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Una instalación pionera en medio ambiente, abandonada por falta de fondos

Planta de emisión abierta de CO2 en Las Tablas de Daimiel (Ciudad Real) parada / Foto: Salvador Sánchez

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Las Tablas de Daimiel, dentro de su organización como Parque Natural único en Europa y de especial diferenciación en el mundo, alberga uno de los proyectos pioneros en el mundo a nivel ecológico: la primera instalación de emisión de dióxido de carbono (CO2) abierta. Esta instalación inyecta en el aire de la zona dióxido de carbono para adaptar el ambiente al óptimo de las plantas en función de su etapa de crecimiento o época del año, así como probar su interacción con la atmósfera de dentro de varios años. En el mundo no funciona actualmente ningún proyecto similar que se decidió poner en marcha en la diversidad de las Tablas.

Sin embargo el proyecto actualmente está parado por falta de financiación. En 2012 y 2013 sí se pudo llevar a cabo y el problema es que si sigue parado, los estudios de esos dos años de funcionamiento acabarán en nada, ya que habría que volver a empezar las mediciones y controles desde cero para volver a reemprender el proyecto. Aparte del trabajo de dos años se perdería una nueva oportunidad para que Castilla-La Mancha estuviera a la vanguardia de I+D+i ya que este proyecto requiere la medición del ecosistema durante varios años.

Es algo que ha alertado el propio responsable de la instalación, Salvador Sánchez-Carrillo, investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales. “Gran parte del valor de este tipo de investigaciones reside en la observación a largo plazo pero, lamentablemente, el proyecto ha dejado de tener financiación y solo hemos podido obtener datos durante 2012 y 2013. Llevamos un año parados y si la situación no cambia y no logramos esa continuidad, habrá que empezar de nuevo”. Todo está construido y lo único que hace falta es lo que los expertos llaman 'el combustible', es decir, el dióxido de carbono. “Es desolador invertir tanto dinero y esfuerzo en un experimento único como este y ver que no se puede continuar por falta de combustible”.

“La parte más costosa del proyecto, el mecanismo, está montado y acabamos de comprobar que funciona pero nos falta el CO2 para poder continuar con el proyecto de investigación”. El proyecto consta de decenas de sensores y válvulas que miden al segundo el dióxido de carbono que hay en la atmósfera, y se puede alterar su concentración, por lo que el experimento también se usa para conocer qué pasará con el ecosistema de varios tipos de plantas dentro de décadas, cuando el CO2 en la atmósfera esté mucho más presente.

Este tipo de instalación se ha realizado en recintos cerrados pero no en un entorno abierto, lo que requiere de mucha más instalación inicial para acotar el área de trabajo donde poder alterar la concentración de CO2. Gracias a las mediciones de distintos sensores que valoran desde temperatura hasta viento, se puede mantener en ese área la concentración que los expertos quieran mantener soltando más CO2 si es necesario. “Se han probado en bosques y cultivos agrícolas pero esta es la primera vez que se hace en un humedal”. También los científicos con esta instalación estaban consiguiendo datos interesantes sobre el comportamiento de determinadas plantas con el cambio climático, algo que por otra parte está cerca de perderse sin la financiación necesaria.

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