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‘Espolón Tournier’ en Les Droites

EspolonTournier

Por: Marc Toralles

A mediados del pasado mes de marzo, Marc Toralles, junto con Bru, se dirigía con paso firme hacia el pie del Espolón Tournier. Todavía era invierno y hacía frío, pero este había sido un año seco en el macizo, así que se decidieron a escalar esta clásica de la cara norte de las Droites. Así nos lo relata el propio Marc:

“Este año toca escalar las vías de verano en invierno… En diciembre escalamos la vía Allain-Leininger, situada a la cara norte del Petit Dru, debido también a la falta de nieve…

La intención en esta ocasión era hacer una ruta de varios días con esquís, pero, ¿todavía no sé cómo hemos terminado aquí? El día 13 por la noche llegamos a Chamonix ya de noche. Durante la cena, después de algunas cervezas, acabamos cambiando los esquís por los piolets. Así que por la mañana tocaba preparar todo y comprar gas y comida.

Finalmente nos plantamos al pie del Espolón a las 12:30h. Durante esa tarde escalamos unos 300 metros. La escalada con piolets y crampones resulta complicada y lenta. Debido al frío no podemos escalar sin guantes, excepto en tramos puntuales donde la dificultad nos obliga a escalar con las manos.

Decidimos escalar hasta que encontremos un lugar donde hacer el primer vivac. Por suerte, encontramos uno justo antes de que se nos haga de noche. Hacer una plataforma en la nieve nos ayuda a entrar en calor. Cenamos y, rápidamente, nos metemos en los sacos para mantener el calor. A Bru le ha tocado el peor sitio y pasa una mala noche, ya que la plataforma tenía un poco de pendiente y poco a poco resbalaba hacia el vacío…

Por la mañana, nos cuesta mucho salir del saco, ¡el frío es intenso! Desayunamos todavía dentro de los sacos. A las 7:30h estamos en marcha.

Seguimos escalando sin reseña, buscando el camino más fácil. La vía resulta ser muy sinuosa, lo que implica escalar muchos metros y ganar poco desnivel. Llegamos a un punto donde nos hemos salido de la ruta. Para volver a enlazar con la ruta, Bru hace el largo más difícil de la vía. 50 metros verticales con una dificultad de 6b combinado con mixto que con las botas resulta curioso. Este tramo nos hace perder bastante tiempo, pero seguimos a buen ritmo. Llegados a este punto empezamos a percibir la inmensidad de la pared. Sabemos que hoy no llegaremos a la cima. Vamos ganando metros combinando tramos de roca con otros mixtos y de hielo.

Ahora sí, revisando la reseña vemos que marca un vivac unos 200 metros más arriba. Lo alcanzamos antes de que oscurezca ¡Perfecto! Nos da tiempo a cavar una plataforma para pasar la noche. Aquí el frío es intenso y sopla viento de unos 30km/h. Pese a llevar sacos de -18cº confort dormimos con toda la ropa puesta sin que nos sobre nada… al contrario.

El 15 suena el despertador igual que el día anterior, a las 6am, pero no hay quien salga del saco… ¡Hace un frio de narices! Desayunamos metidos en el saco hasta que toca salir… A las 8:30h nos ponemos en marcha. Esta última parte de la pared combina tramos de escalada mixta con tramos de hielo negro, el cual pone a prueba la resistencia de nuestros gemelos.

El cansancio empieza a notarse y no podemos ir tan deprisa como nos gustaría, pero la motivación de llegar a la cima y bajar a dormir al refugio Couvercle nos hace mantenernos a tope. Llegamos a la cima, calculo que sobre las 17:30h. Celebramos la cima y al lío…

Podemos hacer parte de los rapeles hacia la cara sur con luz. No conocemos el descenso y se agradece ver un poco hacia donde rapelas… Después resultó ser una goulotte muy evidente hasta unas campas de nieve. Tras un largo descenso llegamos sobre las 23:30h al refugio Couvercle.

El día 17 salimos temprano dirección la estación de tren de Montemvers, antes que se caliente la nieve y nos hundamos hasta las rodillas. Las escaleras de ascenso al tren se hacen interminables, pero, poco a poco, llegamos. Ahora solo queda bajar a Chamonix, coger unos esquís que nos prestan “Carlitos” y Martín, subir a Grands Montets esquiar hasta el pie de vía, recoger los esquís y botas y bajar esquiando hasta Argentier donde tenemos el coche… ¡Ahora sí! Directos a comer pizza en Chamonix.

¡Muchas gracias a Carlos Molina y Martín López por acogernos en su casa y prestarnos los esquís!

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