Espacio de opinión de Canarias Ahora
No debemos, no pagamos por Xavier Aparici Gisbert
Filósofo y Secretario de Redes Ciudadanas de SolidaridadFilósofo y Secretario de Redes Ciudadanas de Solidaridado aportado por el accionariado de la banca española es de unos 400,000 millones de ?. A partir de esa contribución monetaria, los propietarios del negocio bancario en España han llegado a disponer de unos 1,9 billones de ? -100,000 millones, en inversiones en bonos PIGs; otros 100,000 millones, en créditos a la construcción; en torno a 300,000 millones, en préstamos a promotores inmobiliarios; 700,000 millones, en créditos hipotecarios; y, 700,000 millones, en créditos al consumo y corporativos- enorme cantidad que equivale a, casi, dos veces el PIB del Estado español, y que representa una inversión cinco veces mayor que los fondos propios bancarios. Eso se llama “apalancamiento”, invertir pidiendo prestado. En los otros países, los reguladores financieros no permiten ese nivel y volumen de endeudamiento al sector financiero, para evitar que su gran tamaño suponga riesgos sistémicos al conjunto de la economía.
Pero, en el Estado español, los responsables políticos y administrativos que dirigen las instituciones que regulan la actividad financiera, han actuado y siguen actuando de manera muy diferente al resto del mundo. No solo, a despecho de la prohibición constitucional que prometieron o juraron cumplir, facilitaron el surgimiento de una especulación temeraria con la construcción de viviendas, la cual, durante varios años, trajo desorbitados beneficios para los que se aprovecharon de ella y un desmesurado endeudamiento general. Estallada “la burbuja del ladrillo”, las mismas fuerzas políticas y económicas que la crearon, pretenden ahora que el gran fiasco económico ocasionado sea afrontado, en la parte que toca a los bancos, no con quiebras ordenadas, sino en forma de “deuda soberana”, con los recursos públicos y a costa del hundimiento de la calidad de vida del conjunto de la ciudadanía del país.
Se advierte que de no hacerse así, se concitarían males mayúsculos, como el pánico financiero, las pérdidas generalizadas de fondos y el colapso económico completo. Por ello se han aportado cantidades ingentes de dinero público a tapar los fallidos y la pérdida de valor de los inmuebles en los balances del sector financiero. Y se barajan grandes cifras para continuar “rescatando” y “saneando” a la banca nacional: 40,000 millones de ?, 60,000, 100,000?
No obstante, conviene no olvidar que los bancos son empresas privadas, con ánimo de lucro y sin fines sociales, que están libres de dirección pública y de control ciudadano, y que, en ningún momento, han sido “secuestrados”. Por lo tanto, ni el Estado ni la ciudadanía, tendrían por qué afrontar cantidad alguna en su rescate. Y que han perdido gravemente la salud por una peligrosa enfermedad endógena a la que son muy proclives y que se llama avaricia. Nadie los ha infectado, se bastan solos.
Y, además, es que los accionistas, los bonistas subordinados y los inversores en bonos no garantizados de las entidades bancarias españolas -que son los responsables legales de absorción de pérdidas en caso de liquidación- pueden asumir quebrantos de hasta 700.000 millones de euros, antes de poner en riesgo los depósitos de los clientes, mucho más que lo se está pretendiendo dedicar a sostenerlas sobre nuestras cabezas.
“No debemos, no pagamos”, jornada mundial de protesta el próximo sábado 13 de octubre. En Las Palmas de Gran Canaria, a las 17 h. cacerolada y manifestación desde la plaza del teatro Pérez Galdós.
(Fuente de los datos bancarios: Francisco Viyuela, de Independent Advisors)
*Filósofo y Secretario de Redes Ciudadanas de Solidaridad
Xavier Aparici Gisbert*
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