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“En el campeonato de la precariedad laboral, estamos condenados a perder”

Carmen Díez Marzal en su despacho del Servicio Cántabro de Empleo. | Laro García

Laro García

Carmen Díez Marzal, la nueva directora del Servicio Cántabro de Empleo, no es tan nueva. Ya dirigió el mismo departamento entre 2007 y 2011, durante la segunda legislatura del bipartito PRC-PSOE. Ahora ha retomado sus funciones tras las elecciones autonómicas y quiere recuperar también el pulso de unas políticas públicas que incentiven el mercado de trabajo para paliar las situaciones de emergencia que viven muchos parados.

Insiste en que la formación y la cualificación profesional, se tenga o no trabajo, es “imprescindible” y lamenta el halo de sospecha que se ha creado en torno a ese tipo de actividades como consecuencia de los escándalos de corrupción relacionados con los cursos que imparten patronal y sindicatos en algunos territorios. 

La encuesta del CIS publicada esta semana reflejaba que la prioridad de los cántabros es la creación de empleo, por encima de otras materias tan sensibles como la educación o la sanidad. ¿Siente la responsabilidad que eso significa?

La creación de empleo es un objetivo que tiene que ver con la acción de todo un Gobierno. Las competencias del Servicio Cántabro de Empleo son más humildes, desgraciadamente. Influir en el desarrollo económico para propiciar la generación de puestos de trabajo depende prácticamente de todas las consejerías. Nuestro objetivo como Gobierno es remover obstáculos para facilitar esa actividad económica. Y la función del departamento que dirijo tiene más que ver con el acompañamiento y con la ayuda a los dos actores del mercado laboral, trabajadores y empresas, para ofrecer todas las oportunidades posibles.

¿Y cómo se puede mejorar esa función en un escenario como el actual?

Las políticas activas de empleo siempre se pueden hacer mejor para promover la actividad económica y ser más útiles a los ciudadanos.

Esas políticas activas de empleo que menciona han sido objeto de polémica en las últimas semanas, con cruce de declaraciones entre la oposición y el Gobierno como consecuencia de su puesta en marcha. ¿Qué ha cambiado o qué quiere cambiar con respecto al trabajo que se venía desarrollando durante la pasada legislatura?

Yo fui directora del Servicio Cántabro de Empleo entre 2007 y 2011. ¿Qué cambió en los últimos cuatro años durante el Gobierno del Partido Popular? Se produjo un recorte permanente que negaron siempre. Se ha hecho campaña electoral con una supuesta actividad del Servicio Cántabro de Empleo que no tenía nada que ver con la realidad. La contabilidad presupuestaria lo demuestra. Se han hecho grandes anuncios en cuanto al gasto que son absolutamente falsos. Sin embargo, se produjo un recorte simultáneo desde el Gobierno central y autonómico que fue brutal para estas políticas de empleo.

En 2011, Cantabria recibía 42 millones de euros para hacer políticas de empleo por parte del Gobierno de España. Esos 42 millones de euros se ejecutaban y entraban como un tiro en la caja de esta Administración. Mariano Rajoy las recortó de 42 a 18. Luego, en la ejecución de esas aportaciones, el Gobierno de Cantabria dejaba mucho por el camino. Anunciaron grandes incrementos de presupuesto que no se llegaron a poner sobre la mesa. Se han hecho presupuestos sobre el papel que no se han cumplido. La táctica ha sido entretener las cosas para ir recortando. No proporcionar formación cuando tienes más de 20.000 parados sin cualificación es una locura. Es imprescindible esa formación. También la de los ocupados, que necesitan reciclarse. 

¿Qué es lo que más le ha sorprendido de la gestión de sus antecesores?

Las recomendaciones de la OCDE se han seguido para bajar salarios, recortar en sanidad, en educación, en servicios sociales... pero la OCDE siempre ha recomendado a España que incremente el gasto en políticas activas de empleo, pero ahí no, esas recomendaciones no se han seguido nunca. Todo ha sido recortar, recortar y recortar. Y eso en lo que se refiere a cuánto se dedica, sobre el cómo se emplea ese dinero creo que ha faltado una política integral. Un Gobierno tiene que saber a quién y para qué se hacen esas políticas de empleo. Este ejercicio de 2015 encontramos que, básicamente, se había hecho solo la tristemente famosa orden de contrataciones de corporaciones locales, que ha sido un desastre y ha estado plagada de irregularidades.

¿Cómo van a organizar ese tipo de contrataciones a partir de ahora?

Nosotros tenemos que ver el registro del Servicio Cántabro de Empleo, que proporciona información sobre qué colectivos necesitan que se actúe más sobre ellos. Si alguien dedica 28 millones de euros a una política paliativa, como es contratar a desempleados por parte de una entidad pública, tendrá que saber a quién le hace falta más. No podemos subvencionar que se contrate al más preparado y al que más experiencia tiene. Eso es de locos. Cuando la administración financia vía subvención el coste salarial íntegro para atender una emergencia o mejorar las oportunidades de empleo, porque produce una cierta activación, tendrá que dirigir sus esfuerzos hacia aquellos que tienen más dificultades de encontrar un trabajo y acceder al mercado laboral. Hay que analizar dónde es más acuciante el problema. Antes era suficiente con estar un día en paro, y eso no tiene sentido.

