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El arte como sustituto de Internet

Yves Tumor en Drugstore Beograd | Resonate 2017

Marta Peirano

Belgrado es una isla encajada entre oriente y occidente, entre el Sava y el Danubio, entre la miseria y la gentrificación. Dicen que es la nueva Berlín. Otras ciudades que son, han sido o serán la nueva Berlín: Ljubljana, Riga, Leipzig, Tallin, Lisboa. En su contra: clima frío y húmedo, pobreza en-tu-cara, cicatrices recientes de la última guerra, la posibilidad de otra, corrupción. A su favor: alquileres baratos, excelente falafel, nivel alto de inglés y medio de español, gracias a una larga afición a los culebrones y a la falta de doblaje. Por encima de todo, la belleza dilapidada de una ciudad cuya escena política, tecnológica y cultural envejece a las capitales culturales de Europa.

A su lado Berlín parece hedonista, burguesa, acomodada e intrascendente; Londres y París son brokers de bolsa y Copenhague es un centro comercial. En la capital serbia todo es a vida o muerte. Este es el contexto de la VI edición de Resonate, el festival de tecnología creativa, diseños radicales y música experimental, que se inauguró en el 17º día de manifestaciones masivas contra Aleksandar Vucic, su nuevo primner ministro.

Hubo 3.000 personas, 55 conferencias, 30 actuaciones y 11 talleres. Este aperitivo de cosas interesantes precede a una serie de artículos de próxima publicación. 

Joana Moll: vigilando a los vigilantes

Los talleres de Joana Moll son el tiempo mejor invertido en un festival, sea cual sea. El de Resonate duraba dos días de seis horas cada uno y faltó tiempo. La idea es mostrar la arquitectura invisible de nuestras comunicaciones, entender qué lugar ocupa, cómo opera y cuánta energía consume. Después, desenterrar los intereses de las empresas que controlan y trafican con la  y hacerse con un pequeño arsenal de herramientas forenses para identificar sus dudosas prácticas y neutralizarlas. Todo para poder ofrecer resistencia sin tener que renunciar al mundo. Poca broma. 

Por ejemplo, Joana explica las vías de recogida de información sobre nosotros para empresas, agencias de seguridad y otras organizaciones, de buscadores a cookies pasando por ondas electromagnéticas. Pero también explica lo que buscan y venden empresas como ACXIOM, la mayor compañía de data brokers del mundo occidental. Como que el perfil más valioso del mercado es un hombre blanco de entre 36 y 45 años que se levanta temprano y es runner, está casado pero no tiene niños, le gusta viajar y ver Seinfield. ACXION tiene 700 millones de perfiles segmentados en al menos 1.270 categorías. Algunas son más benévolas que otras.

La densidad de información contenida el taller es imposible de reproducir aquí. Como se dice vulgarmente, mejor ver. Por suerte, Joana es co-fundadora del Grupo de Investigación de las Políticas de Interfaces Críticas del centro de producción barcelonés HANGAR. donde imparte talleres como este.

A menudo trabaja en compañía de Vladan Joler de SHARE LAB, un estudio serbio que investiga el flujo y la acumulación de nuestros datos por el mundo y lo materializa en flamantes visualizaciones. Con su serie sobre Facebook, su investigación sobre The Hacking Team, los Bancos de datos y la mano de obra algorítmica o su anatomía de los hilos invisibles de la Vigilancia, Share Lab se ha configurado ya como el hijo legítimo del mítico They Rule. Imprescindible. 

Gene Kogan: aprendizaje automático para humanos atípicos

“La mayoría de la gente no sabe lo mucho que el Machine Learning afecta a sus vidas”, asegura Gene Kogan, el típico programador de origen ruso criado en EEUU y residente en Berlín. El ML o Aprendizaje automático es la rama de la inteligencia artificial que se ocupa de recoger datos, procesarlos y reinvertirlos en el sistema para hacerlo mejor. Funciona cuando sacas dinero, coges un vehículo, evitas el spam, recibes un diagnóstico médico o añades una canción a tu lista de Spotify. También cuando te escanean el dedo o subes una foto al Facebook.

El proyecto de Kogan es enseñar ML a los artistas, con el doble propósito de demostrar sus poderes y de ponerlos al servicio del bien. Si parece absurdo o exagerado, recordemos cómo la liberación del motor de Unreal Tournament produjo el fascinante mundo del videojuego protesta, político y documental. Como decía Tale of Tales, hay tecnologías “demasiado importantes para dejarlas en manos de compañías de juguetes y máquinas de propaganda”. 

Google tiene un proyecto artístico basado en ML, se llama Deepdream y produce inquietantes resultados (como de máquinas en viaje lisérgico). Kogan lo usa para demostrar cómo “ven” las redes neuronales y para hacer cosas como convertir el dibujo de una guitarra en una guitarra. También para reimaginar el encuentro de Alicia con el sombrerero loco. Un poco como La Nueva Estética antes de ser arruinada por la academia y el establishment.

