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Rivera se aleja de un Rajoy agobiado por la corrupción

Rajoy y Rivera en una reunión en La Moncloa.

Andrés Gil

“Si ganamos el #20D pido que PP y PSOE se abstengan y nos dejen gobernar. Si gana uno de ellos, nosotros lo haremos y estaremos en la oposición”.

El tuit que escribió Albert Rivera en el cierre de la campaña supuso un cambio de estrategia –evidenciaba que él ya se sentía fuera de la disputa electoral– y servía en bandeja la investidura del candidato al que todas las encuestas daban ganador, como así fue el 20D: Mariano Rajoy.

Cinco semanas después de aquello, y tras una nueva macrorredada contra el PP de Valencia, cada vez se le atraganta más a Rivera y a su partido retratarse como el facilitador de una reelección de Mariano Rajoy. “Lo que es evidente es que Rajoy difícilmente puede liderar la regeneración, la lucha contra la corrupción, las reformas y la transición ciudadana que necesita España”, señala un miembro de la dirección del partido. ¿Y si Rajoy cede su lugar a otro miembro de su partido? “Nosotros no vamos a hacer primarias al PP. Ellos sabrán a quién quieren proponer. Pero insisto, eso depende del PP. En una empresa privada, tras perder el 1/3 de sus votantes, es evidente que estaría despedido”.

Si se trata de resucitar la operación Soraya, que desechó el propio Rivera en campaña, o la operación salvar al soldado Sánchez, que Ciudadanos denunció en aquellos días, se verá próximamente, pero lo cierto es que la dureza con la que se están expresando Rivera y los suyos en los últimos días contra Rajoy marca una distancia cada vez mayor con el presidente en funciones.

La mano derecha de Rivera en el partido, el vicesecretario general, José Manuel Villegas, ha afirmado este jueves sobre Rajoy: “Difícilmente se puede abanderar [la lucha contra la corrupción] con ese pasado y sin haber hecho autocrítica y limpieza”. Ha indicado que cada uno tendrá que analizar “con qué liderazgo es más fácil o menos llegar a acuerdos” con otras fuerzas.

El propio Rivera ha calificado de “irresponsable” que Rajoy no asumiera el encargo del jefe del Estado, Felipe VI, de intentar la investidura: “Compromete al jefe del Estado y compromete a España, resulta que cuando es propuesto candidato después de tanto defender la lista más votada se aparta; no me parece serio”. Y ha añadido: “Si alguien se quiere retirar, que lo diga”.

Entre las renuncias obligadas para el PP, Rivera ha puesto como condición “quitarse la mochila de la corrupción” y “renovar el partido” para asumir un pacto nacional contra este problema.

En la misma línea se ha expresado el portavoz parlamentario Juan Carlos Girauta: “[Rajoy no es] la persona más indicada para abanderar la lucha contra la corrupción, ha sido negligente porque, como mínimo, no ha cumplido la obligación de mantener la casa limpia”.

Pacto a tres con PP y PSOE

Rivera propuso tres días después de las elecciones un pacto de legislatura a PP y PSOE. Y se ha apoyado en la entrevista de Felipe González en El País para volver a reivindicarlo: “No se puede arrinconar al PP”, porque representa a más de siete millones de ciudadanos, para abordar una “segunda Transición”.

“Estamos obligados a hablar con ellos y llegar a acuerdos”, ha dicho Girauta, para pactar “las reformas tanto tiempo demandadas por la sociedad. No es un partido apestado”.

En el caso de los socialistas, la exigencia es no pactar con partidos “que quieren romper España”, en alusión a Podemos y las confluencias, que reclaman el derecho a decidir en Catalunya y Galicia.

Aun siendo consciente de ello, el candidato del PSOE, Pedro Sánchez, está decidido a pedir que Ciudadanos se incorpore a las negociaciones propuestas por Podemos para decidir la configuración de un virtual Gobierno alternativo al PP, si el rey decide encargarle que se presente a la investidura. Así lo señalan fuentes próximas al secretario general, consultadas por eldiario.es. Ferraz quiere abrir la “vía Ciudadanos” como manera de sacudirse la presión impuesta el viernes pasado por Podemos con su reclamación de un Gobierno a medias entre Sánchez e Iglesias. La idea de Ferraz es contar con ambos, pero sin incorporarlos al Ejecutivo.

Eso sí, los números son tozudos: los acuerdos tienen que contar con al menos tres cómplices, ya sean PP, PSOE y Ciudadanos; o PSOE, Podemos –y confluencias– más Ciudadanos.

Pero en política, para que cuadren los números, es fundamental el factor humano. Y, en estos días, la frialdad y la soledad en torno a Rajoy –quien se reivindica como el más votado– crece entre aquellos que se habían situado como facilitadores de su investidura: Rivera y los suyos.

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