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Pedro Sánchez ve “positivo” el diálogo con Iglesias pero teme que la crisis en Podemos lastre las negociaciones

Albert Rivera, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias antes de comenzar el debate a tres en la campaña del 20D

Irene Castro

Rechazo, veto y parón en las conversaciones. Es un resumen de lo que ha pasado en torno a las negociaciones en los últimos días tras la investidura fallida de Pedro Sánchez. Pero en las últimas 48 horas se ha producido un giro en el guión hacia un capítulo inesperado pero que a la dirección del PSOE, que protagoniza una parte de la historia, le permite tener alguna esperanza: el desbloqueo de las conversaciones con las fuerzas de izquierdas hacen pensar a los socialistas que su candidato recupera una posibilidad de acabar en Moncloa. No obstante, en Ferraz temen que la crisis en Podemos provoque el alejamiento de las tesis más pactistas de la formación de Pablo Iglesias, que para los socialistas están representadas por Iñigo Errejón.

El Grupo Socialista ha celebrado este martes que Compromís haya aceptado sentarse con los equipos negociadores de PSOE y Ciudadanos. Ha sido el primer encuentro a tres desde que el sábado 5 de marzo ambas formaciones decidieran ir de la mano a todas las negociaciones. Hasta ahora, el resto de grupos lo había rechazado. Las palabras de Joan Baldoví han sentado bien a los socialistas, que recalcaban que tanto los firmantes del pacto como la coalición valenciana coincidían en que no se pueden repetir las elecciones.

Ese ha sido el primer desbloqueo, aunque con matices ya que Compromís sigue abogando por el pacto PSOE-Podemos y fuerzas por la izquierda y que sea Ciudadanos el que se abstenga para colocar a Sánchez en Moncloa. Ese escenario es complicado y, por el momento, lo rechazan tanto los de Albert Rivera como los socialistas, que insisten en que el eje de las negociaciones gira en torno al documento que rubricaron en el conocido ya como 'Pacto de El Abrazo'.

Complicaciones a parte, la siguiente buena noticia para el PSOE ha sido el 'sí' de Ciudadanos a que se siente por separado con Alberto Garzón. IU-Unidad Popular había rechazado la negociación a tres que ofrecieron Antonio Hernando y Juan Carlos Girauta al resto de formaciones tras el fracaso de la investidura. Los socialistas insisten en que no dan la espalda a Ciudadanos con esa maniobra puesto que la formación naranja “está de acuerdo”, según fuentes parlamentarias socialistas.

El PSOE también ve “desbloqueo” en las relaciones con Podemos después de que los secretarios generales hayan hablado por teléfono para acordar una reunión en los próximos siete días. Ciudadanos no ha puesto impedimentos a que se celebre, aunque ha restado importancia a la reunión Sánchez-Iglesias. Los de Rivera consideran que no va a servir para nada, pero en el PSOE lo ven como un paso previo para llegar a entendimientos.

A pesar de la aceptación de mantener conversaciones, las formaciones que necesita el PSOE para que Sánchez llegue a Moncloa no se han movido de su rechazo inicial al documento que pactó con Rivera. A pesar de la crisis interna, en Podemos y las confluencias hay una posición común respecto al no a ese acuerdo; Garzón sigue manteniendo que el documento es “antagónico” con su proyecto político; Compromís reconoce que es difícil que secunden las medidas económicas y piden que se agregue la “agenda valenciana”; y PNV cree que tendría que “partir de cero” en las negociaciones porque no comparten el documento con el que Sánchez se sometió a la investidura.

Pero los socialistas insisten en que hay espacio común suficiente en ese texto como para que permitan a Sánchez gobernar. “Hay al menos 140 medidas en las que coinciden todos. A partir de ahí se puede construir”, insisten fuentes parlamentarias del PSOE, que emplearon esa estrategia sin éxito apenas unas horas antes de la segunda votación de la investidura.

Además, subrayan que tanto PSOE como Ciudadanos están abiertos a cambios en el documento siempre y cuando cuenten con el consenso de las dos formaciones. El PSOE también trata de atraer a los diputados de izquierdas asegurándoles que la nueva correlación de fuerzas les permitirá que saquen adelante propuestas que estén fuera del acuerdo con Ciudadanos, pero para eso es necesario que arranque la legislatura. Ferraz recalca el entendimiento que ya han alcanzado con Podemos en las pocas iniciativas que se han tramitado en la vía parlamentaria.

Lo que no ha cambiado es que los ojos del PSOE están puestos en Podemos. “La pelota está en su tejado”, expresa una miembro de la Ejecutiva, donde son conscientes de que solo los de Iglesias pueden abrirles la puerta de Moncloa. Dan por hecho que si Podemos cede, tendrán el apoyo de las demás fuerzas de izquierdas. Precisamente fue el acercamiento a Ciudadanos y su vinculación para negociar conjuntamente la que apaciguó al sector crítico con Sánchez, que vio en esa decisión el alejamiento del “gobierno en coalición” que propugna Podemos.

En la dirección socialista tampoco ocultan lo que piensan de la crisis interna que atraviesa Podemos. “¿Les benefició a ellos la crisis del PSOE? -se preguntaba una dirigente-. Los ciudadanos rechazan las divisiones internas”. Más allá de la clave electoral, en la bancada socialista defienden que en Podemos hay diputados más favorables a permitir el Gobierno del PSOE no solo por estrategia sino porque ahora “tienen un sillón y no van a querer soltarlo”. Y eso a pesar de que precisamente con la destitución de Sergio Pascual como secretario de Organización de Podemos se refuerzan las tesis representadas por Pablo Iglesias contrarias a facilitar la llegada de Pedro Sánchez a La Moncloa de la mano de Ciudadanos.

Precisamente esa es una preocupación que existe en las filas socialistas. En Ferraz ven “positivo” que Iglesias vaya “a hablar” de nuevo con el líder del PSOE, pero temen que la decisión de Iglesias sobre la destitución del secretario de Organización solape en Podemos a quien perciben con más voluntad de facilitar el Gobierno.

Además, en el PSOE tienen grabados los episodios anteriores: la “prepotencia” de Iglesias al ofrecer a Sánchez la Moncloa siempre y cuando fuera mediante un gobierno en coalición con él como vicepresidente o las alusiones a la “cal viva” en el pasado de Felipe González. En ese momento, del que ni siquiera han pasado dos semanas, en el PSOE se dio por perdida cualquier posibilidad de entendimiento con Podemos. Ahora se mantiene cierto escepticismo entre los socialistas, que vieron en las palabras de Iglesias un portazo que complicaba la explicación interna de que se retomaran las conversaciones.

No obstante, todavía queda más de un mes para que acabe el plazo para intentar formar Gobierno y en el PSOE -como en el resto de fuerzas- tienen la vista puesta en el 26 de junio. Ninguno quiere quedar como el responsable de que no se haya podido alcanzar un acuerdo al entender que sería penalizado en las urnas. Y así, entre mensajes, reuniones y ruedas de prensa, el tiempo va corriendo y los relatos escribiéndose. En el del PSOE tan pronto se ve a Sánchez en Moncloa como en un 40% de posibilidades de que se repitan las elecciones.

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