Pocas cosas despiertan tanta unanimidad como un buen postre. Y si hablamos de los más célebres del continente, Grecia juega en otra liga. Su historia culinaria, profundamente ligada al Mediterráneo, y un recetario que mezcla herencias antiguas con costumbres familiares explican por qué los postres de Grecia siguen siendo hoy un símbolo de identidad. Entre miel, frutos secos y masas finas, estos cinco clásicos abren la puerta a un universo donde el dulce nunca es excesivo, pero sí memorable.
En este recorrido por la repostería griega asoman nombres que cualquier viajero ha escuchado —o probado—: el baklava, el galaktoboureko o los loukoumades, dulces que han cruzado fronteras sin perder su carácter. Grecia puede dividirse por islas, regiones o acentos, pero hay algo que la mantiene unida: su forma de entender el postre como un gesto cotidiano de hospitalidad.
1. Baklava
Probablemente el dulce griego más conocido fuera del país. Capas de masa filo rellenas de frutos secos y bañadas en miel o almíbar. Es intenso, aromático y se sirve en pequeñas porciones, sobre todo en celebraciones y fiestas familiares.
2. Galaktoboureko
Un pastel tradicional elaborado con sémola y crema de leche envuelta en masa filo y empapada en almíbar. Su textura cremosa y su equilibrio entre dulzor y suavidad lo convierten en un clásico de pastelerías y comidas familiares.
3. Loukoumades
Pequeños buñuelos fritos crujientes por fuera y tiernos por dentro, cubiertos de miel y, a menudo, espolvoreados con canela o frutos secos. Son habituales en ferias, fiestas populares y como postre para compartir.
4. Kataifi
Similar al baklava, pero elaborado con una masa en forma de hilos finos que envuelve el relleno de frutos secos. Tras el horneado se baña en almíbar, logrando un contraste muy marcado entre crujiente y jugoso.
5. Rizogalo
El arroz con leche a la manera griega. Se prepara con leche, arroz y azúcar, y se aromatiza con canela. Es un postre sencillo, muy común en hogares y cafeterías, y uno de los más consumidos en el día a día.