Tres nuevos pobladores escogidos entre 1.500 solicitudes para vivir en Almochuel, un pueblo zaragozano de 22 habitantes

“Los ayuntamientos nos tenemos que rascar el bolsillo si queremos que vengan nuevos habitantes a nuestros pueblos”: es el lema de Ángel Gascón, alcalde de Almochuel, localidad de la comarca Campo de Belchite que hasta junio tenía 22 habitantes censados y que gracias a la iniciativa de su Ayuntamiento ha sumado tres más, uno de ellos, el más joven con diferencia, es Amadeo y tiene siete años. 

Concienciados de la necesidad de atraer población joven al municipio, al alcalde de Almochuel hizo llegar un anuncio al Grupo de Acción Local de la Comarca (ADECOBEL), en la que ofrecían a una familia trabajo y vivienda. Esta oferta suponía un sueldo fijo como alguacil, la gestión del bar del pueblo y una vivienda nueva gratuita. ADECOBEL publicó la oferta en su bolsa de empleo y en la web 'Pueblos Vivos'. A partir de ahí, la avalancha de interesados impactó a todos: “Estamos sorprendidos por la reacción de la gente, hemos recibido más de 1.500 solicitudes de familias que querían venir, de toda España, del norte de África y hasta de Latinoamérica. Aun hoy nos sigue llegando alguna”, explican desde el Grupo de Acción Local. 

Ante tal revuelo se abrió un proceso de selección, una persona de ADECOBEL se dedicó a ello en exclusiva, y ocho familias pasaron a la fase de entrevista. Finalmente, Florencia, Darío y Amadeo eran los seleccionados y han llegado a Almochuel este verano desde Argentina para comenzar un nuevo proyecto de vida, en la provincia de Zaragoza. 

Un nuevo comienzo desde Argentina

Florencia, Darío y Amadeo salieron de Argentina hace tres años en busca de un futuro mejor. “Como todos los padres, mirábamos por nuestro hijo, en Argentina ambos trabajábamos, pero la situación del país era cada vez más difícil”, explica Darío. Su primer destino fue Italia, allí estuvieron un tiempo hasta que por la comodidad del idioma y una oportunidad laboral decidieron poner rumbo a España, concretamente a la ciudad de Valencia. 

El mundo urbanita no era lo que esta familia argentina andaba buscando: “Probamos, pero al final la vida en la ciudad se hace pesada, nos cansaba”, apunta Darío, que junto a su mujer empezaron a buscar, a través de internet, opciones para trabajar y vivir en una zona rural. Así es como llegaron hasta la oferta que el Ayuntamiento de Almochuel había publicado a través del grupo ADECOBEL. “Era una oferta que parecía estar hecha para nosotros”, confiesa Darío. 

Sorprendidos por la cantidad de solicitudes, esta familia no se echó para atrás y decidieron seguir en el proceso de selección: “Queríamos vivir en una zona rural porque nosotros venimos de una zona rural en Argentina, sabíamos que podíamos vivir en un pueblo así de pequeño, lo que nos ofrecía y lo que nosotros podíamos ofrecerle, ayudar a repoblarlo”, aseguran Florencia y Darío. 

Llegaron justo el jueves anterior a la Dana que arrasó parte de los pueblos de esta zona: “El jueves salimos por el puente y cuando volvimos el lunes ya no existía”, recuerda Darío. Aunque algunos vecinos pensaron que esta joven pareja se daría media vuelta al ver lo que había pasado, ellos decidieron seguir adelante con su nuevo plan de vida: “Habíamos vivido la Dana de Valencia, en este caso eran solo daños materiales, y quisimos continuar con el plan de empezar de nuevo a Almochuel”. 

Amadeo, a sus siete años, se ha adaptado bien, va al colegio de Binaceite, a cuatro minutos de su casa, y se lleva bien con los niños a los había conocido ya en verano: “Cuando he ido a recogerlo al colegio hoy me decía, ”jo papá las semanas tenían que ser más largas, ya es viernes…“. Está muy contento en el colegio y tiene muchos amigos”, sonríe su padre.

