu, En Comú Podem, la CUP, ERC y JxCAT registraran enmiendas para retirarlos. Los socialistas, por su parte, pedían endurecerlos aún más. Ante el riesgo real de que la norma se quedara por el camino, los grupos negociaron durante semanas y, según ha detallado Igualdad, el Ministerio llegó a presentar “una veintena” de redacciones alternativas en busca del consenso, que no llegó a lograrse ante la posición inamovible de los socialistas.