Espadas aprueba el presupuesto que activa su adiós como alcalde de Sevilla

Espadas señala al que será su sucesor, Antonio Muñoz, frente a sus compañeras Adela Castaño y Sonia Gaya.

Antonio Morente

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Esta vez no hubo cuadratura del círculo con apoyos a izquierda y derecha como con las cuentas de 2021, pero tampoco hizo falta. En un ambiente polarizado, con varias formaciones pensando más en clave autonómica que local, el Ayuntamiento de Sevilla ha aprobado su presupuesto para el año que viene con los votos del gobierno local socialista y la suma de la confluencia de Podemos e IU, con lo que Juan Espadas ha logrado sacar adelante el requisito que él mismo se había puesto para dejar la Alcaldía hispalense y centrarse así en su candidatura a la Presidencia de la Junta. Eso sí, no hubo mayores pistas sobre los pasos que vienen a continuación para concretar este adiós, de lo que en principio se informará este martes.

Las cuentas quedaron formalizadas en un pleno este lunes en el que se aprobaron de manera inicial, con el gobierno municipal presentándolas como la herramienta para consolidar la recuperación de la ciudad y el bloque PP-Cs-Vox clamando al cielo porque considera que Espadas lo único que tiene son prisas por dejar el cargo y para eso no ha dudado en echarse en manos de la “izquierda radical” para sacarlas adelante. El presupuesto, por cierto, asciende a 1.072 millones de euros (un incremento de casi el 5% con respecto al de 2021) y ha sido presentado como el más elevado de la última década y “el más social de la historia”.

Para empezar, el pleno municipal arrancó rechazando las tres enmiendas a la totalidad presentadas por PP, Cs y Vox, que clonaron los argumentos principales: al margen de acusar a Espadas de ceder en lo más grande para así allanar su adiós a la Alcaldía, se insistió en su radicalidad de izquierdas, en que la previsión de ingresos es irreal y en que la ejecución en última instancia será testimonial. Las enmiendas las tumbaron PSOE y Adelante Sevilla, la marca que aglutina de manera nominal a IU y Podemos, aunque a la hora de la verdad cada una de estas formaciones ha negociado por separado.

“Voluntad y responsabilidad”

Tras su aprobación con los mismos votos, el encargado de defender la postura socialista fue el propio Juan Espadas, que incidió en que el presupuesto responde a las necesidades de la ciudad, mantiene los servicios públicos y apuntala la recuperación por la crisis pandémica. Y claro, tuvo un gesto con los tres concejales de izquierdas, a los que agradeció que han sido los únicos que han negociado “con voluntad y responsabilidad”.

A continuación, el regidor se embarcó en un discurso con aires de despedida, aunque antes de irse todavía tendrá ocasión de dirigirse a la corporación en pleno. Así, y tras reconocer que un presupuesto es “una herramienta para hacer cosas que nunca es suficiente y nunca se ejecuta en su totalidad”, incidió en que desde 2015 (cuando accedió a la Alcaldía) las líneas maestras de las cuentas “se han cumplido en un porcentaje altísimo con una visión de centro-izquierdas, de progreso”.

“El alcalde del acuerdo y del estilo sereno”

Todo ello, gracias a la “palabra mágica que ha generado estabilidad” en el Consistorio hispalense todos estos años: acuerdo. Y también a “un cambio de estilo político radical” con respecto a lo que se venía haciendo con anterioridad, lo que ha permitido al PSOE gozar de una tranquilidad tal “que parece que ha gobernado con mayoría absoluta”. Así que tirando de Felipe González y su concepto de “acuerdos transversales y no de bloques en los que lo importante es a quién benefician”, Espadas se describía a sí mismo como “el alcalde del acuerdo y del estilo sereno” dispuesto a negociar “con quien tenía visión para ello”.

