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Espacio de opinión de Canarias Ahora

El fin de ciclo del turismo barato y de masas

Antonio González Viéitez

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1.- Antecedentes

Hace unos sesenta años, la sociedad canaria entró en un nuevo ciclo de su actividad económica. Con las mismas características de “monocultivo” con los que venía caminando a lo largo de toda su historia desde los tiempos de la conquista. Y lo hizo reiterando las características básicas de los anteriores ciclos económicos isleños. Y se fue adentrando en un nuevo monocultivo, asumiendo el papel subalterno que siempre tuvo en la economía atlántica, profundizando su dependencia y su fragilidad.

Pero hubo una modificación sustancial con respecto a todos los anteriores ciclos. Hasta ahora siempre se habían centrado en la especialización de exportables físicos, los conocidos azúcar, vino, cochinilla, plátano… Pero ahora, desde la década de los sesenta del siglo pasado, la especialización en exportables se concentró en los servicios, en concreto en el turismo.

Afortunadamente la historia del turismo en las islas está bien documentada y analizada. Aquí solo quiero subrayar tres elementos, a mi juicio, trascendentales:

1) Como era lógico aquí y entonces, el paradigma utilizado fue el del crecimiento. Hasta tal punto, que fue alrededor del turismo como se fue jerarquizando y organizando el conjunto de la nueva sociedad canaria. Y la característica que quiero subrayar fue el trepidante ritmo y la endiablada celeridad con las que se fue implantando. Por supuesto, con etapas de mayor o menor intensidad, pero con una tendencia muy fuerte, por razones bien conocidas.

2) Así, para poder ir poniendo en pie toda la infraestructura necesaria, desde los primeros momento se tuvo que ir “arrebatando” recursos productivos al resto de los sectores tradicionales, provocando por ejemplo la casi desaparición estadística del sector primario. Pero más adelante, cuando esa estrategia dejó de ser posible, apareció una auténtica mutación histórica. Es cierto que en esa coyuntura hubo dos posibilidades teóricas: o dejar de crecer a aquel ritmo endiablado, o continuar creciendo. Y, como era lógico aquí y entonces, nadie quiso parar y eso trajo una consecuencia estructural de enorme significado. Por primera vez en nuestra historia se tuvo que “importar” recursos del resto del mundo y, en primer lugar fuerza de trabajo, es decir personas inmigrantes. Y Canarias pasó de ser una sociedad acostumbrada culturalmente a la emigración, a encontrarse de pronto con las tornas viradas y convertida en una sociedad a la que han venido arribando centenares de miles de personas.

3) Veamos ahora los posibles límites con que este crecimiento pudiera encontrarse. En la última etapa de la producción de exportables físicos, sí se había llegado a topar con límites al crecimiento en los propios recursos naturales, y entonces se tuvo que parar. En concreto, a mediados del pasado siglo y en Gran Canaria, la continua ampliación y crecimiento de las sorribas plataneras llegó a casi esquilmar el acuífero insular, hubo que abandonar multitud de fincas y disminuyó la producción. Y entonces los límites fijaron las posibilidades de crecimiento.

La cuestión ahora está en ver si ocurre lo mismo en esta última etapa de especialización en servicios turísticos. Aquí y ahora el único recurso que, si llegaba a faltar no podría importarse, era el territorio. Y esto no presentó ninguna dificultad para el turbocrecimiento que tuvo lugar. Había suficiente suelo para triplicar e incluso multiplicar por veinte el número de plazas alojativas. “No hay problema”. El paisaje de los sures turísticos está ahí para atestiguarlo. Y ocurrió así, porque las consecuencias de todo tipo que esta desmesura iba a suponer no tenían ninguna importancia, según la dirigencia canaria, comparadas con la enorme riqueza y creación de empleo que se iban a conseguir. La última Ley del Suelo (2017) y la conocida como “Ley de las Islas Verdes” reconfirmaron estas posibilidades y dieron patente de corso para que se eternizaran.

2. ¿Esperar y ver?

2. ¿Esperar y ver? Como sabemos, el importante éxito de una determinada actividad económica suele atraer una exagerada concentración y especialización, lo que encierra su principal fragilidad y dependencia. Pero esto no suele apreciarse así, y cuando en cualquier tiempo anterior alguien resaltaba esta evidencia inquietante, la respuesta de la dirigencia era que “no había que preocuparse y que nunca aparecería esa situación en que las islas estuvieran casi incomunicadas con el resto del mundo”.

Pero llegó. Y no hay ninguna garantía de que no vuelva a pasar. Es más, parece que sea lo más probable.

Y eso, en mi opinión, obliga a repensar nuestro actual modelo económico y social. Entre otras cosas porque el actual, basado en el turismo masivo y barato de sol y playa, trae como consecuencia una considerable huella ecológica, insoportable para la actual conciencia medioambiental de todo el mundo, que va a obligar a cambiar hasta la forma de entender el turismo.

Por eso, tengo la convicción de que, como ocurrió tantas otras veces en nuestra historia, este ciclo de turismo barato ha llegado a su fin, lo que nos va a enfrentar a una etapa social de importante retroceso. Y es muy probable que tengamos que repetir situaciones de completa desorientación, incluso de pesimismo. Desde intentar continuar como si nada hubiera pasado, hasta “esperar y ver”, que fue la forma tradicional que adoptó el establishment canario para mantenerse al pairo hasta que apareciera un nuevo “cultivo salvífico”. Pero, también existe otra posibilidad, que se daría por primera vez en nuestra historia, y que consistiría en que intentáramos afrontar la nueva situación buscando nosotros mismos una solución adecuada a la situación post pandemia planetaria y concebida desde la perspectiva de los intereses generales de la sociedad canaria.

