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Del secador para el traje al ventilador de insultos

EFE

Madrid —

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Cuando Mariano Rajoy, Pedro Sánchez y Manuel Campo Vidal han entrado en los camerinos para los retoques del maquillaje antes del 'cara a cara', ha habido un momento de estrés en la organización: se necesitaba un secador de urgencia para secar los trajes de candidatos y moderador en esta noche de lluvia.

No es que el presidente del Gobierno y el líder del PSOE se hayan mojado mucho -ambos han entrado con abrigo- pero en cámara no puede salir ni una gota que distraiga al espectador, y había que secarlas todas.

Cuando se han mojado de verdad ha sido después. Y lo que ha habido en el debate entre Rajoy y Sánchez no ha sido el aire caliente de un secador, sino el aire implacable de un ventilador: el de los reproches, los zascas y los insultos que, en definitiva, se han lanzado entre sí los candidatos.

El debate más bronco que se recuerda empezaba con la solemnidad de estas ocasiones.

Primero llegaba Pedro Sánchez, después lo hacía Rajoy; ambos con sus trajes azul marino -el del socialista algo más chillón-, ambos con camisa blanca y ambos con la corbata correspondiente al color de su partido: azul para el jefe del Ejecutivo y roja para el líder de la oposición.

Cada uno posaba al llegar con la dirección de la Academia de Televisión. Sánchez lo hacía acompañado de su mujer, Begoña Gómez -con cazadora roja para conjuntar con su marido-. Rajoy lo hacía solo.

Y en cuanto a los séquitos, ha sido más numeroso el del secretario general del PSOE.

Pedro Sánchez ha acudido a la academia acompañado del responsable de organización y coordinador de la campaña, César Luena, del dirigente Oscar López, de su jefe de gabinete, Juanma Serrano, de la directora de comunicación del PSOE, Maritcha Ruiz, y de su jefa de prensa, Verónica Fumanal.

Rajoy, por su parte, llegaba a la Academia junto a la secretaria de Estado de Comunicación, Carmen Martínez de Castro, el jefe de gabinete de La Moncloa y director de la campaña, Jorge Moragas, y Sergio Ramos, asesor del presidente.

Flashes, cámaras, un posado sonriente de candidatos y moderador antes de sentarse... El paisaje idílico de esta noche del bipartidismo ha durado poco, y Sánchez y Rajoy se han enzarzado en un cruce de reproches a toda velocidad, sin tregua alguna.

Hasta el minuto final, en que Campo Vidal, tal vez cansado de tanta batalla, les ha pedido cerrar con un mensaje a los espectadores en el que no citasen al contrincante. No fuera que el minuto se tornara en cuarto de hora.

Desde el principio, Sánchez ha hablado con el cuerpo echado hacia adelante, con un tono alto y severo al que Rajoy ha querido responder, al principio, de forma más sosegada.

Pero ha durado poco. A medida que los ataques de Sánchez eran más intensos, más duras se volvían las respuestas de Rajoy.

Y el presidente se ha terminado de revelar cuando el líder del PSOE ha cuestionado su decencia. Con su “hasta ahí hemos llegado” ha empezado un toma y daca hasta la extenuación, que el moderador apenas se atrevía a parar.

La única paz -si la ha habido en algún momento- ha llegado en el descanso. Cinco minutos que se han hecho cortos y en los que sólo un asesor podía entrar en el plató a hablar con cada candidato. En el caso de Rajoy ha sido Jorge Moragas; en el de Sánchez, Oscar López.

Pues no parece que los 'asistentes' hayan calmado mucho a sus púgiles, más bien los han animado a seguir, porque la gresca ha sido mayor en la segunda parte y ha continuado el resto del debate.

No se ha visto, tras el 'cara a cara', despedida alguna entre los candidatos. Al menos ante las cámaras.

Y tampoco han posado juntos al marcharse. El primero en irse ha sido Rajoy, quien tras saludar a los miembros de la academia y tomarse unas últimas fotos, ha salido camino de la calle Génova para saludar a los jóvenes de Nuevas Generaciones que han seguido desde allí el debate.

Después le ha tocado el turno a Sánchez, quien se ha quedado algo más que Rajoy hablando con los miembros de la Academia.

¿Y el balance? Pues ambos han sido muy breves, ya tendrán sus equipos tiempo de preparar el análisis y la respuesta mientras las redes sociales y los medios digitales se inundan de encuestas sobre quién es el ganador.

“Yo iba al debate a lo mío, a explicar mi gestión y lo que hay que hacer en el futuro. El señor Sánchez iba a otras cosas”, ha dicho Rajoy a la puerta de Génova, donde también ha acusado a Sánchez de no tener la talla -política, claro- que se necesita para gobernar.

Mientras, Sánchez justificaba sus continuas menciones a la corrupción del PP en el hecho de que se trata de “uno de los problemas que más preocupan a los españoles”.

Pues eso, que ni en cuáles deben de ser los temas a tratar se ponen de acuerdo.

Se acabó la pelea y los dos políticos se marchan con la cabeza alta. Ya veremos si este duro encontronazo bipartidista se alarga en la recta final.

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