Estudiantes de la Universidad de Sevilla reclaman explicaciones ante las denuncias por plagio contra una profesora

Una de las "evidencias" hechas llegar a la Hispalense por parte del director del Instituto Universitario de Investigación en Estudios Latinoamericanos

Javier Ramajo

Los estudiantes universitarios también tienen algo que decir ante los supuestos casos de plagio por parte de una profesora doctora del Departamento de Historia de América de la Universidad de Sevilla, denunciados formalmente por hasta tres investigadores y con desautorizaciones de varias publicaciones en varias revistas especializadas. Los alumnos del Máster de Estudios Americanos, que imparte y coordina dicho departamento, como anteriormente hicieron estudiantes de la Universidad de Sevilla, han presentado escritos ante diversas instancias académicas pidiendo explicaciones. Algunos se han negado a recibir clases con esta profesora hasta que se adopte alguna decisión al respecto. “A la vista de lo visto, no queremos que nos dé clases”.

El Defensor Universitario, el Vicerrectorado de Profesorado de la Hispalense, el decano de la Facultad de Geografía e Historia y el Departamento de Historia de América tienen en su poder la solicitud de explicaciones por parte de 25 de los 33 alumos del máster de este año, cuyas clases del segundo semestre empiezan este lunes 20. Los ocho catedráticos e investigadores del departamento, excepto la profesora señalada, ya pidieron en un comunicado más agilidad por parte de la Universidad para resolver este tipo de situaciones. Sobre el caso de esta profesora, se espera que en breve se tome algún tipo de decisión, según las fuentes consultadas.

Los estudiantes del máster, asiáticos y latinoamericanos en su mayoría, aunque también españoles y europeos, lamentan el “silencio institucional” al respecto. “Todos lo sabían pero no se nos comunicó nada; hay mucho malestar entre los alumnos”, indican fuentes estudiantiles, que señalan que la postura del alumado del máster es “prácticamente unánime” y que los ocho alumnos que no han firmado básicamente se debe a que “no están en Sevilla”. Piensan que haber recibido clases en estas circunstancias puede suponerles desprestigio a medio o largo plazo y no están dispuestos a seguir así hasta que no se aclare todo.

Un problema administrativo

“Tenemos derecho a una educación de calidad. Esta señora qué ejemplo va a ser. No es nada personal, es una cuestión académica. A nosotros se nos mira con lupa con el tema de los plagios, nos insisten mucho desde que entramos aquí en el hecho de que hay que citar bien en los artículos, de que hay que tener mucho cuidado al aludir a otros autores, etc. Nos hacen firmar un compromiso antiplagio que, si no cumplimos, prácticamente nos echan de la Universidad”, lamentan.

La primera denuncia contra esta profesora data de hace dos años y las denuncias y textos retirados han ido in crescendo. La Hispalense afirmó hace unas semanas que trabaja en un protocolo específico antiplagio pero sigue sin pronunciarse oficialmente respecto a este caso en concreto.

Algunos alumnos han pedido a la facultad, instancia responsable de los másters, que se les cambie la profesora o se les permita rematricularse en otras materias. “Es un problema administrativo serio e imprevisto que afecta a la docencia y el decano se ha tomado un par de días para responderles”, comentan fuentes cercanas al caso. Por otra parte, tres estudiantes de Trabajos de Fin de Master (TFM) que esta profesora tutelaba también pidieron un cambio de tutor. “La profesora tuvo que firmar la autorización. Esta de los estudiantes es otra dimensión del problema que agrava la cosa”, añaden las fuentes.

Desde la Delegación de Alumnos de la Facultad de Geografía e Historia prefieren mantenerse al margen “hasta que no haya una resolución al respecto”. Explican a este periódico que ellos representan a todos los alumnos y que han escuchado a “compañeros que han denunciado el caso y a otros que defienden a la profesora”. “No nos podemos posicionar y queremos mantener la imparcialidad”, señalan.

La delegación tiene constancia de la situación desde el curso pasado y también de que la Universidad está llevando a cabo las oportunas indagaciones dentro de sus “mecanismos internos”, esperando igualmente “una solución a la situación” y mostrándose en cualquier caso “contrarios a los plagios, una lacra en el mundo académico”. En esa línea les gustaría proponer, y eso sí es unánime en todo el alumnado, comentan, “una reforma universitaria para que se garantice la penalización en casos de plagio y se agilicen las resoluciones al respecto”.

“Es urgente que la Universidad se pronuncie, pues mientras lo obvie, no está haciendo ningún favor a la institución, sino todo lo contrario. Y la cautela de todos será muy garantista de la presunción de inocencia, pero prevalece en la sociedad la presunción de que algo se oculta”, consideran otras fuentes de la facultad.

Inadmisión de un escrito en noviembre

Hasta el momento, la única respuesta oficial de la Universidad llegó el pasado 30 de noviembre de la mano del vicerrector de Profesorado, inadmitiendo el escrito cursado por 14 estudiantes de la Universidad de Sevilla porque la solicitud “incide sobre el acceso a información que afecta a datos de carácter personal concernientes a la profesora Sandra Olivero”, a tenor de los criterios interpretativos seguidos por el Consejo de Transparencia y Buen Gobierno, según la respuesta, a la que ha tenido acceso este periódico, y que contiene sucesivas alusiones a diversa normativa sobre protección de datos.

“La cuestión es muy simple: la Universidad ha perdido el sentido común. Se tiene que actuar y, si ella ha copiado, no una sino varias veces, ha estafado pero no hay consecuencias. Nos preocupa como alumnos. No queremos reformular la teoría de la relatividad de Einstein, sólo aplicar el sentido común. Hay acciones que tienen consecuencias. Tiene plagios reiterativos. El problema ya no es que la profesora plagie o no, sino que se está cometiendo un encubrmiento institucional”, sentencian otras fuentes de los estudiantes.

“Esta situación tan lamentable en ningún momento ha sido explicada a los alumnos, al contrario ha existido un silencio generalizado por parte del profesorado”, decían formalmente en la misiva, inadmitida por el vicerrector y donde los estudiantes mostraban su “preocupación e incertidumbre”. “Los alumnos de este departamento se han ido informando de lo acontecido a través de lo que se publica en la red y de lo que se comenta en los pasillos de la facultad. Profesores y estudiantes de otros departamentos, facultades e incluso otras universidades hablan de este departamento por este motivo tan penoso; comentarios que recibimos desde hace dos años sin poder decir otra cosa que no sea nuestra repudio a esta práctica delictiva que degenera la profesión del historiador”, denunciaban en su carta, apoyada por la Delegación de Alumnos de la Facultad de Comunicación.

Los estudiantes consideraban “necesario abrir un debate sobre el plagio y las medidas que tenemos para detectarlo, con el objetivo de concienciar sobre la importancia que tiene proteger nuestras investigaciones a la vez que hacer buen uso de las investigaciones de otros”. De momento, dos años después de la primera denuncia procedente de Argentina, la Universidad no ha adoptado decisión alguna.

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