Noventa años de disparidad en el Congreso de los Diputados, y sigue sumando

Dolores Cebrián, Carmen Cuesta, Micaela Díaz, Clara Frías o Concepción Loring son solo algunas de las dieciocho mujeres que en 1927 accedían por primera vez al Congreso de los Diputados como parlamentarias. Más de noventa años después, esa cifra ha aumentado hasta las 137 diputadas, el 39 % del total.

La incorporación de la mujer a la actividad parlamentaria se desarrolló entre luces y sombras durante la dictadura de Primo de Rivera, y no será hasta 1931 cuando se reconozca por primera vez el sufragio femenino en España, base para construir la igualdad en democracia.

Actualmente, las mujeres conforman más de la mitad de la población europea (casi un 51 %, según datos de Eurostat), una paridad que no se reproduce en los órganos de máxima representación de los países: los parlamentos.

Suecia o Finlandia son algunos de los países con mayor número de diputadas en sus respectivos hemiciclos, aunque tampoco alcanzan una igualdad plena o una mayoría parlamentaria de mujeres (46,1 % y 42,5 % respectivamente).

Las cifras demuestran que aún queda trabajo por hacer a pesar de los avances registrados cuando se cumple casi un año de la gran movilización feminista que tuvo lugar en España el 8 de marzo, el Día de la Mujer.

Una jornada en la que se exigió acabar con la desigualdad y que, en conversaciones con Efe, las políticas recuerdan y definen con las palabras “reivindicación, protagonismo o igualdad de oportunidades”.

Sofía Castañón, de Podemos, destaca que en 2018 “no nos detuvimos porque esto es imparable, porque los avances del feminismo están siendo imparables y van a seguir siéndolo”.

“Significó tomar conciencia de las políticas de igualdad y que lo que le pasa a las mujeres le importa a las personas de este país”, ha aseverado la portavoz socialista de Igualdad, Ángeles Álvarez.

Opiniones compartidas por la diputada de Ciudadanos Patricia Reyes, que ha destacado que durante el 8M “las mujeres fueron las protagonistas y han conseguido serlo a pesar de las numerosas dificultades”.

Ante el presente y el futuro, las formaciones políticas coinciden en que de manera urgente y como primer paso para acabar con la desigualdad hay que abordar la discriminación laboral, el gran obstáculo a la hora de formar una familia y progresar profesionalmente.

“Los permisos de paternidad y maternidad no son iguales. Esta es una de las causas de la brecha salarial, de la desventaja de las mujeres a la hora de ser contratadas -quieran tener hijos o no- y también del abandono por parte de algunas mujeres de su carrera profesional”, ha afirmado Reyes.

En este sentido, la portavoz adjunta del PP, María Jesús Bonilla, ha apostado por “la conciliación y la corresponsabilidad” para alcanzar la igualdad salarial.

La popular también ha incidido en que, frente al machismo, el feminismo “pretende que las mujeres participen en condiciones de igualdad, ni más ni menos que los hombres”, una actitud que contrasta con “la prepotencia de algunos varones respecto de las mujeres, que presupone que éstas tienen menos importancia”.

Por otra parte, el representante del PNV Joseba Aguirrechea ha hecho un llamamiento para que esta lucha incluya también a los hombres y que “la igualdad no sea solo la meta sino el camino hasta ella”.

Desde ERC, Carolina Telechea ha advertido que la lucha por la igualdad es una “prioridad” y “tiene que ir más allá de los partidos”, al destacar que “la sociedad no avanza sin las mujeres”.

Alberto Domingo