El “conceto”

Con permiso del gran Manuel Manquiña, y después de mi último viaje a las latitudes patrias, me hago las siguientes preguntas: ¿Cuál es el conceto? ¿Seguir permitiendo que una panda de mamarrachos e ignorantes nos sigan mangoneando la vida y nos vean la cara de tontos, o buscar soluciones alternativas?

¿Cuál es el conceto? ¿Seguir permitiendo que una banda de empresarios con el colmillo retorcido siga torciendo la legalidal para lograr cuadrar su cuenta de resultados a costa de exterminar a una generación tras otra, o buscar soluciones alternativas?

¿Cuál es el conceto? ¿Seguir viviendo por y para el deporte rey, o para esos interminables, zafios, chabacanos, nauseabundos y torticeros programas del corazón, o buscar soluciones alternativas?

¿Cuál es el conceto? ¿Seguir pensando que alguien vendrá a solucionarnos la papeleta y, cual médico chino, librarnos de todos nuestros males, o arremangarnos las mangas y ponernos a trabajar de una maldita vez?

¿Cuál es el conceto? ¿Seguir pensando que lo importante es tener la razón, caiga quien caiga, en vez de trabajar todos por un bien común que solo aparece escrito en las novelas románticas?

¿Cuál es el conceto? ¿Continuar viviendo en el siglo XX, en un país en donde no pasaba nada y la culpa de todo la tenían aquéllos que vivían más allá de nuestras fronteras, o aceptar que hacen falta soluciones aquí y ahora, y que de no hacerlo lo vamos a pagar muy caro?

Y ¿cuál es el conceto? ¿Seguir siendo un país de charanga y pandereta, donde los puestos de responsabilidad están ocupados por analfabetos que sacan pecho de su propia ignorancia, o por una vez se va a premiar no a los lameculos, correveidiles, o a los abraza-farolas de turno y se van a empezar a hacer las cosas siguiendo unos criterios mucho más rígidos, sensatos y lógicos?

¿Saben ya cuál es el conceto?