Esta plaza mayor es la única con forma cuadrangular de toda Andalucía

Cuando uno viaja por la zona norte de la península ibérica, sobre todo por la zona de Castilla y León, uno de los momentos más habituales de todo agradecido viajero es dar con una majestuosa plaza mayor. Uno de esos lugares cargados de historia, de tradiciones y, con un poco de suerte, jalonado de varios de esos locales que sobreviven al paso del tiempo y que siguen ofreciendo lo mejor de esa localidad a cuantos la visitan.

Esas plazas mayores, podríamos decir que en el 99% de los casos, son cuadrangulares, es decir, que tienen forma de cuadrado. De ahí la singularidad o la originalidad de la plaza de la Corredera, en la ciudad de Córdoba. Porque es majestuosa. Es histórica. Y es cuadrada. Pero, por aquello de las diferencias entre el norte y el sur de nuestra geografía, lo curioso de la mencionada plaza no es que sea cuadrada. Sino que es la única plaza con forma cuadrangular de toda Andalucía.

En ella y según relatan diferentes historiadores, se han celebrado desde actos de fe durante la Inquisición hasta ejecuciones durante la invasión francesa. Y también actos públicos o también privados, como pidieron en su momento los señores de Fernán Núñez o los marqueses de Priego, para celebrar bodas. La de la Corredera también ha servido de cárcel, de mercado y de plaza de toros, a la que se accedía por la calle Toril.

Se trata de un lugar sencillamente espectacular, repleto de edificaciones, monumentos y rincones que no indiferente a nadie. Situada, lógicamente, en el centro de la ciudad, tiene ese aspecto tan tradicional de plaza porticada castellana. Aunque se suprimió el enfoscado de las fachadas, se volvieron a enfoscar, utilizando en este caso tonalidades de rojo, verde y hasta ocre, colores que aludían a las corridas de toros.

Su configuración actual es fruto de diversas obras que se llevaron a cabo por el corregidor don Francisco Ronquillo Briceño entre los años 1683 y 1687. Estas se llevaron a cabo por el amago de derrumbe de uno de los graderíos de madera que se instalaban en las corridas de toros que se celebraban en este lugar. Pero nunca tuvo una reforma integral, ya que no afectó en absoluto ni a la vivienda del Corregidor ni a la cárcel, así como a la Casa de Doña Jacinta.

Cárcel y mercado

En cuanto a la vivienda del Corregidor, es un edificio construido por Hernán Ruiz III, uno de los arquitectos más reconocidos de la ciudad, entre los años 1583 y 1586. La cárcel, que estaba en los sótanos, permaneció en este lugar hasta 1821. El ayuntamiento de la ciudad, con el paso de los siglos, vendió el edificio a un empresario, que lo convirtió en una fábrica de sombreros y, posteriormente, un mercado.

José Sánchez Muñoz, hijo de un reconocido empresario, regentaba desde el año 1882 el mercado que estaba situado en los sótanos de la antigua cárcel. Fue a él a quien se le ocurrió hacer un enorme mercado al aire libre, que tuviera a esta plaza como protagonista. Así pues, logró un acuerdo con el consistorio cordobés, que le cedía los derechos de explotación durante 50 años.

Desde 1896 a 1946, este lugar fue utilizado como mercado al aire libre, considerándose como el gran mercado de la ciudad de Córdoba. Las instalaciones fueron demolidas poco después del vencimiento de ese pacto, allá por 1959. Para poder reemplazar ese histórico mercado, el alcalde de la época ordenó construir otra zona subterránea, por la que se acabaron descubriendo diversos mosaicos que pertenecían a la época romana.

Esta singular plaza de estilo castellano pero erigida en pleno sur de la península, también fue testigo de la celebración de la histórica victoria de Lepanto contra los turcos. También aseguran quienes la han estudiado que el lugar donde hoy se encuentra esta plaza se cree que en su día ocupó parte del Circo Romano. Las intervenciones arqueológicas han rescatado, de esta época, unos fabulosos mosaicos, expuestos en el Alcázar de los Reyes Cristianos.

La actual disposición rectangular y porticada con arcos en su parte inferior, entronca esta construcción con las realizadas en las ciudades castellanas, lo que la constituye como única de su especie en tierras andaluzas. Después de pasar por varios usos, como zona de celebración de actos de fe, pregones o ejecuciones durante la Invasión Francesa, hoy puede disfrutarse de una amplia gama de cafés y bares de copas, aunque hay elementos de sobra que se conservan en perfecto estado y que ayudan a quien la visite y explore a entender todo su pasado.