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El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

‘Evita’ rebela a los creadores canarios

Juan José Cardona y Luis Acosta. (SGAE)

Carlos Sosa

De repente la Fundación Auditorio Teatro, es decir, la fundación que dirige los destinos del auditorio Alfredo Kraus y del teatro Pérez Galdós, ha descubierto a Andrew Lloyd Webber y ese género tan popular que es el musical. Ya les hemos contado en este periódico que el equipo a cuyo frente se encuentra el economista Luis Acosta ha programado para el mes de julio media docena de funciones de Evita, el musical más longevo de la historia, con fecha de nacimiento en 1978 y último revival en 2012. Vendrá en su versión inglesa, con su producción inglesa, con sus músicos, sus actores y sus operarios ingleses, lo que significa que el coste de la producción, unos 600.000 euros, se irá íntegro para Gran Bretaña en una muestra más de las buenas políticas de promoción cultural de ese organismo dependiente del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y del Cabildo de la isla. Una producción que asume la fundación a riesgo y ventura, es decir, que espera cubrir con la venta de entradas a un precio bastante inalcanzable para muchas economías isleñas, entre 25 y 70 euros la localidad, lo que combinado con las 1.000 butacas que como mucho tienen visibilidad en el teatro Pérez Galdós, obligará a alcanzar una ocupación del cien por cien. El cabreo entre el colectivo de creadores y músicos canarios es de órdago, y no porque tengan nada contra el musical o se opongan a que se produzcan obras extranjeras, sino porque la trayectoria de la fundación es la de negarles constantemente el pan y la sal, apenas programar producciones canarias y tratarlos como si fueran organizadores de un congreso de dentistas. Este lunes volvieron a reunirse en el marco de la Fundación Sgae (Sociedad General de Autores y Editores) y decidieron decirle al alcalde de la ciudad, Juan José Cardona, que hasta aquí han llegado, que debe producir un relevo al frente del equipo que gestiona el auditorio y el teatro porque su gestión de estos dos espacios públicos es catastrófica.

 

 

Divide y vencerás

La unanimidad entre los creadores y artistas no existe. Unos pocos de ellos se mostraron este lunes contrarios a medidas de presión que pudieran perturbar al gerente de la fundación, Luis Acosta. Sus compañeros les entendieron y les intentaron hacer ver que por mucho que con ellos haya habido algún pequeño detalle diferenciador, el conjunto del colectivo sale perdiendo. ¿Detalles diferenciadores? Efectivamente, no siempre se aplica la tarifa a rajatabla cuando de alquilar espacios públicos de esta fundación se trata. Acosta es acusado por los artistas de dividir para intentar vencer y de aprovecharse de la confidencialidad de cada contrato para no transparentar las condiciones que tiene cada cual según sean las simpatías que despierte, tanto a él como al partido que lo puso en tiempos de su primo José Manuel Soria, el PP. En el otro lado, en el de las desafecciones, se sitúan promotores y artistas a los que directamente Luis Acosta se niega a recibir, como si dirigiera una empresa privada y no una fundación pública. En ese extremo sitúan a Manuel González, (Mestisay), Israel Reyes (Clapso) y Germán Arias. Quizás sean ellos los más significados protestantes contra la política de gestión cultural de estos dos espacios públicos, aunque en honor a la verdad hay otros muchos creadores que llevan tiempo clamando en el desierto. En la época de Jerónimo Saavedra se le pidió un relevo en la fundación, pero el alcalde socialista no transigió alegando que Luis Acosta presentaba un equilibrio presupuestario digno de encomio en tiempos de crisis. Y eso lo elogian también sus críticos, pero insisten en que no está reñida con la contabilidad una programación lógica, con criterio, que combine las grandes producciones nacionales y extranjeras con las locales en una proporción que sea razonable. Todos ponen como ejemplo la gestión en el teatro Cuyás, dependiente del Cabildo de Gran Canaria, donde su programador, Gonzalo Ubani, y su gerente, Juan Marques, son elogiados por todo el sector cultural con escasísimas excepciones.

 

12.000 euros benéficos

Hay ejemplos a patadas del mal trato que los creadores dicen recibir de Luis Acosta y de su equipo. Y a esas críticas se suman otros programadores y productores que pretenden utilizar esos espacios públicos para sus creaciones o producciones. El Festival de Música de Canarias, una iniciativa puramente pública, tiene que dejarse más de 60.000 euros cada año en el auditorio Alfredo Kraus, lo que reduce notablemente su capacidad de contratación. El auditorio cobra por todo, desde un micrófono hasta un despacho auxiliar o una sala para ensayos. Que le pregunten a la productora que ha montado la minigira de despedida de Mari Sánchez, que tuvo que llevarse a la artista a otro espacio para los ensayos al conocer que se le iban a cobrar dos días de alquiler por una sola actuación. Aunque quizás la anécdota más elocuente haya sido la de la Banda Municipal de Las Palmas de Gran Canaria, que en su intento por recaudar fondos para acudir a un festival internacional de su modalidad en Chicago se dio de bruces contra el furor recaudatorio del auditorio propiedad del mismo Ayuntamiento del que ambas entidades dependen. Con artistas como Los Gofiones actuando sin caché para apoyarla en su intento por saltar el charco, la Banda Municipal logró recaudar en sus actuaciones en el Alfredo Kraus la discreta cantidad de 12.800 euros. Pero cuando sus músicos se las prometían muy felices llegó la descomunal factura del auditorio: 12.000 euros, lo que dejaba en unos escuálidos 800 el resultado del esfuerzo de tantos días de organización.

