Otro apagón del Tenerife le cuesta la derrota en Anduva
Un tiro a puerta, un gran gol de Gelabert, fue suficiente pólvora para un Mirandés necesitado y castigo esperable para un Tenerife que mutó de correcto en la primera parte a incapaz hasta encajar el 1-0 y a impotente después. Salió de Anduva con su tercera derrota seguida, cierra el primer tercio de campeonato con una media de descenso y en lo que espera el regreso de los talentosos va dejando señales de equipo roto.
El tropiezo en Miranda abunda en un catálogo de errores que cada jornada añade un hito más en la lista del debe del grupo de Ramis. Este miércoles, con cuatro rotaciones para guardarse de la visita del sábado al líder, jugó el Tenerife sin bazas para sentirse superior al rival. Si acaso lo igualó antes de la pausa –una tarea hercúlea visto el estado de los blanquiazules y las carencias de los rojillos–y a la vuelta no soportó el único aguijonazo del equipo de Exteberria, capaz de exhibir la determinación de la que carece este Tenerife.
Ramis devolvió al once a dos defensas (Buñuel y Sergio González) y dos medios (Appiah y Javi Alonso). Lo mejor que puede decirse de los cambios –más rotaciones que asaltos a la titularidad– es que ninguno provocó tuvo un error trascendente. Aitor lució más fiable que antes y Javi Alonso demostró que está un punto por encima de Larrea. Sergio no desentonó, pero camino del último sexto se fue al banco con el depósito vacío y volvió León.
A pierna cambiada por el flanco de Buñuel, Appiah le puso voluntad y un cierto éxito por las cosas de la defensa, aunque es un extremo que juega de interior por un sistema que le obliga y por falta de pericia en el juego colectivo. Como casi todos, después del descanso desapareció de la escena hasta que lo sustituyó Mo Dauda.
Así que las variaciones de salida fueron indiferentes para el resultado. El Tenerife al menos cumplió yendo más diligente a las pugnas, pero volvió a alargarse cuando quiso tirar la presión arriba y con el balón en los pies sacó lo esperado: llegada de los laterales y centros inocentes al área. El único que conectó con la cabeza de Enric Gallego (m.32) provocó un rematito fácil para Herrero.
Por dentro, Aitor se ganó una tarjeta madrugadora y cuando Teto se vino hacia la calle del ocho –desesperado porque pegado a la línea juega amarrado– no dio un pase en ventaja a los delanteros o perdió en el cuerpo a cuerpo con los medios locales. Tras el cambio de Alassan por Alonso, acabó jugando los últimos minutos por delante de Larrea, no más que una circunstancia obligada por mucha ironía que se le pueda echar.
Cumplida media obra, y ya sin Aitor Sanz, el Tenerife fue aguándose en otra prueba fallida de empeño por ganar o ganar. El Mirandés dio un paso adelante para hacerse con el medio juego, aunque las ocasiones le cayeron al Tenerife –dos remates con vuelo alto de Iván Romero en el 48 y el 53– sin que le reanimaran el espíritu. Larrea fue perdiendo su sitio, a Aitor Buñuel le cerraron el carril que había ocupado antes y el equipo todo cogió el tono fúnebre de las últimas citas.
Al partido le faltaba un punto de efervescencia que estaba reservado a Gelabert, un chico perseguido por una lesión durante diez meses que ahora vuelve a eclosionar. Joseba lo empujó al campo en el 63 y antes de diez minutos ya la había armado. Recibió a la espalda de Alonso y Larrea por la calle del diez y se armó un tiro fuera del área letal, un fuera-dentro que ganó altura en lo que superaba a Soriano.
A la vista, lo de Gelabert salvó una noche decepcionante de fútbol. Con el gol, el Mirandés cumplió para quedarse con los puntos, puede que sin esperarse la respuesta del Tenerife, que se empeñó con éxito en combinar pelotazos para que cayeran en ventaja de su rival o en los que directamente se salieron del campo a un solo toque. Tuvo media hora para amañarse al menos un punto, pero modeló otro muestrario de fallos variados, y en todas las zonas, en lo que perseveraba mal entendiendo que la vía del juego directo era la única posible. A cinco del cierre, Óscar Pinchi pudo avivar el fuego, pero remató a la grada casi en el área chica de Soriano.
El tercer resbalón consecutivo vuelve a comprometer el futuro de Ramis y de algunos de los llegados en verano como cedidos. Siendo que es cuánto limita al Tenerife la ausencia de Shashoua, Corredera, Waldo o el compromiso de Carlos Ruiz, caminan el grupo y el técnico hacia la estación del fútbol que retrata a los desahuciados sin ofrecer señales de cambio de ruta. Hoy, con la simple determinación de Gelabert y su tiro.
(1) CD MIRANDÉS: Herrero; Álex Martín, Raúl Navas, Barbu; Parra (Sergio Santos, m.79), Nico Serrano, Beñat (Manu, m.73), Oriol Rey, José Salinas; Óscar Pinchi y Mráz (Gelabert, m.63).
(0) CD TENERIFE: Soriano; Aitor Buñuel, Sergio González (José León, m.69), Sipcic, Mellot; Appiah (Mo Dauda, m.61), Aitor Sanz (Pablo Larrea, m.46), Javi Alonso (Alassan, m.84), Teto; Iván Romero y Enric Gallego (Borja Garcés, m.69).
GOLES: 1-0, m.71: Gelabert.
ÁRBITRO: Luis Mario Milla Alvéndiz (Comité Andaluz). Amonestó a Manu (m.74) y a los visitantes Aitor Sanz (m.15), Aitor Buñuel (m.59), Teto (m.76) y Sipcic (m.90).
INCIDENCIAS: Partido de la décimo cuarta jornada de LaLiga SmartBank 22-23 (1.700 del Tenerife en Segunda División) disputado en el estadio de Anduva ante 2.249 espectadores.
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