El eurodiputado díscolo de UPyD crea una corriente crítica para recuperar la ética

El eurodiputado díscolo de UPyD Enrique Calvet ha decidido canalizar sus críticas a la dirección de Rosa Díez creando la corriente “La ciudadanía primero” para recuperar la “ética de la gran política” y en favor de una España de ciudadanos “libres iguales”

Presentará esta plataforma el lunes junto a otros compañeros de partido que secundan sus ataques y reproches contra la líder de UPyD cuya cabeza incluso ha pedido como también la de su “camarilla”, calificativo que utiliza para referirse al círculo más cercano a Díez.

Calvet lleva varios meses arremetiendo contra la dirección de UPyD por considerar que ha convertido el partido en un “fracaso” al haberlo apartado de sus orígenes “revolucionarios” para cambiar la política y haberlo convertido en una fuerza al uso, controladora y con escasa democracia interna.

Lo lleva repitiendo desde hace tiempo y ha querido forzar un Consejo Político extraordinario para, según él, reconducir el rumbo de UPyD, pero no ha conseguido los apoyos necesarios para que ese cónclave pueda celebrarse.

Desde que dio el salto al Parlamento Europeo en octubre pasado al ocupar el escaño vacío que dejó Francisco Sosa Wagner, que optó por marcharse tras perder el pulso con la ejecutiva de UPyD a cuenta de su idea de pactar con Ciudadanos, Calvet ha podido hacer más visible su batalla contra el equipo de Rosa Díez.

No es que sea partidario de alianzas con el partido de Albert Rivera, porque así lo aseguró en su momento, pero tanto él como el otro eurodiputado crítico, Fernando Maura, han creado en Bruselas una asociación cultural con esta Ciudadanos.

Ambos parlamentarios van por libre no sólo en su decisión de acercarse al partido catalán sino también dentro del propio grupo, donde se han saltado decisiones relacionadas con asuntos internos, entre ellas como la rendición de cuentas a UPyD de una asignación que perciben de la Eurocámara por importe de 4.299 euros mensuales en concepto de “gastos generales”.

Una medida de “transparencia” que, en cambio, sí han puesto en práctica las otras dos eurodiputadas, la jefa de la delegación, Maite Pagazaurtundua, y Beatriz Becerra.