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1%: “Todo para nosotros y nada para los demás”
El capitalismo es, ante todo, un orden social y, solo después, un orden económico. Como a los ordenes sociales que le precedieron en la historia, a él también se le puede aplicar la célebre frase de Adam Smith: “Todo para nosotros y nada para los demás parece haber sido la máxima abominable de los amos de la humanidad en todas las edades del mundo”.
En nuestra edad, comenzado ya el siglo XXI, el “nosotros” de Smith es ese 1% de la población mundial que en 2016 acumulará más de la mitad de la riqueza global y los “demás” el 99%, desde esos miles de millones que no tienen nada, a los cientos de millones que aún compartimos una parte de la riqueza global.
En realidad, le sobraba clarividencia a Bertrand Russell cuando en pleno siglo XX certificaba que, en efecto, la sociedad capitalista “es una sociedad en la cual una minoría muy pequeña de propietarios somete a la explotación al resto de la población, arremete contra la naturaleza y despilfarra los recursos naturales del planeta”.
En fin,hoy todo el orden social mundial gira en torno a ese 1% que lo quiere tener todo y que nunca se conforma con lo que tiene, empujado por la lógica de siempre tener más para permanecer eternamente en la cima, sin caer hacia el abismo donde se debaten los demás.
El Olimpo de ese 1% es la desgracia del mundo, porque son muchísimos los que anhelan ese modo de vida y aspiran a ser y a vivir como ellos o, al menos, de un modo semejante a ellos.
Mientras eso sea así, mientras millones de personas consideren a esa élite social del 1% como dioses inmortales e intocables que habitan el Olimpo de la riqueza, ellos podrán disponer del destino de todos y el mundo no cambiará. Pero el crepúsculo de esos falsos dioses en su ciega “arremetida contra la naturaleza” podría ser el crepúsculo de todos nosotros porque al revolverse la naturaleza no distinguirá entre nosotros y ellos.
Aún no es del todo tarde para abandonar el capitalismo, pero tampoco nos sobra el tiempo. Como decía Ernest Bloch, “La tierra tiene sitio para todos, o lo tendría, mejor dicho, si fuera administrada con el poder de la satisfacción de las necesidades en lugar de con la satisfacción de las necesidades del poder”.
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