Tras insistir en las bondades de las cuentas, subrayando sobre todo su carácter social y que consolida la inversión pública, recordó también que no se ha aumentado la presión fiscal. “Tengo datos para reventar”, presumió, como los 300 millones de euros de fondos europeos que se han captado desde 2015, aunque todo lo resumió en que se va como alcalde “dejando todas las líneas mejor que se las encontró”.

Un adiós a la Alcaldía que, por cierto, aseguró que no le apetecía, pero que daba el paso porque, “de corazón y con la cabeza muy fría, Andalucía necesita otro gobierno”. Y en esa aventura es en la que se embarca ahora para desalojar de San Telmo a “una derecha que se cree que el poder es suyo” y que, en cuanto supo de su aspiración a ser secretario general del PSOE andaluz y con ello candidato a la Junta, centró su artillería en él. Y así, le dieron la espalda quienes antes le decían que era una personal “cordial, respetuosa y con capacidad para llegar a acuerdos”, un reproche que tenía como destinatario principal a Cs, que sí aprobó un presupuesto para 2021 que además contó con la abstención de IU y Podemos, de ahí aquello de la cuadratura del círculo. Por cierto, que las cuentas para el año que viene han contado también con la abstención de la concejal no adscrita, Sandra Heredia, expulsada de Podemos hace unos meses.

Un billete comprado a cualquier precio

Frente a este discurso, las tres formaciones conservadoras pusieron el acento sobre todo en que Espadas ha firmado un cheque en blanco con la “izquierda radical” con tal de acelerar su adiós como alcalde. “Es un billete que ha tenido que comprar a cualquier precio”, le reprochaba el portavoz del PP, Juan de la Rosa, mientras que el también popular Rafael Belmonte lamentaba que los sevillanos han pagado una “entrada carísima” para asistir al espectáculo de su adiós, que ha ido derivando por varios estilos como “vodevil, sainete, comedia musical con varias voces y novela de misterio”.

El presupuesto, además, “no acaba con el infierno fiscal por la voracidad recaudatoria” del gobierno local, aunque la delegada de Hacienda, Sonia Gaya, recordó que las ordenanzas fiscales (que regulan las tasas y precios públicos) están congeladas desde 2019. Y ante la reiterada denuncia de la escasa ejecución presupuestaria, la cifró en un 80% frente al como mucho 59% que concedió una oposición que, en función del grupo municipal, ofreció porcentajes distintos.

Vox y Cs (cuyo portavoz, Álvaro Pimentel, no pudo estar en el pleno al haber contraído el coronavirus) coincidieron de lleno con las líneas maestras del mensaje de los populares. En el otro lado estuvo Adelante Sevilla, donde el actual portavoz, Daniel González Rojas, tiró de ironía para garantizar que el pacto presupuestario “no va a suponer la muerte de vuestro primogénito ni nos van a invadir las ranas y los mosquitos”, porque la única plaga bíblica a la que hay que temer es a los Jinetes del Apocalipsis que encarnan PP, Cs y Vox.

Apoyo (y desconfianza) de IU y Podemos

González Rojas tampoco le dedicó especiales flores al gobierno local, ya que “sabemos que el PSOE no cumple”, de ahí que para respaldar las cuentas hayan exigido “propuestas, plazos y partidas concretas” y una comisión de seguimiento permanente. “Si hay que pactar se pacta, pero no a cualquier precio”, abundó, tirando de un viejo lema del Partido Comunista portugués –“gente seria: trabajo, honestidad y competencia”– para explicar su postura en un escenario “con la derecha extrema y la extrema derecha echada al monte y sin el comodín de Cs”. 

“No son nuestros presupuestos y tienen cosas que no nos gustan”, continuó, y admitió que no son “una varita mágica” que lo arregla todo, pero concluyó que “se ha alcanzado un buen acuerdo”. “Lo pactado obliga”, le recordó al PSOE, que ahora activa por fin la cuenta atrás para la salida de Juan Espadas y su relevo por Antonio Muñoz, y todo gracias a la aprobación de unas cuentas para las que no fue posible la cuadratura del círculo… ni falta que hizo.

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