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The Guardian en español

El abogado de Trump visita en Albania al grupo opositor iraní que financió a Vox

Sadam Hussein recibe al antiguo líder de los Muyahidines del Pueblo de Irán (MeK), Masud Rayaví.

Shaun Walker

Tirana (Albania) —

Las puertas del complejo cerrado de Mujahedin-e-Khalq (MEK) [Organización de los Muyahidines del Pueblo de Irán], situada en una ladera con una suave pendiente en la Albania rural, suelen estar cerradas a cal y canto y escoltadas por dos leones de piedra y por un despliegue de guardas de seguridad albaneses. Los visitantes espontáneos no son bienvenidos a este hermético y reservado lugar en el que residen unos 2.000 integrantes de MEK.

La historia de la Organización de los Muyahidines del Pueblo de Irán es larga y complicada. Sus detractores y aquellos que en los últimos años han optado por dejar esta comunidad la describen como una organización sombría que apenas cuenta con apoyo en Irán y que tiene elementos en común con las sectas. También indican que está condenada a desaparecer ya que es una comunidad que impone unas estrictas reglas de celibato. Sin embargo, para sus defensores, entre los que se encuentran muchos políticos y, especialmente, miembros del círculo íntimo de Donald Trump, la organización ha luchado con uñas y dientes por un Irán libre y democrático y podría convertirse en el próximo grupo que gobierne el país.

Esta percepción se puso de relieve el pasado fin de semana. El grupo celebró una conferencia de donantes internacionales a la que asistieron, entre otros, el abogado de Trump [y exalcalde de Nueva York], Rudy Giuliani, el exsenador demócrata Joe Lieberman y el diputado conservador británico Matthew Offord. Giuliani describió MEK como un “gobierno en el exilio” e insinuó que podría ser la fuerza gobernante si se produce un cambio de régimen en Irán.

“Tenemos la confianza de que si hacemos un esfuerzo para derrocar el terrible régimen actual, cuanto antes mejor, no solo salvaremos vidas, sino que también podremos confiar la transición de Irán a un grupo de personas muy responsables”, señaló Offord ante una audiencia que lo aclamó.

Giuliani ha sido una presencia constante en los eventos que ha organizado MEK en los últimos años, como también lo ha sido el asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, John Bolton. Su apoyo al MEK no es nuevo. Hace años que ambos afirman que Teherán tendrá un gobierno bajo control de la organización. Sin embargo, el hecho de que ahora ambos tengan cargos de responsabilidad en la administración Trump, en un contexto en el que la situación geopolítica en Irán y la región es cada vez más tensa, hace que este apoyo sea más relevante que nunca.

En sus inicios la Organización de los Muyahidines del Pueblo de Irán era un grupo marxista-islamista que desempeñó un papel destacado en la revolución iraní de 1979 y que terminó exiliado y luchando contra el régimen iraní desde una base de operaciones en el Irak de Sadam Husein. Durante ese periodo, el MEK perdió mucho apoyo dentro de Irán.

El grupo no fue excluido de la lista de organizaciones terroristas que elabora Estados Unidos hasta 2012. Cuando la situación en Irak se deterioró tras la caída de Sadam Husein, la administración Obama medió para que el grupo fuera reubicado en Albania. En este país, en una zona rural, la organización ha construido un hermético recinto donde hombres y mujeres viven de forma completamente separada.

El mes pasado, The Guardian habló con una decena de hombres en Tirana que a lo largo de los últimos dos años han abandonado esta comunidad. No tienen pasaporte ni otro documento que los identifique y están en el limbo, sin poder trabajar ni salir del país. Su descripción de la vida dentro de esta comunidad cerrada recuerda a la atmósfera de una secta.

Los antiguos miembros explican que están prohibidos los teléfonos móviles y también mantener relación con familiares. También lo está cualquier tipo de interacción entre los hombres y las mujeres del grupo. Según ellos, los integrantes de esta comunidad pasan sus días frente al ordenador, enviando tuits y otros mensajes a favor del MEK en las redes sociales.

Todas las noches, los hombres tienen que reunirse en grupos reducidos con sus superiores para recibir “formación ideológica” y para confesar cualquier pensamiento sexual que hayan tenido a lo largo del día. “Por ejemplo, tendrías que decir: ‘vi una chica en la televisión y tuve una erección,’ o ‘esta mañana me masturbé’”, explica Hassan Heyrani, uno de los desertores.

Heyrani indica que no hay un castigo para estas confesiones más allá de una amonestación y de la humillación pública: “Si tienes que hacer este tipo de confesiones con demasiada frecuencia, tus superiores se enfadarán y dirán: '¿Cómo quieres contribuir a la libertad del pueblo iraní si tienes una erección todos los días?'”

El medio The Intercept descubrió recientemente que detrás de la identidad de un activista iraní contrario al régimen que había escrito numerosas columnas de opinión en medios de comunicación sobre Irán se escondían los trolls de la organización.

Coincidiendo con la visita de los políticos extranjeros, los miembros de MEK recibieron la orden de hacer todo lo posible para que los invitados se sintieran queridos. Heyrani recuerda la visita de John McCain en 2017, que fue recibido entre vítores por un extenso grupo de integrantes del grupo. “Tuvimos que vitorearle y aplaudir. Uno de los comandantes nos dijo: 'Habláis inglés. Por favor, decidle que es lo mejor que le ha pasado a la democracia”.

Para los líderes de MEK, la elección de Trump en 2016 fue una bendición. Los que han dejado la comunidad cerrada desde la victoria del republicano recuerdan que durante la campaña el grupo solía rezar para que ganara Trump y perdiera Hillary Clinton. Una persona que huyó de esta comunidad en 2018 señala que “Todo cambió cuando Obama terminó su mandato y Trump ganó. Algunos políticos destacados vinieron de Francia para hablar con nosotros. Nos dijeron que debíamos esperar y seguir soportando las condiciones en Albania y que si lo hacíamos, pronto gobernaríamos en Irán”.

The Guardian contactó con un portavoz de MEK en París, que no respondió al periódico. MEK tampoco ha respondido a una solicitud entregada a los guardias de seguridad que vigilan la comunidad cerrada en Albania.

Traducido por Emma Reverter

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