En pleno casco histórico de Zaragoza se encuentra El Tubo, un conjunto de calles estrechas que forman parte de la vida social y gastronómica de la ciudad. Este barrio, situado en torno a vías como Mártires, Cuatro de Agosto, Libertad, Cinegio y Estébanes, es conocido por la concentración de bares y restaurantes en un espacio reducido, además de la oportunidad de probar tapas de diversos rincones del mundo. Su ubicación, en el centro urbano y a pocos minutos a pie de la basílica del Pilar o de la plaza de España, facilita que residentes y visitantes lo integren como parte de recorridos turísticos y culturales.
El Tubo no solo destaca por su oferta hostelera, sino también por su valor patrimonial. El barrio se asienta en torno a la antigua Puerta Cinegia de la antigua muralla romana. Sus calles mantienen el trazado original de épocas pasadas y conservan edificios que datan de los siglos XVI al XIX, junto a otros rehabilitados que han incorporado locales modernos en sus plantas bajas. Este entorno hace que quienes recorren la zona se encuentren no solo con bares y restaurantes, sino también con testimonios materiales de la evolución urbana de Zaragoza.
La densidad de establecimientos en El Tubo es uno de los aspectos más característicos. La calle Estébanes concentra 17 bares y restaurantes en apenas 170 metros, lo que supone un local cada diez metros de media. En esta vía se encuentran algunos de los establecimientos más representativos de la zona, entre ellos La Miguería, El Champi, Taberna Doña Casta, Vinos Nicolás, La Ternasca o Bodegas Almau. Esa concentración convierte a Estébanes en una de las arterias principales del barrio y en un ejemplo de la intensidad hostelera de la zona.
Orígenes y transformaciones urbanas
El Tubo debe su nombre a la estrechez característica de sus calles. En su delimitación tradicional se incluyen vías como Coso (a la altura de plaza de España), Mártires, Cuatro de Agosto, Pino, Cinegio, Libertad, Blasón Aragonés y Estébanes.
Durante los Sitios de Zaragoza de 1808-1809, esa zona sufrió destrucciones severas: quedaron prácticamente destruidas edificaciones como el convento de San Francisco, el Hospital de Nuestra Señora de Gracia, la Puerta Cinegia y los inmuebles junto al Coso. La población tardó más de tres décadas en recuperar los niveles previos en ese sector, al tiempo que el desarrollo urbano reconfiguraba el espacio.
En el siglo XIX, parte de esa reconfiguración incluyó el encargo de un plano geométrico en 1846 y, en 1861, un proyecto del arquitecto José de Yarza Miñana que proponía prolongar el Paseo de la Independencia hasta la plaza del Pilar. Durante décadas, esa prolongación se estuvo debatiendo, pero nunca llegó a realizarse plenamente. En el siglo XX, El Tubo entró en un periodo de deterioro estructural hasta que, por iniciativas privadas en los últimos años, ha experimentado mejoras, rehabilitaciones y restauraciones que han recuperado parte de su identidad urbana.
Recorrido y organización de la visita
El Tubo se recorre íntegramente a pie y en poco tiempo, dado que sus calles son estrechas y peatonales. El visitante puede comenzar en la calle Estébanes y avanzar hacia Libertad, Mártires o Cuatro de Agosto, atravesando así las zonas de mayor concentración hostelera. El trazado compacto permite enlazar diferentes paradas sin necesidad de largos desplazamientos, lo que convierte al barrio en un espacio accesible y práctico para quienes disponen de pocas horas en la ciudad.
La cercanía a lugares como la plaza del Pilar, la Seo o el mercado central hace posible integrar El Tubo en recorridos más amplios por Zaragoza. De este modo, quienes se acercan a la ciudad con fines turísticos pueden combinar la visita a monumentos y museos con un recorrido gastronómico por las calles del casco antiguo. El barrio se ha consolidado así como un espacio que forma parte de la oferta turística institucional de la ciudad.
El Tubo mantiene actualizado un listado público de establecimientos con datos de localización y categoría, lo que permite al visitante consultar con antelación qué bares o restaurantes quiere visitar. Esta información se convierte en una herramienta práctica para organizar rutas y facilita el acceso a la oferta disponible. Con la suma de locales de tapas, gastronomía tradicional, vinos, cafés y cocina internacional, El Tubo mantiene una posición central en la vida gastronómica de Zaragoza y en la experiencia de quienes recorren su casco histórico.