ELECCIONES MUNICIPALES 2023

La reconciliación de Podemos e IU expulsa a Más País del tablero municipal andaluz

Daniel Cela

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La izquierda andaluza es una placa tectónica. Es difícil mover un montón de tierra sin que se tambalee todo el suelo. En los últimos días, el deshielo paulatino entre Podemos e IU en Andalucía, tras el fiasco de las elecciones del 19 de junio, ha empezado a cristalizar en acuerdos de candidaturas conjuntas para las municipales del 28 de mayo. Esto supone reconstruir una alianza estratégica que, hasta hace apenas dos meses, parecía herida de muerte.

El efecto inmediato no se ha hecho esperar: lo que se ha cosido por un extremo se ha deshilachado por el otro. Más País ha entendido que ese acercamiento no es casual ni depende de las agrupaciones locales, sino que forma parte de un movimiento estratégico diseñado en el conjunto del país: pactos de Podemos e IU progresan a más o menos velocidad en Madrid, Catalunya, La Rioja, Murcia, Cantabria y Navarra (tanto para las municipales como para las autonómicas).

Podemos entra y Más País sale. Su dirección andaluza, que preside la diputada Esperanza Gómez, ha mandado parar las negociaciones con IU en todas las ciudades donde se estaban fraguando candidaturas conjuntas para el 28M, y ha ordenado deshacer aquellas que ya se habían pactado y anunciado. El frenazo más abrupto lo ha notado Córdoba, Málaga y Sevilla.

En la capital cordobesa se presentó el 12 de noviembre ya con programa electoral y siglas -Hacemos Córdoba-, y con la presencia significativa de los líderes andaluces de IU (Toni Valero) y Podemos (Martina Velarde). El cabeza de cartel elegido pertenece a IU, porque los comunistas tienen más implantación territorial en la ciudad de la Mezquita que los morados. En Málaga el pacto se selló en diciembre -primarias mediante-, con una candidata de IU y el aspirante de Más País cuarto en la lista. En ese acuerdo no está incluido Podemos.

La capital malagueña es donde los morados obtuvieron mejor resultado de toda Andalucía, y su línea roja para entrar en la confluencia pasaba por ignorar el resultado de las primarias que hicieron el resto de partidos y colocar a su candidato -Nico Sguiglia- por delante. Las relaciones de Sguiglia con la dirección malagueña de IU son complejas, ni siquiera está claro que la salida de Más País vaya a facilitar la entrada de Podemos.

Otra de las plazas importantes de Andalucía es el Ayuntamiento de Sevilla, donde ahora gobierna el PSOE en minoría y donde las encuestas advierten del riesgo de perder el gobierno local si las izquierdas presentan varias candidaturas enfrentadas.

Podemos e IU precipitaron hace unos días un preacuerdo, con la candidata morada -Susana Hornillo- como cabeza de cartel, y dejaron la puerta abierta a que otras cinco formaciones menores se sumasen, incluida Más País. Al poco tiempo, los errejonistas anunciaron que se presentarían en solitario en la capital andaluza y en otros 15 municipios de la provincia. La dirección regional ha dejado en el aire ese anuncio.

Líneas rojas: Podemos en la papeleta

Podemos e IU negociaron la confluencia para las elecciones andaluzas al borde del precipicio. Apuraron el plazo para inscribirse como coalición electoral y al final, los morados se quedaron fuera (no aparecían en la papeleta). El pacto sellado minutos antes -reparto del dinero, puestos en la lista electoral, portavocías- era muy beneficioso para Podemos, pero tras el 19J quedó en “papel mojado”. Los comunistas ni el resto de partidos de la coalición se sintieron concernidos por aquel acuerdo, que llamaron “chantaje”.

Dos meses después de aquello, en septiembre, Podemos Andalucía convocó una conferencia municipalista y lanzó sus exigencias para confluir con otros partidos de cara a las municipales: la marca morada debía aparecer con su nombre en la papeleta. El que no estuviera en las autonómicas fue, a su juicio, “decisivo” para que la coalición de izquierdas pasara de 15 a cinco diputados.

