Siete de cada 10 franceses creen que la democracia no va bien en Francia

Siete de cada diez franceses creen que la democracia en Francia funciona mal, y un 87 por ciento creen que los responsables políticos no se preocupan de lo que piensa la población, según un sondeo difundido hoy.

La encuesta, encargada por el Centro de estudios políticos de la Universidad Sciences Po (Cevipof) y por el Consejo Económico, Social y Medioambiental, apunta que la desconfianza en el funcionamiento de la democracia ha aumentado en 21 puntos desde diciembre de 2009, fecha del primero de los cinco sondeos de este tipo.

“La degradación es espectacular: La confianza general, al reforzarse, ha acabado por sembrar la duda sobre el propio mecanismo democrático”, indica en el diario “Le Monde” Pascal Perrineau, profesor en Sciences Po y director del Cevipof entre 1991 y 2013.

La encuesta precisa que los franceses no cuestionan su compromiso con ese sistema en sí, pero detalla que sí han aumentado su desconfianza hacia sus representantes, que en 2009 estaba en el 81 por ciento.

La “tristeza” o el “mal humor”, añade el estudio, es el estado de ánimo con el que más se definen las 1.803 personas encuestadas, calificación que se sitúa en cabeza por primera vez desde 2009, y que según Perrineau ofrece un clima general de “depresión colectiva”.

Los resultados reflejan también que siete de cada diez personas creen que las nociones de derecha e izquierda han dejado de tener significado, y un 67 % estima que hay en Francia demasiados inmigrantes.

La figura del presidente, François Hollande, también se ha visto afectada, un 67 % asegura que les “preocupa”, y se deduce que “ha fracasado” en sus promesas de campaña.

Su proximidad con los franceses, que al inicio de su mandato era vista como una cualidad, ha pasado a ser considerada una debilidad, y resta crédito a su capacidad para superar los desafíos del país, según el experto citado por Le Monde.

El sondeo se realizó entre los pasados 25 de noviembre y 12 de diciembre, antes de que estallara el escándalo sobre la supuesta relación del jefe del Estado con la actriz Julie Gayet, por lo que no mide el impacto de esa infidelidad en su popularidad.