El Oviedo de Cervera reabre la herida del Tenerife

Teto recibe la falta de Luismi

José Miguel Galarza

Santa Cruz de Tenerife —

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Ganó el Real Oviedo porque aprovechó el único error grave que le concedió el rival. Y perdió el Tenerife no tanto por eso como porque no fue capaz de sacar provecho del aluvión de remates con los que trató de someter, sin éxito, al equipo de Cervera. La segunda derrota del curso en el Heliodoro termina de reabrir la herida que empezaron a cerrar los de Ramis en Burgos. Llegaban obligados a reaccionar tras el bochorno del clásico, pero cayeron por más que a los puntos fueran superiores.

Con seis bajas, sin juego a la contra, sin pisar al área –un remate limpio de Bastón en el primer acto y el letal de David Costas tras el descanso que fijó el 0-1 final–, al Oviedo le salvó el desacierto del Tenerife y la pericia de Cervera tras ponerse en ventaja. Alargó a los suyos para comprometer la salida de los blanquiazules y los provocó luego para jugar a la corta con los buenos –Romero, Dauda, Shashoua–, un ejercicio desacostumbrado devenido estéril y precipitado, como se vio.

Y por más que dominara la táctica, perdió el Tenerife por el demérito de la ineficacia. No puede negarse que le puso voluntad con un arranque valiente –a su modo–, pero al cabo fue de más a menos. Un primer acto sin complejos cuando el Oviedo le entregó el balón y medio campo y un segundo condicionado por el gol temprano de Costas y la rueda de cambios de Ramis que este miércoles no pusieron una marcha más.

En el arranque con brío del Tenerife sobresalió la parte ejecutada por Iván Romero, una suerte de suma en media parte de lo que pudo hacer en Las Palmas –donde perdió la titularidad– y lo que tenía guardado para esta noche. Que corra mucho no llama la atención en este fútbol donde si no corres como el que más desapareces. Romero sigue asombrando por lo que es capaz de sacar en las pugnas con centrales media cabeza más altas. Gana duelos, controla, conduce y se arma un remate con muy poco. Así, firmó dos tiros (uno en cada fase) que pudieron ir dentro. Y hacia atrás, hizo una falta de listos en una de las pocas contra que se pudo madrugar el Oviedo.

Romero lideró el juego directo que le propuso Cervera en el primer acto, tan guarecidos los suyos que el Tenerife jugó con los dos laterales proyectados y Waldo y Teto haciendo de interiores para dejar la banda franca. De vuelta al once Nacho, el Tenerife se hartó de llegar por los flancos con pases al área, por dentro cuando se asociaron a la corta Waldo y Romero y en segunda jugada con la querencia de José Ángel a asomarse a la frontal.

No podía entregarse a otra cosa el Tenerife frente a un equipo que renunció al balón más de lo previsible y solo lució peligroso en la única pugna (m.11) que le ganó Borja Bastón a Sergio –otra vez impecable anticipando– antes de poner a prueba a Soriano con un tiro blando. Una volea que mal enganchó David Costas (m.43) a la salida de un córner fue toda la producción ofensiva –hasta el dichoso 0-1 en el 52, un despeje fofo de José Ángel, una pelota muerta en el área chica bien aprovechada– de un Oviedo fiado con éxito a no cantar en su área.

El gol único cambió el plan de relevos de Ramis, que puso a calentar a Shashoua por Buñuel en lo que Cervera mutaba los delanteros para que Enrich –inédito– y Borja Sánchez –algo más liante– lanzaran con Jimmy Suárez la primera línea de presión. Para cuando entraron el inglés y Gallego, el Tenerife ya había comenzado a espesarse después del mejor tiro de Romero –y la mejor respuesta de Braat– en el 55. Cuando Larrea y Mo Dauda pisaron el césped, el tendido se desesperó en lo que crecían los pases de seguridad y el balón no avanzaba conducido al pie. Aunque los de los tópicos quieran asemejarlos, Larrea y Javi Alonso no son iguales ni dan lo mismo.

A poquitos, el partido se fue liando mientras revelaba la ausencia de automatismos del Tenerife, inhabituado a jugar con Mo, Shashoua y Romero juntos. A José Ángel se le acabó el fuelle, Gallego no cazó nada cazable y cuando quedó franco el balón prolongado al palo largo en un córner (m.85), Carlos Ruiz y Dauda se estorbaron en una ocasión que pudo ser la copia de la que sí aprovechó Costas.

A tres jornadas para cerrar 2022 y visitar el mercado de enero, el 0-1 deja al Tenerife subido en la montaña de rusa de alegrías y decepciones en la que ha convertido la temporada tras el ascenso que no fue. A punto de recuperar a Corredera para tener disponibles a todos sus jugadores diferenciales, queda por ver que su irregularidad solo se explique por una enfermería más o menos ocupada.

(0) CD TENERIFE: Soriano; Mellot, Sipcic (Carlos Ruiz, m.77), Sergio González, Nacho; Teto (Mo Dauda, m.73), Aitor Sanz (Larrea, m.73), José Ángel, Waldo (Shashoua, m.61); Iván Romero y Borja Garcés (Enric Gallego, m.61).

(1) REAL OVIEDO: Braat; Lucas, David Costas, Dani Calvo, Pomares (Miguelón, m.88); Sesé (Bretones, m.46), Luismi, Jimmy Suárez, Hugo Rama (Mangel, m.88); Obeng (Borja, m.59) y Borja Bastón (Sergi Enrich, m.59).

GOL: 0-1, m.52: David Costas.

ÁRBITRO: Mateo Busquets Ferrer (Comité Balear). Amonestó a José Ángel (m.62) y a los visitantes Obeng (m.30), Luismi (m.69) y Hugo Rama (m.72).

INCIDENCIAS: Partido de la décimo octava jornada de LaLiga SmartBank 22-23 disputado en el estadio Heliodoro Rodríguez López ante 8.023 espectadores.

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