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El VAR y la blandura dejan sin puntos al Tenerife

Waldo controla ante Jacobo

José Miguel Galarza

Santa Cruz de Tenerife —

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La medida del tercer Tenerife de Ramis la da esta derrota inocua en Andorra que impidió la enésima oportunidad de encadenar tres plenos seguidos. A uno del cierre, encajó Soriano por un penalti dudoso de esos que pita el VAR y hacen suyos los árbitros medrosos, este Moreno Aragón entre ellos. No perdonó Carlos Martínez y dejó a los blanquiazules abocados a la medianía final a dos entregas para el cierre del curso.

Hizo méritos el Tenerife para no más que un empate frente a un rival tan virtuoso de la posesión como expuesto a ser cogido en una vuelta o una combinación a la corta cuando le agarraban aculado. En las dos suertes pudo herirle el Tenerife de muerte, pero este domingo le tocaba la versión blanda en las definiciones y cuando pudo ponerse por delante (m.56) tras una contra lanzada por Larrea, el árbitro entendió punible la carga con la que Waldo se deshizo de Álex Valle para batir al portero.

La derrota en el principado deja el Tenerife átono, ahora que el técnico eligió dar nuevas titularidades a los defensas centrales o a los mismos Teto y Larrea, relevos hoy de Romero y Aitor Sanz, a dos oportunidades el capitán de superar a Suso Santana en el cuarto puesto del escalafón de partidos jugados. Como también queda pendiente un reconocimiento final a Carlos Ruiz, cabe pensar que el bloque que dio un plus de eficacia al Tenerife en el último mes y media difícilmente repetirá.

La penúltima cita a domicilio del campeonato enfrentó, como en el Heliodoro, dos modos de entender el fútbol. El Andorra se quedó veinte minutos con el balón y aunque el Tenerife le persiguió en la salida jugada lo justo para no descompensarse fatalmente, sufrió más de lo deseable en lo que Mellot le tomaba las medidas a Jacobo y Aitor Buñuel –una tarde ingrata que descubrió sus límites– perdía la espalda de Germán Valera en las pelotas llovidas desde el flanco opuesto.

Reducido al intento de anular el juego combinativo local, vio cómo avisaba dos veces Iván Gil, antes con un tiro lejano rebotado en el palo corto de Soriano (m.4), luego con un remate a bocajarro ante el portero (m.17) que rechazó el mismo poste. Solo cuando el Tenerife pudo hacer algo más que romperla en largo sin medida, roló el viento del encuentro al plan de Ramis.

Se arrumbó el Tenerife a la borda a pierna cambiada de Mellot y se asoció el francés con Waldo y Corredera, en lo que Teto y Corredera terminaban de crear superioridades por el único flanco que hoy se le hizo potable. Y así, un remate de Gallego rebotado por la defensa (m.24) y un regate imposible de Mellot pegado a la línea de puerta que acabó en nada. Dos petardos rojos que al menos igualaron las caídas al área y compensaron la lista de méritos.

El Tenerife tras el entretiempo duró lo que se mantuvo su once titular. En esa fase, la vuelta nombrada que fabricó Larrea –un partido notable tapando tanto como propuso armando ataques–, perfeccionó Gallego con el último pase y acabó sin final feliz por la decisión del árbitro. Y en la siguiente acometida (m.62), un balón que alcanzó Corredera, antes de que se perdiera por el fondo de la parroquia tinerfeñista, para servirla al corazón del área. Allí la cazó Teto cómo pudo para improvisar un cabezazo que superó a Marc Gil, pero no embocó la portería.

Incomprensiblemente, con los relevos perdió el Tenerife el gas y hasta la poca pegada. Entraron al tiempo Mo Dauda, José Ángel y Romero y lo único que demostraron es por qué son suplentes en mayo. Entre la indolencia y el retraso para llegar a los duelos, obligaron a que Corredera se multiplicara –en esta versión podría jugar una prórroga con el mismo ritmo– y Gallego siguiera a lo suyo, solo que sin acompañantes. La entrada luego de Elady quitó otro poco de sustancia al equipo y la postrera de Selma –ya en desventaja– igual habría cundido más que la de este Dauda, un futbolista fuera de ritmo y del guion.

Y aún con los secundarios a su bola, el Tenerife tuvo el empate en la mano hasta que Héctor superó a Kike Salas en una pared dentro del área en la que metió el central el pie para desequilibrarlo. El árbitro no vio lo que el VAR, pero hizo suya la corrección. Con el tiempo mínimo cumplido, Carlos Martínez aprovechó el caramelo y engañó a Soriano. Sin motivos para recurrir a la épica –ahora sí gastado el amor propio al que antes apeló con éxito el entrenador–, se acabó la racha y la temporada. Solo queda ahora despedir cómo se merece a Carlos Ruiz, qué menos 285 partidos después.

(1) FC ANDORRA: Marc Vidal; Petxa (Dani Morer, m. 65), Adrià Vilanova, Mika Mármol, Álex Valle (Diego Pampín, m. 75); Aguado, Iván Gil (Sergio Molina, m.75), Bover (Héctor, m. 65); Jacobo (Almpanis, m. 82), Germán Valera y Carlos Martínez.

(0) CD TENERIFE: Soriano; Aitor Buñuel, Sipcic, Kike Salas, Mellot; Teto (Mo Dauda, m.65), Larrea (José Ángel, m.65), Alex Corredera (Selma, m.90+2), Waldo (Elady, m.81); Borja Garcés (Iván Romero, m.65) y Enric Gallego.

GOL: 1-0, m.90+1: Carlos Martínez.

ÁRBITRO: Álvaro Moreno Aragón (Comité Madrileño). Amonestó al técnico Eder Sarabia (m.36) y a Marc Aguado (m.69) y a los visitantes Mo Dauda (m.75), Kike Salas (m.88), Álex Corredera (m.89), Soriano (m.88), José Ángel (m.92) y Sipcic (m.93).

INCIDENCIAS: Partido de la cuadragésima jornada de LaLiga SmartBank disputado en el estadio nacional de Andorra ante 2.201 espectadores, unos 150 seguidores del CD Tenerife.

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