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Tras 15 años y 400.000 árboles reforestados, el Abantos sigue recuperándose

Tras 15 años y 400.000 árboles reforestados, el Abantos sigue recuperándose

EFE

Madrid —

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Pasados ya 15 años y plantados más de 400.000 árboles desde el enorme incendio en el monte Abantos (San Lorenzo de El Escorial) que arrasó 450 hectáreas y obligó a desalojar a 5.000 personas, la regeneración de la zona sigue adelante y muchos han olvidado aquel fuego cuyas llamas llegaron a alcanzar 40 metros de altura.

Con la naturaleza haciendo su trabajo paso a paso y el monte todavía tiñéndose de verde, casi 5.500 días después del grave siniestro forestal son muy diferentes los análisis que administración, técnicos forestales y agrupaciones ecologistas hacen sobre el balance de la recuperación en la zona.

La Comunidad de Madrid, que ha invertido 2,3 millones de euros en la reforestación del lugar desde el incendio, destaca que la regeneración natural y las sucesivas plantaciones han conducido a que especies como el ciervo, el corzo, el jabalí, el conejo y la perdiz hayan regresado a la zona.

Además, la plantación de pinos -un 80 %- y otras especies frondosas -arce de Montpellier, serbal de cazadores, fresnos o manzanos silvestres- han recuperado el Abantos como zona de campeo de buitres negros y leonados.

Los trabajos han “funcionado”, observa un portavoz de la Consejería de Medio Ambiente.

Frente a esta visión positiva de la evolución de la zona, la organización ecologista Entorno Escorial resalta que, aunque grandes zonas del monte Abantos se recuperan gracias a la regeneración natural, quedan “muchas incógnitas” sobre su futuro.

Los peligros son un “constante” riesgo de incendios, la amenaza de la especulación urbanística, la degradación del bosque por las plagas, el impacto sobre la flora y fauna de la actividad humana y los posibles conflictos de uso entre la caza, las actividades recreativas y la ganadería en el área.

La inversión en la recuperación del monte “ha sido fallida” ya que “no se ha mantenido en el tiempo”, defiende en declaraciones a EFE José Luis Valdelvira, agente forestal de la comarca de El Escorial y delegado sindical de UGT.

Desde el grupo ecologista San Lorenzo critican que, tras mucho dinero invertido y mucha foto sacada, los años de sequía y el hecho de haber introducido maquinaria pesada para reforestar han devaluado el lugar.

Este grupo explica que el pino se regenera de forma muy rápida, pero que son las especies “genéticamente muy locales” las que otorgan diversidad al monte, y que es esa diversidad la que le debe otorgar aguante al Abantos: la regeneración natural de especies como el sauce o el fresno haría aguantar “más” estas plantaciones.

De hecho, este grupo ha plantado especies autóctonas “todos los años” y con variedad, con plantas que “van bien para la fauna” como los cerezos silvestres.

No obstante, aunque critican la “opacidad” de la administración a la hora de informar sobre los porcentajes de especies en la reforestación, añaden que “criticar todo lo que han hecho no está bien”.

Según el grupo ecologista, lo interesante hubiera sido que, en lugar de empresas en grandes replantaciones, hubiesen sido vecinos de la zona los que, aun acometiendo menos plantación, hubiese realizado un mantenimiento del lugar.

“El bosque lo que necesita es constancia”, apostilla.

Desde Equo, Luis Molina argumenta que “se pueden hacer más cosas con el bosque que esperar a que se queme” y apunta que “ahora es tiempo de paro hay que invertir en el monte” porque allí “con muy poco dinero se crean puestos de trabajo”.

Molina apuesta por el monte como un complejo “yacimiento de recursos” y se queja de que, por ejemplo, las vacas tendrían que estar repartidas por todo el lugar y no aparcadas al lado de la carretera, en zonas degradadas por su paso con poco alimento.

En general, cuando las vacas pastorean, reducen la intensidad de los incendios: cuando la hierba se seca por no comérsela una vaca, se convierte en material inflamable.

Para Ecologistas en Acción, las repoblaciones que se han venido haciendo no han funcionado. “Se plantó excesivamente con plantas ajenas cuando podría haberse regenerado parte de la zona; aunque la ladera se ve verde, no es arboleda, es matorral”, sería un resumen de lo que, según esta organización, ha ocurrido en el monte.

“Nos podríamos haber ahorrado ese dinero si hubiéramos actuado de otra manera”, añade Ecologistas en Acción, que asegura que, en época de “burbuja inmobiliaria”, se aprovechó el incendio para reclasificar la zona de alrededor del monte, que ahora es una zona comercial y una zona residencial.

Más allá del debate, lo que es seguro es que deberán todavía muchos años para que los “adolescentes” árboles del Abantos alcancen la altura de algunos de sus ancestros, los “centenarios” productores de los famosos piñones que sobrevivieron a las llamas en 1999.

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