Estas “líneas rojas” se hicieron públicas después del verano, cuando las relaciones entre Podemos e IU en el grupo parlamentario Por Andalucía atravesaban momentos convulsos. Fue una forma de marcar el terreno de cara a la negociación posterior, y distanciarse de lo ocurrido en las autonómicas. La consigna era generalizada. La dirección estatal usó el fiasco andaluz para empoderar la marca Podemos en todo el territorio nacional. “Anunciaron que querían confluir, pero no sonaba a invitación, más bien a amenaza”, dice un dirigente andaluz de IU.

Al poco tiempo, la realidad demoscópica se fue imponiendo en el conjunto del país. Los sondeos indicaban que la división Podemos-IU en la mayoría de ciudades y municipios podía dejarles fuera de muchos ayuntamientos, y perder los seis gobiernos de coalición de los que forman parte.

La posición tacticista de Podemos -un repliegue anticonfluyente tras la bronca de las andaluzas- ha dejado paso al pragmatismo. El cambio de registro se validó en la Escuela de Otoño, celebrado el pasado mes de noviembre en la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid. Después de eso, en la esfera estatal se empezaron a reconstruir puentes que han ido dando frutos en las últimas semanas, con preacuerdos de confluencia en ayuntamientos importantes como Madrid o Catalunya, pero también con pactos globales que afectan tanto a las municipales como a las autonómicas en La Rioja o Murcia. Así las cosas, el deshielo andaluz ha venido dado por la fuerza de los hechos y la herida dentro del grupo Por Andalucía empezó a cicatrizar desde fuera.

Las municipales, primera vuelta de Podemos

Los errejonistas -y en esto coinciden con los comunistas- creen que detrás de todos los pactos de Podemos con IU está la dirección estatal de Ione Belarra, preocupada por que un mal resultado en las elecciones de mayo desdibuje su poder territorial y le impida pujar fuerte dentro del espacio de izquierdas que intenta conformar la vicepresidenta Yolanda Díaz.

Con ese telón de fondo, poco antes de Navidad cambió de repente la dinámica de comportamiento de los diputados de Podemos del grupo parlamentario Por Andalucía, que comparten bancada con IU y Más País. Del 19J salió una coalición mal avenida, que a las pocas semanas de rodaje protagonizó una guerra de guerrillas entre los diputados morados y los dirigentes de IU y Más País por el control de un grupo parlamentario de cinco diputados y escaso margen legislativo. Las maderas que flotaban del naufragio.

Perdieron los de Podemos, relegados a un segundo plano por sus compañeros, pero también por orgullo de partido. Cada vez que la candidata, presidenta y portavoz de grupo, Inmaculada Nieto, intervenía en su alocución quincenal contra el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, estos se salían del salón de Plenos en señal de protesta. Esto ya no ocurrió en los últimos debates del año pasado. A veces incluso aplauden.

Todos los actores de la confluencia consultados por este periódico, incluidos los de los partidos menores que no tienen representación -Equo, Iniciativa del Pueblo Andaluz y Alianza Verde-, coinciden en que la relación “se está normalizando”, que “se trabaja más en equipo”, que “la confianza mutua gana terreno”. “No ha sido ninguna consigna política de la dirección, es evidente que tenemos que convivir cuatro años y que debemos trabajar juntos”, asegura una fuente de Podemos.

Con todo, ninguna de estas expresiones de acercamiento está lo suficientemente madura como para que Nieto comparta la portavocía y las preguntas al presidente con el diputado de Podemos Juan Antonio Delgado, guardia civil de profesión y alternativa morada para las andaluzas; o para que la parlamentaria y líder de Más País, Esperanza Gómez, ceda su asiento en la Mesa de la Cámara a quien inicialmente lo ocupó, la diputada morada Alejandra Durán. “De momento se está trabajando en esa línea. Paso a paso”, avisan desde la dirección del grupo.

Fuentes de la dirección regional de IU vaticinan que en las próximas semanas se fraguarán más pactos entre Podemos e IU en todas las capitales de provincia, con la incógnita de Málaga como farolillo rojo, y el caso excepcional de Cádiz. Allí, donde ahora gobierna Adelante Cádiz, de José María González Kichi, la coalición Izquierda Gaditana (donde están integrados Podemos e IU) se ha puesto a disposición de Adelante para concurrir juntos.

