El Tenerife golea antes del descanso y Dani le evita luego un disgusto

Álvaro González remata el segundo gol del Tenerife al Real Madrid Castilla

José Miguel Galarza

Santa Cruz de Tenerife —
27 de septiembre de 2025 23:02 h

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En una tarde contradictoria, lo que iba para goleada placentera acabó para el Tenerife en goleada y advertencia. Le hizo tres goles al Castilla antes del descanso, desperdició dos contras a la vuelta para matar el partido y se resignó a un último tercio del que pudo salir con más daño que el gol recibido, primero de la temporada. Lo evitó Dani Martín, un portero que necesita casi nada para salir con nota alta de cada partido, así las dos manos salvadoras —ya con el 1-3 en el marcador— que le ahorraron el disgusto que se buscó a ratos.

La blandura del Castilla para encajar en una primera parte lamentable mutó luego en un ejercicio de toque, caídas al área y remates con el que quiso redimirse. Para conceder olvidó que este Jesús de Miguel desatado se amaña con lo que sea para marcar goles a pares o que Álvaro González —bregado en plazas de primera— también saca renta del balón parado. Y con otra cara, los cambios y el aire que le dio el Tenerife, se topó con Dani activado cuando le toca. Un equipo de chiquillos resignado a perder frente a otro al que, por ahora, le viene chica esta penitencia de nueve meses.

La visita a Valdebebas, casi un partido en Geneto visto el calor que le pusieron los trescientos birrias presentes, tardó en decantarse lo que el Castilla en meter la pata. Después de un cuarto de hora entre revisiones de VAR y concesiones del grupo de Cervera —aquí un duelo que se pierde, allá un tiro libre concedido en la frontal que tuvo que arreglar Dani con un vuelo mediano de dificultad para arreglar lo de la falta de Juanjo—, De Miguel sacó oro de un saque largo del portero mal negociado por Joan Martínez. Perdió la disputa, resbaló y mientras se lamentaba, ya andaba Demigol citado con el portero para el 0-1. Un pase, una conducción, un remate y gol.

Resuelto el primer objetivo, el partido ya tomó la forma que esperaba Cervera. Se juntó en quince metros para defender las llegadas de los blancos, comenzó a amenazarle con las salidas por el flanco de Alassan y puso el juego en el ritmo sin sobresaltos que pretendía, con el grupo de Arbeloa —una reunión de talento deshilachado improvisada por las bajas de los convocados para el Mundial Sub-20— dudando entre ir o quedarse.

Y así otros veinte minutos hasta la siguiente estocada del Tenerife, un ejercicio de estrategia redondo entre el talento de Nacho Gil para poner un córner donde quiere, un bloqueo que dejó liberado a Álvaro González y su cabezazo picado, demasiado alejado de las manos del portero.

En menos de diez, a nada de la pausa, se concretó la goleada tempranera con una resolución sobresaliente de Demigol, aprovechando un balón que puso David al área local. En condiciones normales, habría acabado la acción en intrascendente. Con De Miguel en estado de gracia, premió al partido con una resolución de nueve de área, el control preceptivo, seguido de un recorte que volvió a dejar colorado —y sin cintura— a Joan Martinez. Y el remate insalvable. Una obra de arte que prestigia esta Liga de pobres y penados a galeras.

El giro de guion llegó entre la honradez del Castilla para no faltarse al respeto y la complacencia del Tenerife en todos los órdenes. Según amanecía la segunda parte, tuvo dos contras limpias para que el filial madridista firmara la capitulación, pero no enseñó el colmillo, falto de un punto de hambre que luego habrá echado de menos y que no le vendrá mal si se repiten tardes y rivales dotados con el balón al pie como este.

Arbeloa ya había movido el once con dos cambios en la caseta y otro cuando adivinó que el Tenerife había bajado la intensidad a un mínimo del que podía aprovecharse. Cervera había relevado antes del 60 a Alassan y Gallego, pero los ingresos de Noel López y César no reactivaron al grupo. El gallego se apuntó a media hora más de conducciones inanes que asociaciones para habilitar las vueltas tras las recuperaciones y al canterano lo metieron en el lío coral en el que ya había mutado el Tenerife, sin dominio del medio juego, resignado a defender con una línea de cinco que no frenó la frecuencia de caídas con balón y centros al área que fue sumando el Castilla.

En ese rebumbio de ocasiones, surgieron las dos manos de Dani —la primera, desde el suelo, de reflejos mayúsculos— porque el gol, curiosamente, fue a resultas de un control mal gestionado por Juanjo que liberó en la frontal a Roberto Martín para colocarle al meta, sin obstáculos, un tiro innegociable.

Cervera acabó de reajustar a su equipo con la vuelta de Cris Montes, cinco partidos después del debut en Guadalajara, y un ratito para Calavera, hoy más activado en los duelos, más cerca de su cartel verdadero. Y entre los intocables, otra faena completa de este Aitor mil veces redivivo, nadie como él para saber dónde cae el balón o cómo rebañarlo.

Real Madrid Castilla: Javi Navarro; David Jiménez, Joan Martínez (Fati, min. 46), Mario Rivas, Manu Serrano (Valdepeñas, min. 56); Pol Fortuny (Yáñez, min. 65), Manuel Ángel (Jacobo, min. 82), Cestero, Bruno Iglesias (Roberto Martín, min. 46), César Palacios; y Loren Zúñiga.

CD Tenerife: Dani; David, Álvaro González, León, Zoilo; Alassan (Noel López, min. 57), Aitor Sanz, Juanjo (Javi Pérez, min. 70), Nacho Gil (Calavera, min. 84); De Miguel (Cris Montes, min. 84) y Enric Gallego (César, min. 57).

Goles: 0-1, min. 16: De Miguel. 0-2, min. 37: Álvaro González. 0-3, min. 44: De Miguel. 1-3, min. 68: Roberto Martín.

Árbitro: Gonzalo Romero Freixas (Comité Catalán). Expulsó a Fati por doble amonestación (min. 85 y 90). Amonestó a Manu Serrano (min. 27) y a los visitantes Aitor Sanz (45), Javi Pérez (76), De Miguel (82) y Álvaro González (87).

Incidencias: Partido de la quinta jornada del Grupo I de la Primera Federación 25-26. Estadio Alfredo Di Stéfano, ante unos 1.200 espectadores, de los que cerca de unos trescientos eran del CD Tenerife.

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