Desvelado el misterio del cadáver hallado en una cuneta en el parque natural de Somiedo, una década después

Pilar Campo

Oviedo —
12 de febrero de 2025 11:39 h

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El 11 de enero de 2015, unos montañeros hallaron el cadáver de un hombre en una cuneta junto al mirador de los Rebecos, en pleno parque natural del concejo asturiano de Somiedo. El cuerpo presentaba grandes deformidades y se ignoraba su filiación.

Una década después, se ha desvelado el misterio: se llamaba Luis María J.C., aunque en su entorno era conocido como “Luisín”. Ahora, las pruebas de huellas dactilares obtenidas en su día del cadáver han ofrecido una “identificación positiva” al coincidir con las huellas que se tenían del DNI del fallecido.

Huyeron al enterarse que eran buscados

Sus dos hermanos, Enrique y Enriqueta, fueron detenidos en el País Vasco, adonde habrían huido al conocer que eran buscados por no haberse presentado ante los reiterados requerimientos remitidos a su domicilio para que comparecieran junto a Luisín para que los servicios sociales valoraran su estado y estar ilocalizables.

Ambos han comparecido este miércoles ante la titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Gijón que, a petición de la Fiscalía, ha acordado el mantenimiento de la medida cautelar de prisión provisional, comunicada y sin fianza.

El juzgado les investiga por un delito de homicidio por omisión, otro delito de prestaciones a la Seguridad Social en un supuesto agravado por haber cobrado indebidamente alrededor de 300.000 euros de la pensión de su hermano a lo largo de estos diez años, y les imputa sendos delitos de falsedad documental y estafa.

Sordo, mudo y ciego

Luisín, natural de Gijón, nació con una parálisis cerebral y era una persona totalmente dependiente de su familia. No veía, no oía, no hablaba, no caminaba e incluso tenía que comer a través de una sonda. Recibía una pensión mensual de 3.000 euros debido a su discapacidad.

La víctima dependía completamente de sus dos hermanos, a quienes el Principado había otorgado su custodia en 2014 a raíz de la muerte de sus padres.

Habitualmente Luisín no salía de su domicilio, por lo que tampoco despertó sospechas que no se le viera por la zona. Todo cambió cuando el Juzgado de Primera Instancia número 3 de Gijón requirió a los hermanos para que acudieran con él para hacer una nueva valoración por parte de los servicios sociales y ellos no se presentaron.

La detención y la sorpresa

Fuentes judiciales han confirmado que el pasado mes de octubre se dictó una orden de detención contra Enrique y Enriqueta al comprobar que no se encontraban en la vivienda habitual que habían consignado para su localización y haber hecho caso omiso a los continuos requerimientos para que acudieran con Luisín a realizarle la correspondiente valoración.

Al conocer que eran buscados, los hermanos se desplazaron hasta el País Vasco, lo que no impidió su localización. Tras su detención, ambos justificaron su negativa a acudir a la cita en que su hermano había muerto por causas naturales.

Sin embargo, no llegaron a notificar su fallecimiento y, según las mismas fuentes, la sorpresa llegó cuando en su declaración afirmaron que el cadáver hallado en Somiedo y cuya identidad era todo un misterio era el de su hermano.

Alegaron que “no sabían qué hacer con el cuerpo”

Según la versión de Enrique y Enriqueta, trasladaron el cadáver hasta ese paraje de alta montaña porque “no sabían qué hacer con el cuerpo”.

Los forenses descartaron, a través de la autopsia practicada al cuerpo, que la muerte de Luisín hubiera sido violenta, según las mismas fuentes.

El caso judicialmente sigue avanzando. Un portavoz del Tribunal Superior de Justicia de Asturias ha confirmado este miércoles a elDiario.es Asturias que el Juzgado de Instrucción número 4 de Gijón ha recibido la identificación lofoscopica con la necroreseña de los restos relacionados con la detención de dos hermanos, y esa identificación ha sido positiva. 

Hay indicios de que “dejaron morir” a Luisín

La lofoscopía es el estudio y análisis de las impresiones de las crestas papilares, que se encuentran en las yemas de los dedos, las palmas de las manos o las plantas de los pies, comparándolas en este caso con las que se tenían del DNI del fallecido.

La necroreseña proviene de comparar, cotejar o poner en correlación los datos obtenidos de un cadáver o restos (datos “post mortem” = PM) con aquellos otros facilitados por familiares o conocidos, relativos a la persona que se sospecha fallecida y que se trata de identificar (datos “ante mortem” = AM).

El testimonio clave de Enriqueta

El juzgado abrió las diligencias de investigación en un principio por los delitos de detención ilegal, desobediencia a la autoridad y quebrantamiento de los deberes de custodia, pero este miércoles su nueva declaración lo ha cambiado todo.

Sus manifestaciones han sido tan relevantes que han dado un giro inesperado al caso y han arrojado luz sobre los días previos al fallecimiento de Luisín, la idea que tuvieron de deshacerse del cadáver para ocultar la prueba de que había fallecido y el móvil económico que había de trasfondo.

Tras escuchar sus declaraciones, a petición de la Fiscalía, la magistrada ha acordado que continúen ingresados en prisión provisional.

La magistrada ha adoptado esta resolución a la vista especialmente de la declaración de Enriqueta que ha reconocido que Luisín se encontraba enfermo los días previos a su fallecimiento, sin que le atendieran, pese a que tenían su custodia por su vulnerabilidad dada su situación de gran dependencia, lo que ha llevado al juzgado a modificar los delitos imputados y prorrogar la prisión provisional de ambos.

El móvil económico

La magistrada investiga ahora su presunta autoría en un delito de fraude de prestaciones a la Seguridad Social en un supuesto agravado por haber cobrado indebidamente alrededor de 300.000 euros de la pensión de su hermano a lo largo de estos diez años.

Además, serán investigados por sendos delitos de falsedad documental y estafa por alteración de los documentos de la pensión de Luisín, ya que según ha ratificado un portavoz del Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA) a lo largo de esta década “modificaron el nombre del pensionista a favor de uno de ellos”.

Asimismo, a ambos hermanos se les atribuye un delito de homicidio por omisión ya que se solicitó testimonio por exhorto al Juzgado de Grado -al ser el partido judicial al que pertenece Pola de Somiedo- para conocer de primera mano el resto de la autopsia en el momento del hallazgo del cadáver.

“No fue una causa fulminante de muerte natural”

“Efectivamente se trata de una muerte natural, pero no por una causa fulminante como se apuntaba inicialmente puesto que, en su declaración, Enriqueta reconoció que su hermano Luisín se había encontrado mal varios días antes de producirse el fallecimiento y existen serios indicios de que pudieron haberle dejado morir sin atenciones, con el agravante de que eran los garantes de proporcionarle los cuidados a su hermano con discapacidad”, ha añadido el portavoz del TSJA.

El procedimiento judicial ha dado un giro de 180 grados este miércoles cuando, en su declaración, los hermanos han llegado a admitir en su relato, especialmente con el testimonio de Enriqueta, que “dejaron morir” a Luisín al no darle los cuidados y atenciones que requería y haber cobrado indebidamente alrededor de 300.000 euros de su pensión a lo largo de estos diez años.