Chirino

La Fundación CajaCanarias inauguró el martes en su sede de Santa Cruz de Tenerife una extraordinaria exposición retrospectiva dedicada a la obra de Martín Chirino. Probablemente sea esta la exposición más importante realizada nunca sobre nuestro artista contemporáneo más importante. Ya saben que en esto de las exposiciones antológicas siempre puede haber quien diga que falta algo, pero ayer no faltaba absolutamente nada, excepto la presencia física y vital de muchos que ya no están, y que acompañaron a Chirino en su viaje desde una infancia entre la playa de Las Canteras y los talleres náuticos de Blandy Brothers -en los que trabajaba su padre-, hasta la lucidez asombrosa de sus casi noventa años. Con el desparpajo de un pibe aún ilusionado por lo que hace, el heredero de la vanguardia escultórica española, ‘cronista del viento’ que gusta de definirse a sí mismo como un herrero, como un forjador de espirales construidas con basura que cae del cielo, dedicó sus palabras previas, en una rueda de prensa celebrada por la mañana a describir la situación de erial en el que está hoy instalada la cultura: “este país ha vuelto a los años baldíos de los 50. Estamos en un ciclo de gran crisis”; y a denunciar el desentendimiento por parte de quienes nos gobiernan. Es un diagnóstico certero: la crisis se llevó por delante los dineros públicos para cultura, pero eso no es lo peor, lo peor es que al agotarse el dinero, se agotó también el interés de los responsables y gestores de lo público, que cuando piensan en cultura lo que piensan es en el dinero que se pueden gastar en financiar fiestas, saraos y jolgorios, para alegrar a su clientela.

Quizá por eso, en la multitudinaria inauguración de la retrospectiva de Chirino, no estaban ni el presidente del Cabildo de Tenerife, ni el alcalde de Santa Cruz (sí fue el de Las Palmas), ni siquiera la concejal de cultura chicharrera. La cosa no parecía ir con ellos. Sí estuvo el presidente Rivero, que aprovechó para hacer un brevísimo discurso sobre la importancia de la naturaleza en Canarias, una inoportuna colectánea de topicazos encadenados, en clave de oposición a las prospecciones. En fin, cada loco con su tema. Y otra manifestación más del desinterés de lo público por la cultura: la Fundación CajaCanarias ofreció al CAAM de Las Palmas, organismo dependiente del Cabildo de Gran Canaria y dirigido en tiempos por el propio Chirino, ‘prestarles’ la exposición para que los grancanarios puedan vivir durante unos meses la presencia mágica y telúrica de la obra del artista canario más reconocido en el mundo. A Larry Álvarez no le interesa montar la exposición de Chirino. Él sabrá por qué.