Una decisión que, además, va a tener consecuencias económicas para Cantabria.va a tener consecuencias económicas

Sí, claro. Pero hay muchas más irregularidades al margen de las que se cometieron en esa convocatoria de corporaciones locales. Hay un par de líneas de ayuda muy mal gestionadas y, con la Comisión Europea, tonterías las justas. El bochorno absoluto de tener que sacar líneas de subvenciones de un programa como este por decisiones políticas erróneas es muy grande.

¿Seguirán apostando por ese tipo de líneas de ayuda que incluyen contrataciones directas por parte de las administraciones públicas?

Ese tipo de ayudas, con una partida tan importante de fondos dedicados a una política paliativa, solo tienen sentido por la situación de desempleo y el enorme incremento de la tasa de parados de larga duración que ha habido en esta comunidad autónoma en los últimos cuatro años. Y es que hemos pasado de 9.000 a 29.000...

Con un problema añadido, y es que los parados de larga duración han perdido sus prestaciones por desempleo. Más de la mitad de los parados en Cantabria no cobra a estas alturas ningún tipo de ayuda pública.

Sí, han agotado las prestaciones, los subsidios y todo. Esos parados van a ser prioritarios a partir de ahora. Serán a esas personas a las que dirijamos las políticas de contratación por parte de las entidades locales.

¿Y esas ayudas no acaban siendo un parche, una fórmula temporal de afrontar una emergencia?

Ese es un peligro, es cierto. Lo que yo me planteo es que una cifra tan importante, cercana a los 30 millones de euros, dedicada a contrataciones temporales por parte de las administraciones públicas solo se justifica con una situación muy crítica de mucha gente. Podemos reflexionar sobre lo que hacen o no hacen los países de la OCDE con menor tasa de paro, pero me imagino diciéndole a los más de 50.000 parados que hay en Cantabria según la última EPA que esta política no produce tanta inserción laboral como sería deseable para la cantidad de millones que se invierten y me responderán: ¡Aquí el único sueldo malgastado es el tuyo, porque yo tengo que comer mañana!

Hay situaciones en las que hay que tener en cuenta la necesidad. Además, una persona que lleva mucho tiempo parada, más que un subsidio, lo que prefiere es levantarse por la mañana e ir a trabajar. Eso contribuye al estado anímico y a cómo se encuentra uno mismo. Ahora nos vemos en esa situación coyuntural de ayuda a los colectivos más desfavorecidos. Veo esa justificación y me parece suficiente.

Dando la vuelta a ese mismo argumento, podemos justificar entonces a los que opinan que en una situación de emergencia como la actual es mejor un trabajo precario que ningún trabajo. Y parece un argumento tramposo, que ha servido para precarizar aún más el mercado laboral durante la crisis.ha servido para precarizar aún más el mercado laboral

No, no, no. El trabajo que se ofrece con estas contrataciones no es precario. Está claro que en el campeonato de la precariedad, estamos condenados a perder siempre. En un mundo globalizado siempre va a haber otro que haga las cosas más baratas. Pero no veo las cosas igual en nuestro caso, porque a las administraciones públicas les corresponde un deber de protección de los desempleados y existe una obligación de poner en marcha políticas de cohesión.

¿Y qué se puede hacer para mejorar el acceso al mercado laboral de los más jóvenes?

Aquí tenemos un problema de cualificación. Si en Cantabria hay 20.000 desempleados con Secundaria o menos, es complicado. El terreno de la formación para el empleo es crucial. No hay otra. 

Sin embargo, esa formación para el empleo está muy denostada socialmente, puesta bajo sospecha después de los muchos casos de corrupción que han surgido en distintos territorios. ¿No cree que es una contradicción o es que se están explicando mal las cosas?

Creo que ha habido una utilización política por parte del Gobierno de España de todas las instituciones imaginables. Y en esto, también. Se ha pretendido echar a los sindicatos del sistema de formación -cuando la patronal también imparte cursos- para dar una patada en el trasero de Andalucía. Problemas en la formación para el empleo ha habido también en Galicia o en Madrid, pero de esos se habla poco.

¿Y cómo se evalúa la utilidad de estos cursos de formación, que en ocasiones se utilizan únicamente para sacar a un buen número de desempleados de las listas del paro?

Siempre se han evaluado los resultados de inserción. Ahora mismo son más bajos por la coyuntura general. 

Los gobiernos tienen la costumbre de apuntarse como mérito propio los descenso del paro y de achacar a la coyuntura general los incrementos. ¿Se puede trabajar en el largo plazo cuando lo que exigen los ciudadanos son resultados inmediatos?

Es que hay que simultanear ambas cosas. Debemos trabajar mirando al corto y al largo plazo al mismo tiempo. Las gafas de lejos no nos la podemos quitar nunca pero hay que actuar sobre lo que más urge. 

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