ENTREVISTA Volcanólogo del CSIC

Un terremoto de más de 5,5 en La Palma no está contemplado: “Sería muy raro”

Prácticamente en la misma semana, los medios se hicieron eco de terremotos en el Pirineo de Lleida, en Navarra y en Córdoba, aparte de los temblores de La Palma, que se han contado por cientos en los últimos días. Pero España no tiembla más que de costumbre. “Todo el tiempo se están produciendo terremotos en el sur, en la zona del Levante o del mar de Alborán. Son zonas de altísima sismicidad”, afirma el investigador en volcanología del CSIC y experto en reducción de riesgos naturales Pablo J. González.

Para González está claro: no es que haya más terremotos de lo normal, sino que les prestamos más atención a raíz de lo ocurrido con el volcán de Cumbre Vieja. “En estos momentos no podemos afirmar que haya ningún tipo de anomalía en la tasa de producción de seísmos en España”, asegura al otro lado del teléfono. Ante la proliferación de titulares sobre movimientos y enjambres sísmicos, el especialista apela a la calma: “Lo esperado es que en La Palma no haya terremotos superiores a 5,5”.

En España existe una alta probabilidad de que se produzcan terremotos por dos motivos: por los esfuerzos de origen tectónico y por las erupciones volcánicas. “La placa africana choca con la placa euroasiática en el sur de la Península Ibérica y en el fondo del mar de Alborán y eso hace que las fallas, las discontinuidades de la litosfera, se activen”. Este proceso es constante, lento y va liberando energía acumulada. “También tenemos la sismicidad volcánica, como hemos podido ver, asociada a las erupciones volcánicas, a la transferencia de esfuerzos debido a la acumulación de magma bajo la corteza”, explica.

¿Qué pasa en Lugo?

Las zonas más propensas a que se produzcan terremotos en España son: Andalucía, Murcia, el sur de Comunidad Valenciana, los Pirineos, el golfo de Cádiz y Canarias. ¿Y qué pasa en Galicia? “En el interior de Lugo hay una zona de sismicidad moderada que es continua en el tiempo. No corresponde con un contacto de placas y el origen de esa sismicidad todavía es un tema de investigación”, responde González.

En todo caso, hay que diferenciar entre peligrosidad y riesgo. “No todos los terremotos conllevan altos riesgos porque para que haya riesgo tiene que haber afección en la población”, aclara.

La magnitud de los terremotos puede llegar a ser mayor en el sur de España que en terrenos volcánicos como Canarias

Dependiendo de su origen, los terremotos suelen tener una magnitud u otra. “El tamaño de los terremotos es proporcional al tamaño de la falla que las origina. En zonas tectónicas, las fallas suelen tener dimensiones mayores que las fallas en terrenos volcánicos, por eso la magnitud de los terremotos puede llegar a ser mayor en el sur de España que en terrenos volcánicos como Canarias”. La escala de Richter es logarítmica. Por cada unidad de cambio (de 4 a 5, de 5 a 6 etc.) se produce una liberación de cantidad de energía 33 veces mayor.

En La Palma no se esperan sacudidas de terremotos de magnitud mayor de 5,5. “No lo tengo contemplado. Sería extraordinario, muy raro. Estamos observando que el mayor terremoto registrado por el Instituto Geográfico Nacional es de una magnitud de 4,8. Hasta una magnitud de 5,5 hay mucha más energía que liberar. Son muchísimo mayores”, aclara el científico.

“No existe un valor definitivo, pero lo normal, lo que hemos observado históricamente en las islas Canarias es que las magnitudes no suelen superar los 5 o 5,5. En el sur de la Península Ibérica, y en particular en el norte de Marruecos, en las últimas décadas, hemos observado terremotos hasta de magnitud 6,4. Eso es bastante dañino”, aclara.

El terremoto de hace diez años en Lorca fue de magnitud 5,1, “pero con la mala fortuna de que fue un terremoto muy superficial y causó una sacudida bastante considerable”. El terremoto dejó nueve fallecidos, 325 heridos y destrozos en la ciudad con un coste superior a los mil millones de euros.

¿Los enjambres sísmicos avisan de un temblor mayor?

Al menos por el momento, no está demostrado que sean el preludio de un gran terremoto, asegura el científico. Un enjambre sísmico es un período en el que se registra sismicidad de magnitud similar y concentrado en el tiempo y en el espacio. En enero de este año se produjo uno en Granada, que puso en alerta a la población.

“Ha habido muchos enjambres en el pasado que no terminan en terremotos grandes y hay enjambres sísmicos muy conocidos, como el terremoto de L'Aquila en 2009, en el centro de Italia, que desembocó en un terremoto principal de magnitud 6,3”, recuerda González. En L’Aquila murieron 309 personas, hubo 1.500 heridos y se calcula que 50.000 personas perdieron sus casas.

El origen de estos fenómenos es hoy en día un tema de investigación. Podría tratarse de migración de fluidos, múltiples fallas que se activan, una sola falla que se activa de forma asísmica sin un terremoto grande… “Si los entendiésemos mejor podríamos saber si tienen valor predictivo o no lo tienen. O cuáles de estos enjambres son identificativos de un terremoto mayor posterior y cuáles van a disiparse”, concluye.

La erupción en Cumbre Vieja coincidió en el tiempo con la del volcán Etna, en Italia. “Unos días después de la erupción en La Palma, se produjo otra relativamente explosiva en el Etna y muchos periodistas, y la población en general, se preguntaban si estos fenómenos estaban relacionados. No es así”, aclara González. El Etna es un volcán muy activo y “no es tan raro” que coincida en el tiempo con otra erupción en el mundo.

De hecho, los terremotos tampoco se pueden predecir. Expertos como González tratan de identificar zonas que pueden ser más propensas con imágenes por satélite, sensores GPS o modelos topográficos. “Si observamos la evolución de la topografía, podemos averiguar qué es lo que causa esos cambios en terremotos pasados o en erupciones volcánicas pasadas”, explica. Lo que tratan de descifrar es cómo se ha deformado el terreno o qué zonas de la corteza terrestre están sufriendo más acumulación de fuerzas. “Es un proceso que se lleva a cabo analizando datos geofísicos y que identifica que zonas son más propensas”.

“Esto no significa que podamos saber el lugar exacto y el momento exacto de un evento futuro”, pero todo este conocimiento puede ayudar a prevenir y a diseñar la normativa sobre edificación, “que respete las normas sismorresistentes”.

Un gran terremoto a cierta profundidad puede causar los mismos daños que un terremoto de menor magnitud, pero más somero, recuerda el experto. Los dos parámetros son importantes a la hora de evaluar la peligrosidad y el riesgo.