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La soprano Alina Sánchez, con una mitad en España y la otra en Cuba

La soprano Alina Sánchez, con una mitad en España y la otra en Cuba

EFE

Miami (EE.UU.) —

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A la soprano Alina Sánchez, una de las voces líricas cubanas más conocidas, le duele que en España, el país donde tiene una de las dos mitades de su vida “partida”, no se le de a la zarzuela toda la importancia que para ella tiene.

Algunos jóvenes cantantes “ven a la zarzuela como un género menor”, dice en una entrevista en Miami poco antes de tomar un avión con destino a Madrid, donde vive hace 23 años.

La soprano, actriz de cine y teatro conversó con Efe en el Miami Hispanic Cultural Arts Center al finalizar una visita a esta ciudad, en la que se ha presentado en el Teatro Manuel Artime junto a dos cubanas, Cristina Rebull y Candi Sosa, que combinan el bel canto con géneros contemporáneos.

También participó el pasado fin de semana en la gala inaugural del XXI Festival Internacional de Ballet de Miami, donde cantó el “Dúo de las Flores”, de la ópera Lakmé, junto a la mezzosoprano Teresa Guerra, que también vive en Madrid y es natural de Matanzas (Cuba).

Alina Sánchez se estableció en España, entre otras cosas, para estar en la raíz de la zarzuela, ese género que le gusta tanto y en el que se siente tan cómoda como en la ópera.

“Aunque no lo parezca”, comenta, “me siento bastante española. He tenido la suerte de que España me permitiera cantar su música”.

Muy orgullosa recuerda cómo llegó a hacer la zarzuela de ambiente madrileño “La revoltosa”, con libreto de José López Silva y Carlos Fernández Shaw y música del maestro Ruperto Chapí, una “experiencia muy linda”.

“Cantaba en Murcia Carmina Burana, que lleva un trabajo de soprano muy difícil, cuando me llama Paquita García, directora de la Compañía Lírica de Extremadura, para pedirme que hiciera La Revoltosa. ¿Yo, con tantas sopranos y mezzosopranos españolas magníficas que hay?, le pregunté. Pero ella me dijo que le gusta como actúo. Me convenció y la hice”, subrayó.

Sánchez, una mulata simpática, seductora, de sonrisa amplia y ojos achinados, se define como “una guerrera” después de que la vida le diera una segunda oportunidad, al superar un cáncer hace ocho años.

En 1989 fundó el Estudio Lírico de La Habana, una suerte de laboratorio donde cantaron albañiles y gente de diversos oficios que tenía buena voz.

La compañía duró solo tres años (fueron los más duros para la economía cubana), pero tuvo la osadía de estrenar una pieza de Ernesto Lecuona que dormía en la sombra. Lecuona estaba censurado por marcharse del país.

Entonces, bajo la dirección musical de Manuel Duchesne Cuzán, estrenaron “María la O”, una zarzuela estructurada en un único acto, con libreto de Gustavo Sánchez Galarraga y música de Lecuona, en el teatro Karl Marx, con capacidad para 5.000 espectadores.

Hoy Alina tiene nietos españoles y lleva a cuestas una vida partida perfectamente en dos mitades, según reconoce. La mitad de España y la otra de Cuba.

En la isla es recordada por varias generaciones, por su interpretación de Cecilia Valdés, que primero fue un personaje literario y luego el eje central de una zarzuela homónima del compositor Gonzalo Roig.

“Hice la Cecilia con 16 años, que es la edad del personaje de la novela. Para mí resulta violento hacerla completa en escena en estos momentos, con mi edad. Ahora solo la hago en conciertos”, dice Alina sonriendo.

Sanchez es también actriz. Su trabajo en el cine, plasmado en “El otro Francisco” (1974), “Retrato de Teresa” (1979), “Patakín” (1982) y “Plácido” (1986) le ha dado muchas “tablas”.

“He tenido muchas bendiciones. Siempre me gustó actuar. Tuve la suerte de entrar por la puerta grande. Yo estudiaba Economía, y ¡cómo ha ganado la economía sin mí! Por suerte, me di cuenta y pasé a la escuela de Letras de la Universidad de la Habana, a estudiar Historia del Arte. Allí hubo una selección de alumnos que fueran también músicos, para hacer la Cecilia Valdés. Roig quería hacerlo con jóvenes. Y me escogió”.

En 2007, Alina se presentó por primera vez en Miami, en un concierto titulado Como una voz, que significó un reencuentro con amigos y con su público. Ahora vuelve a cada rato, cuando su agenda se lo permite.

Por Jorge Ignacio Pérez

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