Juzgan a los empleados de Air France acusados de agredir a dos dirigentes

El juicio contra 15 empleados de Air France acusados de agredir a dirigentes de la compañía y de haber rasgado la camisa a dos de ellos en una imagen que dio la vuelta al mundo comenzó hoy en medio de una gran expectación en Bobigny, a las afueras de París.

Cinco de esos encausados, contra los que pesan el cargo más grave -violencia voluntaria en reunión, penado con hasta tres años de cárcel y 45.000 euros de multa- ya no trabajan para Air France, porque fueron despedidos al término de un procedimiento sancionador.

Los otros diez están inculpados por haber forzado las verjas y haber permitido la invasión por una manifestación de asalariados el ya famoso 5 de octubre de 2015 del lugar donde se estaba desarrollando una reunión del comité central de empresa de la compañía aérea, en la que la dirección debía dar detalles de un plan de reestructuración.

Esa irrupción de decenas de personas terminó en ataques contra el director de recursos humanos, Xavier Broseta, y contra el responsable de la actividad de larga distancia, Pierre Pissonier, a los que a fuerza de forcejeos rasgaron sus camisas y fueron finalmente rescatados por agentes de seguridad con el torso desnudo.

Broseta y Pissonier acudieron esta mañana al Tribunal de Bobigny y se situaron en el espacio dedicado a las partes civiles de la sala de audiencia. Como acusación particular, la empresa reclama un euro simbólico por daños y perjuicios.

En cuanto a la defensa de los encausados, se espera que soliciten la absolución de los quince que se sientan en el banquillo al término de este juicio que se había aplazado el pasado mes de mayo, y que termina mañana, aunque la sentencia probablemente tardará unos días o unas semanas en hacerse pública.

Los contenciosos judiciales por estos incidentes no terminarán aquí, ya que el próximo 9 de diciembre Air France tendrá que responder ante el mismo Tribunal Correccional de Bobigny de las denuncias de la Confederación General del Trabajo (CGT) por supuestos obstáculos al funcionamiento del comité de empresa.

La CGT, que lanzó una convocatoria de paro coincidiendo con el juicio, y que es el sindicato de buena parte de los que se sientan en el banquillo, había denunciado en agosto por boca de su secretario general, Philippe Martínez, la acción del Gobierno francés en este asunto, y en particular su validación a los despidos.

La central tampoco olvida que el primer ministro, el socialista Manuel Valls, un día después de la agresión criticó a sus autores al calificarlos de “delincuentes”, y que cinco de ellos fueron arrestados de madrugada en sus domicilios, que fueron objeto de registros, y quedaron bajo arresto.

El estallido de violencia del 5 de octubre de 2015 se produjo en un clima de conflicto en el interior del grupo Air France-KLM, que desde 2011 ha vivido sucesivos planes de ajustes con reducciones de plantilla de miles de empleados.

Jean-Marc Janaillac, que desde julio sustituye como presidente a Alexandre de Juniac, se ha propuesto restablecer la confianza y volver a hacer rentable la compañía, pero no logró evitar una huelga del personal de cabina este pasado verano.