Poca expectación popular en la visita de los Príncipes a Tenerife

Los Príncipes de Asturias, Felipe y Letizia, plantan una palmera durante la inauguración del Palmetum, en Santa Cruz de Tenerife,

Belén Molina

Santa Cruz de Tenerife —

“Nos encantará animar vuestro futuro, que es el nuestro, siempre que así lo queráis”. Fue una frase pronunciada por el príncipe Felipe en su breve discurso, tras descubrir la placa que ha dado por inaugurado oficialmente el Palmétum de Santa Cruz de Tenerife, una montaña creada sobre escombros de un viejo vertedero y que ahora se ha convertido en un jardín botánico.

Es una frase que ya ha repetido, en esencia, el Rey Juan Carlos en discursos recientes, como el de la pasada Nochebuena, y que viene a recalcar que en la Casa Real son muy conscientes de que no corren buenos tiempos para la monarquía. La muestra es la poca expectación popular, o casi ninguna, que ha generado esta visita de los herederos a la Corona, ya que apenas había cincuenta personas a la entrada al Palmétum esperando ver de cerca a los Príncipes de Asturias.

Claro que por parte contraria, y nunca mejor dicho porque no les permitieron pasar de la acera de enfrente a la entrada, había aún menos republicanos, concretamente, diecinueve personas y cuatro banderas con los tres colores que aguantaron bajo el sol la hora larga que duró el recorrido de la comitiva por los recovecos del que se anuncia como uno de los jardines de palmeras más importantes de Europa.

Muchos más, en torno a un centenar de altos y medianos cargos públicos, acompañaron a Don Felipe y Doña Letizia en la visita al Palmétum. Asistió todo el pleno del Cabildo de Tenerife, toda la corporación municipal de Santa Cruz de Tenerife, y más personas calificadas como representantes de la Sociedad Civil, entre los que estaba el ex presidente de la Cámara de Comercio y litigante contra el Ayuntamiento por el caso Las Teresitas, Ignacio González.

Los Príncipes llegaron acompañados por el ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, y a la entrada les esperaban el presidente del Gobierno, Paulino Rivero; el alcalde de Santa Cruz, José Manuel Bermúdez (al que algunos periodistas llegados de Madrid le cambiaron el apellido por el de Carmona) y el presidente del Parlamento regional, Antonio Castro, además de autoridades militares.

La visita fue planificada de forma que Sus Altezas Reales se fueran encontrando comitivas diversas en cada recodo del camino. Carlo Morici, una autoridad en palmeras, biólogo y directivo para Europa de la International Palm Society, ejerció de guía, y explicó con detalle las características de los ejemplares, llegados de los cinco continentes, que crecen en el Palmétum, como la Tahína, descubierta en 2008 por científicos de los reales jardines botánicos de Londres, u otras especies que están en situación crítica de extinción.

Tras plantar una palmera endémica de Jamaica, llegaron los discursos. El alcalde de Santa Cruz de Tenerife se refirió al esfuerzo de haber creado “un milagro vegetal” en las peores condiciones, mientras que el Príncipe de Asturias lo puso como ejemplo “para afrontar las dificultades que afectan a tantas personas en España y en Canarias”.

El Palmétum, que comenzó a crearse en 1990 y que ha costado 10 millones de euros, parte de ellos procedentes de la Unión Europea, alberga unas 2.000 especies vegetales de las que casi 500 son palmeras, sobre una superficie de unos 120.000 metros cuadrados.

El alcalde de Santa Cruz destacó sus espectaculares vistas a la ciudad, al mar y al macizo de Anaga, pero calló la apabullante vista que también tiene sobre la refinería de Cepsa y sus tanques.

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