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La rentabilidad del periodismo de pega

Gumersindo Lafuente

La delgada línea que separa la ficción de la realidad se estrecha por momentos. Lo mismo sucede con la que delimita la legalidad de lo rematadamente delictivo. Y la industria de la Prensa, tan atribulada ella en los últimos tiempos, anda perdida en la pesadilla de no saber muy bien en qué lado de la frontera se encuentra. Leo en El País que unos tipos, supuestos delincuentes, han logrado facturar más de 15 millones de euros durante trece años vendiendo publicidad de revistas especializadas relacionadas con los cuerpos de seguridad y con asociaciones de discapacitados. En la información se señala que las revistas eran falsas, de pega, y que sólo llegaban a verlas los que pagaban los anuncios.

Realidad, ficción, timo… No sé cómo terminará el asunto, pero siendo supuestamente ilegal se parece trágicamente a la realidad de muchas publicaciones legales que apenas llegan sí, también, a los que se anuncian, a los que salen en ellas y poco más.

También se dice en la nota informativa, escrita a golpe de comunicados y confidencias policiales, que los contenidos de las revistas (es decir, eran supuestamente ilegales pero tenían contenidos) “se rellenaban plagiando informaciones de fuentes oficiales”. En fin, ya me dirán en qué se diferencia eso de lo que vemos en muchos supuestamente respetables periódicos y revistas (legales) todos los días. Pero hay más, tenían estos muy delictivos personajes la habilidad de conseguir entrevistar a agentes de policía, estas sí, entrevistas reales e imagino que poco delictivas.

Por lo visto, estos peligrosos sujetos que durante casi tres lustros lograron vender su publicidad a más de 150.000 empresas, utilizaban las guías telefónicas y los folletos de las fiestas patronales de diversas localidades para buscar a sus clientes. Todo muy delictivo, puede ser, pero muy parecido a lo que siempre han hecho los comerciales de cualquier publicación.

Y el líder, el cabecilla, es descrito como un “hiperactivo empresario valenciano (…) experto en técnicas de motivación” que “organizaba fiestas y concursos para sus trabajadores” y “no tenía problemas en distinguir al empleado del mes si alguno lograba subir la facturación”. No sé si será legal, estará en la frontera o directamente será todo delictivo, pero a este señor, ahora en libertad provisional, creo que debería ficharlo de inmediato algún gran grupo de comunicación (supuestamente legal) para incorporarlo a sus equipos comerciales. Así que atentos: Vocento, Prisa, Unidad Editorial, Godó, Zeta, Prensa Ibérica (por citar a algunos de los más poderosos miembros de AEDE), aparcad vuestra obsesión con Google, dejad de pedir favores legales al Gobierno, y buscad la salvación fichando a tipos imaginativos y constantes como éste. Si logró facturar quince millones con revistas falsas y textos copiados, qué no conseguirá con periódicos respetables, cabeceras reales y contenidos originales y de (supuesta) calidad.

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