Tenerife contraprograma

Las espadas están en alto. Los artistas han decidido plantarse ya ante la gerencia de la Fundación Auditorio Teatro y han contado todas sus desagradables experiencias al alcalde de la ciudad, Juan José Cardona, que ha prometido mirar con atención el asunto, particularmente el del musical Evita. En estos momentos esa producción tiene más posibilidades de cancelarse que de celebrarse, particularmente porque al alcalde no le apetece nada en absoluto tener una revuelta cultural tras conocerse que se quita de encima a la que ha sido desde hace más de diez años concejala del gremio, Isabel García Bolta. Sabe, además, que el contrato con los titulares de los derechos de Evita contiene una cláusula de rescisión que permite romper el acuerdo en caso de que la venta de entradas no sea la pretendida, lo que ya se está dando a estas alturas. Y eso que la fundación, en aplicación de su continua pésima política de publicidad, está echando el resto anunciando Evita por todas las esquinas, sin criterio y a barullo. Que una producción extranjera prevista para julio acapare todos los esfuerzos promocionales deja sin opción alguna las demás acciones programadas con carácter inmediato. Y hablando de programación: tras conocer las intenciones de Gran Canaria de programar para julio el musical Evita en su versión inglesa original, el auditorio de Tenerife ha encargado a Jaime Azpilicueta que monte la adaptación española de esa misma obra, es decir, la que protagonizó en España en 1980 la popular Paloma San Basilio. Tras el éxito cosechado con el remake de Jesucristo Superstar en diciembre, el auditorio Adán Martín se dispone a restregar por los besos a su colega de Gran Canaria una producción infinitamente más económica, con entradas más baratas y, para colmo, con músicos y actores locales. Ya se podrán imaginar lo que eso empieza a escocer en la fundación de Luis Acosta, por mucho que de momento se estén riendo por la iniciativa.

  

La foto inoportuna

El PSOE tiene un problema grave con Casimiro Curbelo. O mejor dicho, varios problemas graves con Casimiro Curbelo. Cayó en desgracia entre los suyos cuando protagonizó aquel desafortunado incidente a la salida de un local de alterne de Madrid que desembocó en su dimisión como senador del Reino y su desistimiento a seguir en la vida política de la Villa y Corte. El gomero no lo perdonó y tanto empeño ha puesto en demostrar que los que se pasaron fueron los policías que está a punto de conseguir que condenen a los que le detuvieron sin recibir él, que sepamos de momento, condena judicial alguna. Pero sobre su frente quedó la marca. Recluido en su fortín gomero se enfrentó a la dirección regional del PSOE, no se sabe muy bien si por principios o si por no haberse sentido arropado. O si por ambas cosas a la vez. Su debilidad fue aprovechada por los que dentro del partido llevaban años soñando con moverle el trono de virrey gomero, y removieron cielos y tierra hasta conseguir que la comisión de listas de Ferraz lo dejara fuera de juego por estar imputado en una causa cuyo futuro procesal en estos momentos no es capaz de garantizar ni siquiera la juez que la está instruyendo. La irradiación ha sido brutal, y a lo que en principio fue un resignado apartamiento se ha convertido en un enfrentamiento sin cuartel, recrudecido por las encuestas que dicen que hasta podría levantarle al PSOE dos de sus diputados por la isla. Ahora le tiran todo tipo de trastos y enseres a la cabeza sabedores, los socialistas, de que si no lo tumban ahora no lo van a tumbar antes de que él se retire voluntariamente. La candidata socialista, Patricia Hernández, que lo apoyó hasta el límite del riesgo, no quiere saber ya nada de él porque un diputado en tiempos de tribulaciones es un diputado. Por eso ordenó este miércoles que fuera retirada del envío de prensa esta fotografía que apareció junto a una de sus notas de jornada. La hemos recuperado para todos ustedes. Es de no hace mucho, del día que Pedro Sánchez visitó Tenerife para dar la bendición apostólica a Patricia Hernández. Ahí, en las primeras filas, Casimiro Curbelo sigue con interés las evoluciones de la candidata que con mucho esfuerzo apoyó desde la isla de La Gomera.

 

Nostalgia de Coquillos

Se llenó hasta la bandera el Club La Provincia, en Las Palmas de Gran Canaria, para conmemorar el vigésimo quinto cumpleaños de Los Coquillos, una de las bandas más señeras y queridas del panorama musical contemporáneo canario. Tres periodistas (Diego Hernández, Antonio F. de la Gándara y Mario Alonso) intentaron ejercer de maestros de ceremonia, lo que frustró con el talento y el talante de siempre el líder coquillo, Ginés Cedrés. Sus hermanos Miguel y Fran (el más oculto de los tres) y desde Berlín, vía Skype, Miguelo Arencibia, hicieron un amplio recorrido por su trayectoria con la ayuda de casi todos los músicos que les han acompañado en alguna ocasión. Una pequeña sesión vintage, como la calificó Ginés, sirvió para rememorar canciones de la banda, unas más conocidas que otras, que tuvo su momento más álgido con la canción más completa y redonda de la banda (no por ello la más exitosa), el irrepetible Sí, sí, sí. Hubo momentos para las lamentaciones y también para una pequeña autocrítica: ¿por qué no triunfaron a lo grande Los Coquillos? Después de 25 años y de muchos tanteos, parece evidente que su éxito se redujo casi en exclusiva al consumo local por motivos tan variados como una mala elección de discográfica, una mala gestión de manager y la maldita insularidad que condena a los que se quedan aquí. También para el regocijo, recuerdos imborrables de giras y de actuaciones grandiosas como las de los Womad de Cáceres y Canarias tras aquellos inicios febriles en el Cuasquías de la calle Venegas. ¿Volverán a juntarse? No es descartable, por mucho que Miguelo lo viera difícil desde su casa en Berlín.

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