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Los dos abrigos y la derecha

Eduardo González / Eduardo González

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Traigo a colación esta anécdota, porque estamos asistiendo, de un tiempo a esta parte, a un deslizamiento de la derecha por el tobogán de la descalificación y el insulto, estando más por destruir al adversario (enemigo para ellos) en lugar de debatir y confrontar ideas. Y cuando me refiero a la derecha española incluyo en la misma tanto a la política, a la económica, la eclesial y la de los medios de comunicación afines.

La derecha española, que quería ser, con la aparición de UCD y los primeros tiempos de Fraga y Aznar, una derecha civilizada y europea, ha ido dando pasos hacía posiciones políticas de intolerancia, cada día más ultramontanas, y que en ocasiones recuerda la vieja tradición de la derecha española, la de toda la vida. El viaje al centro, es decir a la moderación, no solo no se ha completado, sino que ha retrocedido a casi sus orígenes. Y en estos tiempos ha encontrado inspiración, aliento y sustento ideológico en la ultraderecha norteamericana y, en España, en la vanguardia del pensamiento neoconservador de la FAES, con Aznar a la cabeza, y como consecuencia se ha ido escorando a posiciones cada vez más ultra conservadoras y derechistas, mezcla del más cruel neoliberalismo y de posiciones ideológicas fundamentalistas.

Cabe preguntarse si era sincera la posición de los primeros pasos de la transición u ocultaban entonces su verdadera naturaleza, pero de todas maneras eso no importa ahora, lo que constatamos es su cada día más creciente escoramiento a la derecha extrema. Históricamente, a lo mejor se hace necesario recordar para entender el escoramiento, que la derecha española ha tenido escasa, por no decir ninguna tradición democrática. Dominó en régimen de monopolio la escena política española, sin ir mucho más atrás, al menos desde el nacimiento de la nación liberal española de 1812, exceptuando los pocos y cortos periodos democráticos en España, el Sexenio Democrático y los escasos cinco años de la Segunda República, interrumpidos por sendos golpes de Estado..

Están acostumbrados a mandar, a que le obedezcan, a decir lo que es español y lo que no. Tan acostumbrados están a imponer su voluntad, que se les nota mucho. Veamos algunos de los últimos ejemplos de cómo se ha ido extremándose. Nos puede servir la manifestación celebrada estos días en contra del aborto. Piden que se retire la Ley, una ley aprobada por mayoría del Congreso. Y encima en las manifestaciones llamaban asesino s a los que habían aprobado la Ley, con especial saña al presidente del Gobierno.

Pero hay que decirles dos cosas, una, se han podido manifestar libremente sin que nadie les moleste, es un derecho que asiste a todo español. Hubo un tiempo en España en que estaba prohibido y si te manifestabas ibas a la cárcel. Dos, la gran diferencia es que la ley aprobada recientemente y la anterior vigente desde hace al menos 25 años no obliga a nadie a abortar. Por tanto, no están en peligro ni sus creencias, ni se pone en riesgo su integridad personal e ideológica, pero lo que no nos cabe la menor duda es de que si mandaran (utilizando su propia terminología) como lo han venido haciendo durante tanto tiempo, impondrían su moral al conjunto de la sociedad prohibiendo el derecho de la mujer a decidir sobre su maternidad, y volverían a tipificar como delito el aborto, como en otros tiempos.

El debate suscitado sobre las corridas de toros. En Cataluña se ha propiciado un debate democrático es como se resuelven de manera civilizada las cuestiones en litigio, escuchando opiniones a favor y en contra, para después, si cabe, tomar una decisión. Ya lo hicimos en Canarias. Pues bien, el Gobierno de la comunidad autónoma de Madrid, Sra. Aguirre, ya lo ha resuelto, intentando declararlo oportunistamente BIC (Bien de Interés Cultural), y dando por concluido el debate sin ni siquiera empezarlo y además, quien proteste, es catalán no es “un español de verdad”. Por cierto, El PP de Canarias tomará buena nota y también propondrá que sea declarado por el Parlamento canario BIC. ¿Me equivoco?

Esa es la diferencia, en un sistema democrático no se impone nada, se regula. Los demócratas respetamos el derecho de los demás, ellos imponen a los demás sus creencias. Y esta afirmación no es una presunción sino una evidencia en la historia de España.

España, necesitaría una derecha de tradición democrática, una derecha que en lo social se moviera en la tradición europea de la democracia-cristiana. Un partido conservador moderado, que actuara con sentido de Estado, que pactara las cuestiones fundamentales con el centro-izquierda, que reconociera el papel positivo de los sindicatos como representante legítimo de los trabajadores, y no, pretender liquidarlos. Que favoreciera el acuerdo entre empresarios y sindicatos, repartiendo responsabilidades en la prosperidad del país, y a cambio, se redistribuyera de manera equitativa el progreso económico a todos. Que fuera tolerante con el que piensa distinto y que no fuera fundamentalista en materia religiosa. Que entendiera que el espacio público es de todos y valorara la laicidad del Estado, y que éste es la mejor garantía de la libertad religiosa en el ámbito privado. Parece hoy una utopia, buscar una derecha así en España, pero hace poco bien poco la hubo en toda Europa. Un centro-derecha que creó junto con la socialdemocracia el modelo social europeo social, el llamado capitalismo Renano. Que lo defendía como una de los avances más importantes de la historia de la humanidad, con un progreso económico ligado al progreso social. Una apostilla, se echa de menos en la jerarquía eclesial española la defensa de la Doctrina Social de la Iglesia, en su preocupación por los más pobres, dixit León XIII, pero parece que sólo se preocupan del sexo.

Y otro ejemplo, te vas a enterar juez Garzón, por atreverse a investigar los crímenes del Franquismo. Y prefieren que España no salga de la crisis en lugar de ayudar a un gobierno que no sean de ellos. Piden sacrificios a los trabajadores, pero no le pidas sacrificio ni sentido de estado, ni patriotismo a los privilegiados, no lo harán, por ejemplo, podía empezar por no defraudar pagando sus impuestos y no evadiéndolos. Su patriotismo reside en la cartera, en Canarias sabemos mucho de eso. Su patriotismo sólo sirve para arrojarlo a la cara de los demás.

Siempre han considerado que España es de su propiedad. Y han repartido carnet de buen o mal español. Su actitud actual, sino véase la del Sr. Aznar, no contribuye, en nada, más bien dificulta, la convivencia de los españoles, y de alguna forma están sembrando de nuevo odio y enfrentamiento entre españoles. Sólo basta escuchar o leer algunos de los medios de comunicación que pueblan el campo de la derecha extrema española. Esta actitud no ayuda a España y menos a superar la crisis económica, o es que, en realidad, sólo les importa recuperar el poder, que así vuelve a sus legítimos detentadores de siempre.

Eduardo González

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