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Sobre este blog

Visionaria, creativa, escritora, investigadora. Expansiva, exploro ámbitos diversos y los traduzco en actividades de marketing y dinamización. Levanto piedras para encontrar nuevas especies y a veces, acabo metiendo la pata en su huella. Entre patrones, tacones, pasiones y fogones me muevo como pez en agua. La pluralidad en el gusto, mi bandera de maitines.

Víspera del Día de San Sebastián

Izaskun Arana

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Día de víspera pero no hay miedo.

Los niños salen por la mañana y hay que vestirlos: por si hace mucho frío, por si llueve, y por si hace bueno. Las papás y las mamás desde hace un mes con todo listo (los ensayos, el uniforme, la cita, la comida, las fotos…) y mañana el gran madrugón. Muchos salen por primera vez, otros repiten, y otros dejan en herencia su sitio. Será un encuentro masivo, nervios, algún llanto, y guantes perdidos en el camino. Papis pesados, “Hemen! Hemen!”, que gritan a sus hijos para que miren a cámara, niñas soldado que redoblan fuerte y con poderío, y anécdotas mil: la correa del tambor se me ha roto, el gorro se me cae, me he calado los zapatos, corre que te distraes… Después las comidas: familiares, en las sociedades, o con amigos.

Un día muy largo. Dulces y esperados imprevistos previstos. Ya por la tarde, en casa de la amona, “si se duerme el niño, a la noche, salimos”.

Hoy día de víspera, cena e Izada. Se celebran medallas al mérito y Tambor.

Bigotitos Subijana recoge el premio (ya era hora) y cuelga el cartel de “Cerrado por Galardón”. Este año el premio es un acierto, casi cuarenta años de cocina ya son. El instrumento dorado estrecha lazos y reconoce vidas. Qué bien sienta en la mano un apretón. La cena vuelve a Gaztelubide, y comparten mesa Ainhoa Arteta, el mencionado, y Berasategi. Es una cena de reconciliación. La sociedad anfitriona da un paso adelante. Parece que va siendo hora de apertura e integración.

Mañana será un gran día: botas preparadas, faldas y enaguas planchadas, todo listo. Los niños a buen recaudo, le esperan al día momentos de encuentros, abrazos. Y para los mayores, sin tanta infraestructura, pero es casi igual que para los peques: por si llueve un poncho, horquillas extra para el pañuelo, la camiseta térmica bajo el traje… Veinticuatro horas del día de tu ciudad pasan volando.

Esta noche, la Izada. Ánimos ensalzados momentos emotivos nos esperan. Y mañana, en la Arriada, repetiremos. Para entonces ya habrán repicado 15.500 tambores de mayores y 7.000 más pequeños. Parece que fue ayer cuando, oí, por primera vez este año, entre edificios, el compás de los ensayos, y ya ha pasado el trago. ¿Todos listos? Los nervios invaden las manos… La ciudad ya suena a redoble.

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