Las canguros hembras pueden tener dos embarazos a la vez: es uno de los fenómenos reproductivos más asombrosos del reino animal

Los hemos visto muchas veces, de cerca o por la televisión, quizás desconociendo uno de los elementos más extraordinarios de estos animales. Y es que la reproducción de los canguros es un proceso verdaderamente extraordinario, una maravilla de la adaptación biológica que les ha permitido prosperar en los desafiantes paisajes de Australia. Como marsupiales, las hembras poseen una característica bolsa ventral, o marsupio, que desempeña un papel fundamental como cámara de incubación postnatal, vital para la supervivencia de sus crías, que nacen en una etapa de desarrollo muy temprana. Este sistema reproductivo es uno de los más peculiares entre los animales.

La singularidad comienza con la anatomía reproductiva de la hembra. Las canguros poseen un complejo sistema con tres vaginas y dos úteros separados, cada uno conectado a una trompa de falopio y un ovario. De estas, las dos vaginas laterales son las que se utilizan para la copulación y la fecundación, mientras que la vagina central tiene una función diferente, crucial durante el parto. El macho de canguro complementa esta peculiaridad con un pene bífido, es decir, dividido en dos extremos. Durante el apareamiento, cada extremo del pene se aloja en una de las vaginas laterales, permitiendo la descarga de esperma simultáneamente en ambas, que luego asciende a los úteros para fecundar los óvulos que haya disponibles. Esta característica subraya la adaptación reproductiva a la anatomía femenina.

A diferencia de los mamíferos placentarios, los canguros no desarrollan una placenta completa. Esto resulta en un período de gestación uterina extremadamente corto, que oscila entre 28 y 36 días, situándose entre los más breves de todo el reino animal. Las crías nacen con un desarrollo fetal muy incompleto, a menudo sin pelo y sin la capacidad de oír o ver, siendo diminutas, de apenas unos 2 centímetros de estatura y pesando alrededor de 800 miligramos. Esa dificultad no les impide hacerse adultos, pero también añade un ingrediente de originalidad a la capacidad reproductiva de los canguros.

Pero sin duda uno de los factores que convierten la reproducción de los canguros en algo más que asombroso dentro del reino animal es la disposición de los dos úteros permite a la hembra de canguro gestar a la vez dos fetos distintos en diferentes estados de desarrollo. Cuando un feto ha completado su breve desarrollo uterino y es alumbrado, el otro útero puede ya estar alojando un embrión a medio camino o estar listo para recibir uno nuevo. Esto significa que, teóricamente, una hembra puede estar embarazada de forma casi permanente. Y que, de una en una, puede ir dando a luz crías de manera continua. Una de las adaptaciones más fascinantes es la diapausa embrionaria. Este fenómeno permite a la hembra interrumpir temporalmente el desarrollo de un embrión en uno de sus úteros. Cuando una cría nace y se instala en el marsupio, el desarrollo del embrión “en pausa” se detiene en un estado fisiológico de inactividad.

La diapausa embrionaria es esencial porque el marsupio de la canguro generalmente solo puede albergar una cría a la vez durante su desarrollo inicial. Al pausar un segundo embarazo, la madre asegura que el marsupio esté disponible y se optimice la crianza del recién nacido. Además, esta capacidad proporciona una ventaja de supervivencia: si la cría en el marsupio muere, el desarrollo del embrión en diapausa se reanuda rápidamente, y en pocas semanas nacerá un nuevo bebé para ocupar el marsupio vacío.

Dos tipos de leche

Esta estrategia se conoce como procreación en cadena o “reproducción en ritmo con el entorno”. Gracias a ella, una hembra de canguro puede tener hasta tres crías simultáneamente en diferentes etapas de desarrollo: una cría ya independizada pero que aún puede buscar leche fuera de la bolsa, otra lactando y desarrollándose dentro del marsupio, y un tercer embrión en latencia dentro del útero, esperando su turno. Por lo tanto, estamos ante un fenómeno extraordinario dentro del reino animal, que puede parecer estresante para ojos de un neófito en la cuestión pero que, evidentemente, forma parte del ADN de los canguros y logra su supervivencia.

Para sostener esta compleja familia de madre y tres crías de canguro, los expertos que han analizado a los canguros aseguran que la hembra ha desarrollado una habilidad asombrosa: la producción de dos tipos diferentes de leche. Cada uno de los pezones dentro del marsupio puede secretar una composición de leche específica, adaptada a las necesidades nutricionales precisas de cada cría según su edad y etapa de desarrollo. Este nivel de especialización nutricional subraya la sofisticación de la reproducción del canguro y su éxito evolutivo. Algo inaudito en otras especies, que se reproducen igualmente pero no al ritmo mencionado ni con tantas posibilidades para poder hacerlo.