Para no ser cómplices de Rajoy

24 de octubre de 2015 19:50h

Mañana lunes, a las nueve y media de la noche, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, volverá a ningunear a millones de ciudadanos gracias a una pantalla de televisión. El disfraz insulta a la inteligencia. Rajoy responderá a doce preguntas de una docena de personas “seleccionadas por una empresa de estudios sociológicos”. Un intento pueril de escurrir el bulto frente a lo que debería ser obligatorio en un sistema democrático: un debate entre todos los candidatos que aspiran a la presidencia del Gobierno.

Los periodistas no somos ajenos a esta pantomima. Hace cuatro años que nos convertimos en cómplices de la estrategia de comunicación presidencial, al aceptar las declaraciones de un Presidente del Gobierno a través de una pantalla de plasma, sin abandonar la sala de prensa el primer día en que se produjo el insulto. El sistema ha perdurado y cunde peligrosamente como ejemplo. El pasado jueves por la tarde, un directivo de este medio, Iñigo S. Ugarte escribió los tres siguientes tuits:

1) “El PSOE ha hecho hoy un plasma estilo Rajoy. Discurso ante cargos del partido, periodistas en otra sala viendo el plasma”.

2) “El tema, presentación programa base para elecciones. No ha habido rueda de prensa, pero un dirigente ha respondido a preguntas off the record”.

3) “Le he dicho al redactor que no escribiera, que se tomara libre el resto de la tarde”.

Mejor no saber cuantos colegas acompañaron a ese redactor, en vez de prestarse al juego.

Para que la pantomima de mañana por la noche no siga convirtiendo en normal lo extraordinario, para que la calidad de la democracia no siga cayendo en picado, se pueden hacer cosas. ¿Modestas? Puede, pero Pilar Portero y yo hemos querido intentarlo con esta iniciativa. Necesitamos tú ayuda.

Estas son las razones por las que Mariano Rajoy debería aceptar el Debate:

Porque ya está de bien de tanto plasma. Es sano para la calidad democrática que el presidente del Gobierno se mida cara a cara con los demás candidatos.
Porque un presidente de Gobierno no puede tener miedo a confrontar sus políticas, en vivo y en directo, para que los ciudadanos decidan si eran necesarios tantos sacrificios.
Porque los ciudadanos no merecemos que el presidente de Gobierno nos ningunee y tenemos derecho a reclamar un debate abierto y plural.
Porque es un ejercicio de transparencia, de la que su Gobierno tanto ha alardeado estos cuatro años.
Porque su silla vacía en medio del debate daría la razón a quienes le reprochan que se esconde en su despacho de La Moncloa.
Porque un candidato del siglo XXI no puede continuar alejado de los ciudadanos y debe ganarse el derecho a ser escuchado por los votantes.
Porque cómo va a defender a España en los ámbitos internacionales si no es capaz de enfrentarse a los contrincantes nacionales.
Porque así demostraría que ya “no le falta piel ” y ha entendido el mensaje de los más de 2 millones de votantes que le han abandonado en las últimas elecciones.