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Antonio Cubillo, un hombre del “corto siglo XX”, por Néstor García Lázaro
El 10 de diciembre fallecía en su domicilio de Santa Cruz de Tenerife Antonio Cubillo Ferreira, uno de los personajes más importantes de la segunda mitad del siglo XX en Canarias.
El “corto siglo XX”, en palabras del historiador Eric Hobsbawm, y especialmente su “edad de oro” (1945-1990) se caracterizó por la guerra fría, el proceso descolonizador y las revoluciones sociales y culturales. Además de la existencia de un gran número de dictaduras de distinto signo político. La trayectoria vital de Antonio Cubillo se inscribió de lleno en todos y cada uno de estos “procesos históricos”.
Nacido en la ciudad de La Laguna un año antes de la instauración de la IIª República Española, pasó su infancia en un barrio rural de Icod de los Vinos. En este lugar se crió escuchando a las personas mayores del lugar, que entre otras cosas, hablaban sobre la Guerra de Cuba, siendo su primer contacto con los procesos descolonizadores.
Durante el Franquismo es cuando su figura se torna relevante para la historia reciente de Canarias, al impulsar el resurgimiento del movimiento obrero y al crear y sentar las bases del nacionalismo canario.
Licenciado en Derecho por la Universidad de La Laguna en 1954, abre su despacho en Santa Cruz de Tenerife dos años después. Siendo pionero y muy probablemente el primer abogado laboralista durante el franquismo en todo el Estado. Entre 1956 y 1962 asesora a un gran número de trabajadores tinerfeños sobre las condiciones laborales en sus respectivas empresas y sectores. Cada vez serán más los trabajadores que se acerquen a su despacho (portuarios, panaderos, lecheras, etc) con lo que se incrementa la conflictividad laboral en la isla. Su éxito como abogado se basó en la creación del sistema de las igualas (dinero recaudado por los obreros para pagar el asesoramiento laboral-judicial, que servía al mismo tiempo como “caja de resistencia” durante las huelgas), así como la utilización que hacía de los resquicios legales del franquismo para presionar con sus propias leyes el incumplimiento de lo estipulado. Por este motivo llega a enfrentarse abiertamente con el Gobernador Civil de Santa Cruz de Tenerife (que era la máxima autoridad civil en la provincia durante la dictadura).
La labor desarrollada no sólo sirvió para el resurgir del movimiento obrero en Tenerife, sino que también ayudó a que este comenzara en la isla de Gran Canaria. Carlos Suárez, el famoso “látigo negro”, visitó el despacho de Antonio Cubillo antes de abrir el suyo propio en Las Palmas de Gran Canaria, para que le asesorara.
Tras escaparse de la isla de Tenerife, para evitar duras penas de prisión por su labor como abogado, el movimiento obrero entrará en un largo letargo en su isla natal hasta la década de 1970.
Durante estos días quizás en lo que más se ha incidido es en su faceta como independentista, por lo que tan sólo anotaremos aquellas cuestiones que nos parecen más relevantes.
A finales de la década de 1950 y comienzos de 1960 Antonio Cubillo empieza su camino independentista fruto de las condiciones que se viven en Canarias en aquellos años: una administración del Estado copada por peninsulares, una hambruna generalizada por los bajos salarios y los altos precios de los alimentos básicos (cuando los había), un atraso cultural por debajo de la media española, una dictadura y unos exportadores que se veían obligados a vender sus productos de lujo (papas, tomates y plátanos) al mercado peninsular (cuando antes de la dictadura lo hacían con los países europeos).
En torno a 1960, junto a Fernando Sagaseta en Las Palmas de Gran Canaria, crea el movimiento Canarias Libre, primer movimiento nacionalista canario de la “segunda ola”. Dentro de las distintas corrientes existentes en la organización (comunistas, autonomistas, independentistas), Antonio Cubillo introduce la perspectiva nacionalista, concibiendo a Canarias como una colonia que debía sumarse al proceso descolonizador que se estaba desarrollando por aquellos años en África y Asia. Aunque en estos momentos todavía no pensaba que fuera una colonia por haber sido conquistada en el siglo XV por los castellanos, sino por la relación desigual que se había establecido entre Canarias y el Estado desde la instauración del franquismo.
En marzo de 1962 el movimiento Canarias Libre es desarticulado en Las Palmas de Gran Canaria debido a su actividad de agitación, y Antonio Cubillo es detenido por su labor como abogado. A los meses logra escapar, y comienza su periplo más conocido.
Después de haber estado viviendo un tiempo en Francia, en 1964 se asienta en la recién descolonizada Argelia. Es aquí cuando empieza la inclusión de Canarias en el proceso descolonizador africano, por ser las islas parte integrante de aquél continente.
El 22 de octubre de 1964 (no el 23 como han publicado algunos medios de comunicación) firma un comunicado en el que da a conocer a la opinión pública la creación del Movimiento Por la Autodeterminación y la Independencia del Archipiélago Canario (MPAIAC) que iba a luchar por el “derecho a la libre Autodeterminación y a la Independencia, para establecer en su día en el Archipielago africano de las Islas Canarias, una Republica Socialista, capaz de representar y manifestar ante los otros pueblos libres del mundo entero, las verdaderas, justas y revolucionarias aspiraciones socialistas del pueblo canario.”
En el punto 26 de la resolución se creaba la “Bandera Nacional”, donde “Sobre la banda central y en circulo, irán Siete estrellas verdes que representarán la igualdad de las siete islas sobre el mar azul.”
A partir de este momento seguirá creando los símbolos y discursos de la Canarias de estos últimos años: interés por la cultura canaria anterior a la conquista (nombres personales, rasgos culturales, juegos, y un largo etcétera), el estudio y la defensa de lo canario (eliminando ese sentimiento de inferioridad que tantas veces ha pesado sobre lo isleño respecto a lo exterior).
Durante su estancia argelina (1964-1985) Cubillo se rodeará de las personas que lideraron los procesos de descolonización en todo el mundo, acudiendo a las distintas conferencias de países no alineados, y teniendo siempre un puesto dentro de la Organización para la Unidad Africana, viviendo en primera persona todo este proceso tan característico del siglo XX.
Tras su regreso a Canarias en plena democracia (1985) quedaban pocos años ya para que finalizara el siglo XX, ese siglo en el que tan bien se supo mover.
A Antonio Cubillo le debemos muchas de las cosas que hoy percibimos como naturales y cotidianas en nuestra vida: la bandera de las siete estrellas verdes (tantas veces ondeada en las fiestas populares y asumida por algunos partidos políticos en estos años), los nombres personales de muchos canarios (que están sacados del pasado “guanche”), el nacionalismo canario, el interés por nuestras tradiciones y el orgullo de haber nacido en esta tierra bañada por “el mar azul”.
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