Darío, de formación bombero, se distribuye el trabajo de mantenimiento en el pueblo como alguacil, mientras que Florencia, formada en hostelería, está inmersa en la puesta apunto del bar que se inaugurará oficialmente el día 20 de septiembre, tras décadas sin que el pueblo tuviera uno. “Ahora estamos trabajando en la decoración de una zona de terraza y preparando la inauguración que ha organizado el Ayuntamiento”, explica Florencia. 

También han abierto redes sociales del bar: “El boca a boca funciona muy bien entre la gente más mayor, pero queremos llegar a los vecinos que tienen segundas residencias en el pueblo y en los de al lado, para que se animen a venir también los fines de semana en invierno”, explica Darío, que cuenta que ya conoce a todos los vecinos: “Me he aprendido los nombres y los parentescos, como en mi pueblo en Argentina”, y que le sorprende que: “Nos avisan constantemente de que el invierno en un pueblo tan pequeño es muy duro”. Sin embargo, Florencia y Darío tienen otra visión, consideran que estando a 45 minutos de Zaragoza, Almochuel es un buen sitio para vivir. 

En cuanto al porqué han sido ellos los elegidos, esta familia, es prudente, pero saben que la formación de Florencia en hostelería y su experiencia previa en restauración, así como el hecho de que Darío sea bombero y conozca bien el manejo de herramientas y cómo cuidar del entorno del pueblo, han sido dos bazas que han jugado a su favor para ser los elegidos que ahora regentan el nuevo bar-restaurante Aguasvivas de Almochuel. 

Un Ayuntamiento que combate la despoblación con vivienda gratuita y trabajo 

“Hay interés en venir a vivir a los pueblos”, aseguran desde ADECOBEL, y el acceso a la vivienda gratuita o a un coste reducido es una de las principales ventajas por las que tantas familias se han presentado a esta oferta lanzada desde el Ayuntamiento de Almochuel. Y es que hay personas como Darío y Florencia que ven una oportunidad donde quizás otros verían un problema. 

Con 38 años como alcalde a su espalda, Ángel Gascón, vecino de 74 años que nació y siempre ha vivido en el pueblo, es consciente de la realidad que vivimos hoy en día, no muy diferente, asegura, de la que a mitad del siglo pasado vació poco a poco los pueblos de gente joven en peregrinación hacia las urbes. “Se fueron porque necesitaban trabajo, y no volverán mientras no lo haya”, sentencia Ángel Gascón.

Por ello, además de facilitar el acceso a la vivienda, Gascón advierte de que es importante que “aquellos que vienen tengan un sueldo, porque hay que comer” y, aunque reconoce que es “complicado” atraer a población nueva, sobre todo cuando los pueblos son muy pequeños, sin embargo, su alcaldía en Almochuel lo tiene claro: “Los ayuntamientos tienen que apoyar económicamente a quienes se deciden a venir a vivir a estos pueblos para que los servicios: tiendas, bares, piscinas...sigan abiertos”, se reafirma el alcalde, que predica con su ejemplo. La fórmula: facilitar vivienda, ofrecer trabajo y apoyar con un sueldo: “Si el que viene tiene que pagarse la casa, el local del bar y vivir de lo que gane con los habitantes que tiene, seguro que al poco tiempo se van a volver a marchar del pueblo”, advierte. 

A pesar de los escasos habitantes, el negocio funciona

La nueva pareja recién llegada a Almochuel regenta desde el mes de junio las piscinas de la localidad, que tienen un bar en el que han servido comidas y cenas. Cuando estas cierren, Florencia gestionará el bar del pueblo, mientras Darío seguirá trabajando como alguacil, un puesto que tiene asignado un salario mensual que paga el Ayuntamiento. “La gente que viene tienen que tener al menos un sueldo fijo para poder vivir, si no, es normal que se marchen”, reconoce el alcalde de Almochuel. 

“Nos interesa que el bar siga abierto porque da servicio también a los pueblos de alrededor que, siendo más grandes, siempre tienen problemas con esto”, apunta Ángel Gascón. Por el momento el negocio funciona porque “el boca a boca hace mucho, y la gente de otros pueblos no tiene problema en desplazarse si saben que se come o se cena bien”, añade. Y esperan que así siga, aunque este pueblo con 25 habitantes censados, cuenta en invierno con la mitad de su vecindad viviendo de manera fija.