Tras ocho años de trámites, dos licitaciones públicas y un exhaustivo control judicial y ambiental, el Ayuntamiento de Alovera ha concedido la licencia definitiva a la promotora Rayet Medio Ambiente S.L. para ejecutar este complejo turístico y deportivo, que supondrá una inversión de 40 millones de euros.
Según la alcaldesa, Purificación Tortuero, el proyecto “cumple con todas las garantías legales y medioambientales” y no supondrá ningún gasto para las arcas públicas. De hecho, la promotora abonará un canon de 10 millones de euros durante los 40 años de explotación previstos.
El consistorio celebra que la iniciativa, además de dinamizar la economía local, creará 140 empleos directos y convertirá al municipio en un referente del turismo interior. “Alovera es un municipio abierto y acogedor. Este proyecto nos permitirá crecer sin perder nuestra identidad”, ha señalado la regidora.
Una playa sostenible (según sus promotores)
Alovera Beach contará con la tecnología patentada por Crystal Lagoons, empresa líder en el diseño de lagunas artificiales en entornos áridos de todo el mundo, desde Egipto hasta los Emiratos Árabes. Su sistema funciona en circuito cerrado, lo que permite minimizar el consumo de agua, reemplazando solo la que se pierde por evaporación.
Desde Rayet defienden que esta tecnología “consume un 60% menos de agua que una zona verde del mismo tamaño” y que el impacto ambiental será “mínimo”. Además, la instalación incluirá sistemas de depuración de bajo impacto y materiales reciclables.
A su alrededor, se habilitarán restaurantes, zonas deportivas, chiringuitos y espacios recreativos, con la intención de atraer tanto a familias como a deportistas y turistas de toda España.
La polémica: ¿una playa o un espejismo?
No todos comparten el entusiasmo. Organizaciones como Ecologistas en Acción han calificado el proyecto de “delirante”, denunciando que recrear una playa caribeña en el centro de la península es un “despilfarro de recursos en plena crisis hídrica”.
El colectivo calcula que la laguna requerirá hasta 43 millones de litros de agua potable para su puesta en marcha y alerta de los problemas de movilidad, aparcamiento e incremento de la huella de carbono que podría generar el flujo masivo de visitantes.
También cuestionan el interés urbanístico del proyecto, que podría revalorizar los terrenos colindantes pertenecientes a la constructora Rayet y a la promotora inmobiliaria Quabit, absorbida por Neinor Homes.
Un oasis en el centro de la península
Entre defensores y detractores, lo cierto es que Alovera Beach está a punto de convertirse en una realidad. Si todo avanza según el calendario previsto, será la playa artificial más grande de Europa, superando a otros complejos similares en Suiza y Alemania.
Su apertura transformará por completo el paisaje de Guadalajara y podría cambiar el concepto de ocio en el interior de España: una playa sin mar, pero con arena, olas y sombrillas.
Ahora queda por ver si este ambicioso proyecto será recordado como una apuesta visionaria por el turismo sostenible… o como un espejismo de agua turquesa en pleno secarral castellano.