El Berghain serbio: Drugstore Beograd

Todas las grandes ciudades de los Balcanes tienen una agitada vida nocturna, con una increíble agenda internacional de conciertos a precios ridículos en espacios industriales de exquisito brutalismo soviético. Ejemplo perfecto es Drugstore Beograd, una catedral de hormigón donde antes hubo un matadero y que está situada en Palilula, el más septentrional de sus 17 distritos. Caben mil personas repartidas en una nave gigantesca y dos salas adyacentes y allí ocurre la mayor parte de la programación nocturna del festival. El equipo de sonido es una barbarie. 

El otro aspecto característico de la escena electrónica balcánica es que tiene una obsesión por los visuales en directo y las capas densas de sonido experimental que los grandes festivales occidentales perdieron hace años. Consecuentemente, pasaron por Drugstore las grandes epopeyas espaciales de Roly Porter, el maquinismo implacable de Peder Mannerfelt y el nihilismo del productor estadounidense Yves Tumor. Un lineup internacional que fue acompañado con rigor apocalíptico por una selección de DJs locales como Mirko Lazović, STEPNIAK (Jan Nemeček + Kӣr), Kristijan Šajković, etc. 

La última noche, el Drugstore cerró el festival con una tronada comisariada por Sónar. A destacar: el combo de visuales de nuestra Alba G. Corral con la música del artista serbio REGEN, la telenovela espacial de Geir Jenssen AKA Biosphere, donde los loops eran trozos de películas de ciencia ficción utópica y el queer-punk-rap de Mykki Blanco, que había conducido desde Berlín sin haber dormido (fiesta loca, larga historia) y sacudió al personal con una descarga de puro voltaje. 

Mathew Plummer Fernandez: humor involuntario en la era de la automatización 

Inesperado e hilarante, Plummer-Fernandez hace esculturas en 3D, solo que el código que las genera suele haber sufrido algún percance, de consecuencia estrepitosa e hilarante. A menudo empieza con un problema de derechos que se traduce en un código que restringe las capacidades técnicas de la impresora. Es el caso de este Mickey Mouse, que ha sido sometido a un proceso de “alisado” de bordes para hasta distinguirse lo suficiente del original para que lo reproduzca una impresora 3D que se niega a imprimir Mickeys por orden de fábrica. Dice el autor:

Disney me fascina porque paradojicamente fue pionero de la cultura remix, haciendo sus propias versiones de personajes en el dominio público como Cenicienta y Blancanieves. Y, sin embargo, la compañía es totalmente hostil a cualquier intento de copiar sus creaciones. En 1976, Disney y otras demandaron con éxito a Sony por desarrollar la grabadora Betamax, por ser un dispositivo que  podía ser usado para la infracción de copyright. Además de tener registrado el copyright, Mickey es una marca, para asegurarse de que jamás entra en el dominio público, y la compañía hace lobby constantemente para alargar la ley estadounidense de Copyright (por eso conocida como la Ley de protección de Mickey Mouse). Un insider de Disney reveló también que el diseño de Mickey cambia constantemente (como cuando perdió la cola) para resetear la fecha de su copyright. 

Post-colonialismo digital. Como decía Lawrence Lessig en Cultura Libre, Disney no quiere que otros hagan con Mickey lo que ellos han hecho con el legado de los hermanos Grimm

Alessandro Ludovico: la Revolución será documentada

Neural Magazine empezó en 1993 como una revista sobre música electrónica experimental de Alessandro Ludovico e Ivan Irusco, del sello Minus Habens Records. Era toda en italiano. Pero había más cosas: su primer número llevaba la primera traducción del Agrippa de William Gibson. Pronto las “otras cosas” colonizaron todo, convirtiéndose en la principal referencia en el nuevo mundo del arte hecho con ordenadores, videojuegos, interfaces gráficos e infraestructuras de Red. 

En el Resonate de Belgrado, Ludovico ofreció un delicioso recorrido por sus casi 25 años de historia, una trayectoria que sorprende por visionaria y rigurosa, en contraste con el corporativismo de Wired, su hermana generacional. Neural es como la Interview de su tiempo, y su Factory ha sido la Red. 

En realidad nunca fue una revista de arte y tecnología, más bien un manifiesto de arte, política, filosofía, sociología, sonido e historia. Al principio la numeración de las páginas era binaria y salía cada dos meses en italiano. Su desplegable central era siempre una pieza de Op Art. Desde 2003 sale en inglés tres veces al año. Por él han pasado todos los nombres y proyectos más importantes de la vanguardia digital, aunque no siempre parecían o se autodenominaban “arte”.

El propio Ludovico ha documentado algunos de los fenómenos más significativos de nuestro tiempo, desde la historia secreta del spam y su impacto sobre las telecomunicaciones al de Facebook sobre nuestras relaciones sociales o el de Amazon sobre nuestra libertad intelectual

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