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Los pactos PP-Vox en Aragón: del discurso islamófobo de Nolasco a la crisis en Huesca

El jefe del Ejecutivo autonómico, Jorge Azcón, junto con el vicepresidente primero, Alejandro Nolasco.

Miguel Barluenga

Huesca —

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Vox ha elevado la temperatura política en Aragón y centra el debate alrededor de la vigencia del pacto de gobierno que permitió acceder al Pignatelli al popular Jorge Azcón. Los acuerdos entre el PP y la formación de extrema derecha en la comunidad autónoma se centralizan en las Cortes, donde el presidente comparecerá esta semana a iniciativa propia para poner voz al momento de una relación que se ha complicado con el perfil islamofóbico de su vicepresidente primero, Alejandro Nolasco, después de que rompiera en público un folleto del Ramadán en Huesca. La oposición se ha unido en bloque para pedir su cese mientras en la capital oscense el pacto de gobernabilidad en el ayuntamiento se ha quebrado.

Azcón ha invocado el artículo 240 de la cámara, que permite al gobierno marcar el paso y fijar las cuestiones que se van a tratar en el siguiente pleno. De esta manera ha esquivado la solicitud de PSOE, Chunta, Teruel Existe, Podemos e Izquierda Unida de comparecer después de que ,las cinco formaciones registrasen una proposición no de ley reclamando la destitución de Nolasco. Entre el jueves y el viernes el barro regresará al Pignatelli y se prevén dos jornadas tensas en las que Vox volverá a aglutinar los mensajes que intercambiarán gobierno y oposición. Una previsión que, señalan fuentes populares, no debería dañar la imagen del presidente. Hablan de la “conveniencia” de que sean Vox y Nolasco los que encajen los golpes en lo que se entiende como “una labor de desgaste sostenida en el tiempo” mientras el PP se “desmarca absolutamente” de las palabras del vicepresidente primero.

Mientras, las formaciones de izquierdas subrayan la “evidencia” de criticar lo que representan PP y Vox en Aragón. La portavoz socialista, Mayte Pérez, se refiera a una “utilización torticera” del parlamento para beneficio propio. Percibe la situación como un “intento deliberado” de dificultar el trabajo de la oposición, y tilda la actitud del presidente aragonés de “antidemocrática”. Con el artículo 240, el tiempo para la exposición de los diferentes grupos parlamentarios mengua de los 15 a cinco minutos: “Que dé la cara, aclare sus relaciones y explique si existe esa complicidad necesaria entre dos socios para que el ejecutivo tenga estabilidad”, valora.

“El presidente Azcón tiene miedo al debate político en las Cortes”, denuncia el coordinador general y portavoz parlamentario de Izquierda Unida, Álvaro Sanz. Un “desprecio” a la labor de la oposición con la que Azcón “reconoce que tiene un problema con su vicepresidente”, al que debe “cesar por sus declaraciones”. Para Sanz, “el señor Azcón y el Partido Popular tienen miedo”. El interrogante se abre con el PAR, que no se suscribió al acuerdo de los partidos de izquierdas y respaldó al líder popular para su investidura, a cambio de algunas direcciones generales y altos cargos.

“Respetamos profundamente la postura del resto de partidos de la oposición, pero en nuestro caso hemos decidido que una vez clara nuestra postura, no vamos a permitir que Vox paralice el trabajo que hay que hacer para todos los aragoneses”, manifiesta el portavoz de Teruel Existe, Tomás Guitarte. A su juicio, “se trata de polémicas interesadas, artificiales, que no aportan nada a la gobernanza de esta comunidad, y que, además, estamos seguros que no va a ser la última vez que ocurra”. Para Guitarte, “es lamentable es que el presidente de Aragón venga al pleno a comparecer después de que la oposición y la opinión pública le hayan obligado a hacerlo, y no porque le apeteciera, ni porque sintiera que tenía que dar explicaciones, sino porque le han obligado las circunstancias”.

Azcón se ha manifestado de manera reiterada y rotunda como “diferente” a Vox y, en este marco, defiende que dos partidos con un proyecto común pueden presentar divergencias. “No es el único problema” que tiene Aragón, insiste, y atribuye los gobiernos de coalición a los resultados de las recientes elecciones autonómicas y municipales porque la ciudadanía “ha confiado en el PP y también en Vox. Nos tenemos que centrar en las cuestiones que nos unen frente a las que nos separan, que las hay y las habrá en el futuro”. La tensión regional se ha trasladado a Huesca en el convulso mes de marzo.

PP y Vox se han disparado fuego cruzado en las últimas semanas en el ayuntamiento oscense a raíz de divergencias que comenzaron a principios de año y se han escenificado ahora con la ruptura del pacto de gobernabilidad. Los populares cuentan con 12 de lo 25 concejales del consistorio y necesitan un apoyo que han encontrado en el exconcejal de Vox Antonio Laborda, que ha abandonado la formación de ultra derecha entre acusaciones de mala praxis y continúa ahora como adscrito. “Vale ya de hablar de Vox, que hay problemas en la ciudad que resolver”, reclama la alcaldesa Lorena Orduna. Una postura similar a la de Azcón, con la diferencia de que en las Cortes sí se da una coalición de gobierno que esta semana pasará otra reválida.

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