La posibilidad de perder el único Gobierno de una capital que tiene el espacio a la izquierda del PSOE en Andalucía ha allanado el terreno al entendimiento entre Podemos, IU y los de Teresa Rodríguez, que fue expulsada por los primeros de su grupo acusada de tránsfuga.

Desde Podemos Andalucía hablan de acuerdos globales con IU a nivel provincial, con avances significativos en Almería, Jaén, Córdoba, Huelva y Sevilla. Granada es la provincia más relegada en las confluencias. “Los pactos para las municipales suman, también ayudan al entendimiento en Por Andalucía”, explican estas fuentes.

El barómetro del Centra, alerta roja

La realidad insoslayable es la que está enfrente: “El PP está muy fuerte en Andalucía”. Es lo que proyectan todas las encuestas conocidas: las que publican los medios, las que financia el Gobierno andaluz de Moreno y las que manejan los socialistas. El PP puede gobernar en ocho de las ocho capitales de provincia, bien con mayoría absoluta, bien escudado por Vox. “A escala municipal, la fractura Podemos-IU es letal para las perspectivas electorales de ambos”, admiten.

Son las dos fuerzas más relevantes de ese espacio político: IU por su implantación territorial en Andalucía más que en ningún otro territorio de España, con sedes del Partido Comunista en muchas localidades, casi 70 alcaldías y un millar de concejales; Podemos porque proyecta la fuerza que tenía hace cuatro años, aunque hoy diste mucho del músculo con el que afrontó los comicios de 2019. En ambos casos, porque son marcas reconocidas del Gobierno de España. “Si IU sale de la ecuación, no hay grupo municipal; y si Podemos no entra, puede que tampoco”, advierte un alto dirigente de la izquierda andaluza, que se ha estudiado todos los números demoscópicos que existen a cuatro meses del 28 de mayo.

Esta realidad se ha hecho camino, a codazos, entre el ajetreo de las pugnas internas de todas esas formaciones que hace diez años se llamaban IU y hoy se llaman de mil maneras. Un 20% del electorado andaluz en el mejor de los escenarios. Esa previsión de las encuestas, que todos discuten en público pero asumen en privado, ha precipitado el diálogo entre los “enemigos íntimos”, como gustan llamarse algunos de sus dirigentes.

El gran sacrificado en esta entente cordiale entre Podemos e IU es Más País. Gómez ha advertido a las ocho direcciones provinciales que lo que se está gestando de cara a las municipales son fórmulas espejo de la coalición Unidas Podemos, y ahí ellos serán “un convidado de piedra”. Ni el esquema, que les desplaza a una posición “subalterna” respecto a IU y Podemos, ni la cuota de poder y representatividad.

La consigna ha sido la misma para todas las ocho capitales andaluzas, que es donde Más País había fijado su objetivo de cara a las municipales. Puede que en los próximos días esa consigna general se flexibilice, y que los errejonistas vuelvan a la lista de Málaga (sin Podemos) y de Córdoba (con Podemos), pero sigan fuera en Sevilla capital. Gómez también ha planteado otro escenario: no presentarse si multiplicar las papeletas de opciones de izquierdas puede dañar el espacio progresista, en favor de una candidatura de PP y Vox. “Estas no son nuestras elecciones”, ha admitido.

Con todo, el autoexilio de Más País de las candidaturas municipales que compartía con IU y con Podemos ha sido una “bomba controlada”. Ni las direcciones provinciales donde se ha cortocircuitado su trabajo de confluencia se han rebelado contra la orden de la ejecutiva andaluza ni la ruptura con IU y Podemos en clave local ha salpicado, de momento, al grupo parlamentario Por Andalucía.

Desde todos los espacios coinciden en “encapsular” esa coalición y salvar la confluencia autonómica por encima de los desencuentros municipales. El siguiente escenario es preservar el mismo armisticio de cara a las generales, un horizonte del que depende el varias veces postergado aterrizaje de Yolanda Díaz y su proyecto Sumar en Andalucía. Estaba prevista su visita para antes de Navidad, pero su agenda y el repentino conflicto que vivió el grupo parlamentario Por Andalucía, obligaron a aplazarlo a enero o febrero. En este momento, los interlocutores andaluces de Díaz sobre el terreno han dejado de tener fechas cerrada en el horizonte y la vicepresidenta no se aventura a dar nada por seguro.

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