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Arafat en mi memoria (octavo aniversario de su muerte)

Carlos Juma / Carlos Juma

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La histórica Palestina, cruce de interminables caminos, de rutas comerciales, despertó sin pretenderlo las ansias bastardas de hijos que han pretendido y pretenden de manera repugnante transformar el dedo meñique en una mano entera. Lo mínimo en lo máximo, los innegables vínculos en derechos, lo divino en política. Por el contrario, la negación de los palestinos, adjetivaciones inmisericordes, expedientes de terroristas y de expulsión de su propia tierra.

La historia, que siempre arroja luz sobre los atormentados pueblos, dice que en Palestina habitaban diferentes etnias, y entre ellas, por entonces ,-en la década de los cuarenta-, con la mayoría árabe una pequeña comunidad judía respetada por aquellos, tolerantes con sus costumbres.

Bastó la enunciación del victimismo para que, merced a la invocación de las Sagradas Escrituras, el sionismo, como ideología política tomara cuerpo sobre aquella tierra para intentar alcanzar la judeización completa de Palestina. Más, ese objetivo, después de más de sesenta años, no lo han logrado. Ni lo lograran.

La figura de Arafat, surge en la década de los sesenta del pasado siglo, y lleva a los palestinos a retomar conciencia de su propia identidad, a levantar la voz y protagonizar una lucha emergente contra los usurpadores de sus casas y tierras.

Son hechos incontestables. El robo, la expoliación, la vejación y humillación a la que se somete constantemente a los palestinos no parece tener fin.

Pedantes historiadores culpan a los no judíos de no aceptar la vergonzante partición de Palestina de Noviembre de 1947. Nada más lejos de la verdad. Fueron sus dirigentes políticos los que no aceptaron que se entregara parte alguna del territorio a los palestinos. Cítese a Menahem Beguin, por ejemplo.

Ante el desamparo permanente de este pueblo, abandonado a su suerte, bajo las botas de la ocupación militar más larga de nuestra época, la ansiedad por un auténtico líder que lleve en volandas las legítimas ambiciones de los palestinos tropieza una y otra vez en enfrentamientos internos, luchas intestinas que pierden toda la necesaria fuerza en la pugna por el liderazgo.

Con sus aciertos y errores, Arafat ha sido el líder indiscutido e indiscutible de la Causa Palestina. Padre de la patria palestina, su recuerdo, a siete años de su muerte, se agiganta y permanece actual a causa de la investigación abierta sobre la causa de su partida y sobre todo porque su ausencia ha dejado en una orfandad absoluta a los palestinos y lo echamos de menos.

Resistió todos los asedios y en la Muqata su figura se hizo enorme aún siendo encañonado noche y día por su encarnizado enemigo Sharon, aún en el limbo del ni vive ni muere. Alguna mano envenenó el agua que bebía y pronto veremos resultados de la investigación.

Este pueblo que no dobla la rodilla ante el poder sionista está dispuesto a resistir por encima de sus vidas. La obra del Viejo, de Abú Ammar, de Arafat, permanece en la historia viva de los palestinos.

No es tiempo de volver la vista atrás. Hemos llorado a Arafat y siempre estará vivo en nuestra memoria. De ahí a revolcarnos en el dolor de su trágico final dista un abismo.

Este pueblo palestino debe seguir adelante en la lucha de resistencia contra el opresor, con todos los medios legítimos a su alcance. Es de simple Justicia, al amparo de la legislación internacional.

La inmisericorde apropiación de tierras fértiles palestinas, del agua, el insulto de la colonización, y la soberbia y prepotencia de ese minúsculo estado judío sólo consigue mantener en pie la pelea por los derechos legítimos de los palestinos.

Arafat elevó a la máxima altura la diplomacia palestina, se consiguieron verdaderos hitos en las relaciones internacionales.

Está claro, sin embargo, que solo se equivoca quién da pasos. Arafat los dio hasta el punto de que sólo ha quedado atrás la mediocridad, la gente pusilánime y los que confunden el culo con las témporas y a día de hoy no dan al César lo que le corresponde y a Dios lo que es de Él.

Noviembre es un mes muy especial para los palestinos pero la apertura de los recuerdos comienza inexorablemente por el de Yaser Arafat, cuyo octavo aniversario de su muerte conmemoramos hoy, once de noviembre, a quién como ayer y siempre, manifiesto públicamente no sólo mi adhesión de los principios ideológicos del movimiento Al Fatah que lideró sino el sincero cariño y respeto por su figura humana.

Luchamos por una Palestina laica y democrática.

El próximo 29 de noviembre recordaremos el sexagésimo quinto aniversario de la partición de Palestina, fecha histórica de una injusticia que derrama sangre tanto tiempo después.

La solución no puede venir de fuera; ya se ha dicho que no es factible la de los dos estados por boca de los mismos que la invocaron. Sólo queda una, conquistar los derechos de manera inteligente y astuta.

Es cuestión de esperar, de saber esperar. Quien resiste, gana.

Carlos Juma

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