El CD Tenerife ‘despide’ a Gilberto
Justo Gilberto González Expósito (1942-2012) siempre fue jugador de fútbol. De los mejores. Lo era con menos de veinte años cuando deslumbró en Primera División en su debut con el Tenerife y también lo era con cuarenta años, ya retirado, cuando el equipo blanquiazul luchaba por asentarse en Segunda División y él compartía entrenamientos con “los pibes”... y hasta ejercía de 'bombero' para apagar fuegos entre el cese de un técnico y la contratación de su sustituto. Siempre en segundo plano, en cualquier ejercicio demostraba un nivel técnico que envidiaban los profesionales de la plantilla. Y también era futbolista con cincuenta años, cuando formaba parte del cuerpo técnico del mejor Tenerife de todos los tiempos, el que durante una década encadenó éxitos en la élite del fútbol español. Mil veces retó a entrenadores que como jugadores habían sido campeones del mundo o a algunos futbolistas de primer nivel a pruebas de habilidad y precisión: a darle al larguero desde fuera del área, a meter un gol desde el córner tres veces seguidas… A lo que fuera. Mil veces ganó.
En realidad, siempre jugó con ventaja. Fue un superdotado. Lo era cuando, siendo poco más que un niño, destacaba en el Atlético Tinerfeño o el Realejos. Con 19 años, ya se ha dicho, firmó un excelente ejercicio en la que fue para el Tenerife una efímera aventura en Primera División: hizo cuatro goles en 15 apariciones pese a incorporarse al equipo con la temporada iniciada. Luego, durante un lustro, fue el pilar en el que se apoyó la entidad blanquiazul en su regreso a la categoría de plata. Y en el ejercicio 66-67, cuando el club temía por su futuro tras su traslado al grupo Norte, para jugar en campos embarrados y ante rivales de gran nivel, se echó el equipo a la espalda: marcó al menos un gol en 14 de los 28 partidos que jugó con un equipo que logró una cómoda permanencia. Ese verano lo fichó la UD Las Palmas… y el Tenerife descendió al curso siguiente. Con los amarillos fue conocido como Gilberto II y realizó siete temporadas admirables. Y mereció ser internacional. En tres ocasiones esperó su turno en el banquillo, pero nunca le tocó jugar.
Cuando regresó a su casa, al Tenerife, ya con 31 años, ofreció tres temporadas sobresalientes. Y en su último ejercicio, con Mariano Moreno en el banquillo, en un equipo que acabó sexto y hasta última hora soñó con el ascenso fue titular en todos los partidos del campeonato excepto en dos para totalizar 288 partidos oficiales en nueve campañas como blanquiazul.. Y marcó los cinco últimos goles de los 55 que sumó en ese período. El carné de identidad decía que iba a cumplir 35 años y alguien le hizo más caso a un papel que a la realidad. Y así, un par de días después de acabada la competición, el 6 de junio de 1977, el club sacó una fría nota informativa con cuatro apartados: jugadores con contrato, jugadores con prórroga, jugadores en otras situaciones y jugadores a los que se da la baja. En esta última relación, junto a Esteban, aparecía el nombre de Justo Gilberto. Así se despidió a una leyenda. Por cierto, el Tenerife descendió al curso siguiente.
(*) Capítulo del libro ‘El CD Tenerife en 366 historias. Relatos de un siglo’, del que son autores los periodistas Juan Galarza y Luis Padilla, publicado por AyB Editorial.
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