En cualquier caso aparecerá un tema de enorme envergadura que es necesario tener en cuenta. Porque siempre, a los finales de ciclo correspondía un importante derrumbe económico y el subsiguiente movimiento poblacional hacia la emigración.

¿Es posible que se tenga que repetir? Está claro que la respuesta dependerá del nuevo modelo por el que se pueda apostar y por el ritmo de su posible implantación. En todo caso, habrá que considerar el crecimiento vegetativo de la población canaria. Porque, a diferencia de nuestros patrones históricos de fuerte crecimiento, en los últimos tiempos viene ocurriendo lo contrario. Por ejemplo, si en el año 2000 todavía la tasa de crecimiento fue positiva +3,97%, en el año 2018 la tasa pasó a ser negativa -0,72%. En cualquier caso, lo más probable es que comience a disminuir la población total residente en el Archipiélago. Lo que, en mi opinión, no sería ningún drama.

3. Apuesta por el desarrollo sostenible

Lo que se desprende de todo lo dicho es que el actual paradigma del crecimiento ya no nos sirve, incluso muchos pensamos que puede ser peligroso, porque dificultaría en extremo la estrategia básica para la diversificación de la economía isleña. Por eso habrá que sustituirlo por el nuevo paradigma de desarrollo sostenible, ya muy estudiado, analizado y puesto en práctica en determinados enclaves punteros en el mundo. Con un añadido “canario”, la apuesta improrrogable hacia la diversificación económica.

La cuestión está en ¿cómo deberíamos hacerlo operativo aquí y ahora?

Apunto sugerencias:

A) Nuevo Modelo Energético (NME). Pienso que es la pieza más rompedora de lo viejo e insostenible y constructora de lo nuevo. Y sobre todo, inmediatamente practicable. Que debería comenzar por eliminar el actual procedimiento de subastas y poner en pie un genuino Modelo Canario que nos permitiera alcanzar una verdadera soberanía energética. Para ello se cuenta con casi plenas competencias, que sería necesario completar para elaborar un verdadero Plan de Transición Energética, liderado por el Gobierno de Canarias en colaboración con los cabildos. Teniendo en cuenta la totalidad de las energías renovables primarias para establecer el mix óptimo de cada isla. Huyendo del grandismo propio del modelo de quema de fósiles y proponiendo un diseño muy descentralizado con una amplia malla de redes. Apoyando el acceso directo de personas y empresas para autosuministrarse, incorporando el sistema de balance neto. Garantizando en cualquier caso que las principales infraestructuras, centros y redes de producción, distribución y almacenamiento sean públicas.

*La gestión debería llevarse por un ente público empresarial y sus beneficios irían a engrosar el Tesoro Público Canario. El volumen financiero de esta operación estratégica sería muy importante y, atendiendo a los costes de oportunidad, esta inversión debería ser absolutamente prioritaria a la red de ferrocarriles que tiene prevista el Gobierno de Canarias, que debería cancelarse. Entre otras cosas porque es el paradigma del modelo de crecimiento que hay que superar. La consolidación de este NME serviría, entre otras muchas cosas, para que el “destino” Canarias pasara a convertirse en “destino limpio”.

B) Turismo. *Aquí reside el principal problema con el que nos vamos a enfrentar. En primer término por ser el sector bandera de la economía canaria, del que depende directamente el 35% de la actividad productiva y del empleo, y que marca el ritmo al resto de los sectores productivos. En segundo lugar, sobre todo a corto y a medio plazo, porque se basa en la tremenda movilidad de millones y millones de personas y, como sabemos, la movilidad sobre todo aérea está puesta sobre aviso. En tercer lugar y ligado a lo anterior, nuestro modelo de turismo barato no tiene futuro, al menos inmediato, porque el mes de vacaciones troceado en varios viajes más cortos es insostenible en la actualidad. Por todo ello es necesario decrecer.

Pero eso se puede hacer como se han hecho siempre las cosas en esta tierra, por medio de una hecatombe de cada quien a su aire. O se puede plantear un estudiado plan de transición en el que se tengan fijados los objetivos y los plazos para gestionar la “desescalada”. Lo primero que se debería acordar es la prohibición de ocupar suelo turístico “no edificado”, como mínimo en una primera fase. Solo se harían obras para reconstruir, transformar y modificar la planta turística actual (la eliminación de la Ley del Suelo es imprescindible). Ese plan de transición tendría una atención especial para eliminar el vicioso carrusel de construir algo nuevo y abandonar algo viejo, para en un momento posterior, volver a construir algo nuevo y abandonar lo que ya envejeció… porque esa política de “tierra quemada” ha facilitado entre otras cuestiones la proliferación de las llamadas viviendas vacacionales que, deberían eliminarse para normalizarlas como alquiler convencional o pequeña actividad turística.

El objetivo de calidad seguirá siendo esencial. Pero debería medirse y calificarse en función del empleo y servicios que se pongan a disposición de los turistas.

Se deberá implantar una Tasa Turística que, mientras dure la transición, debería dedicarse para atender a las actuaciones que supongan eliminación de plazas con el objetivo de ir mejorando los conjuntos residenciales. Se abonaría un justiprecio a los afectados.

C) Empleo

Canarias viene sufriendo graves problemas sociales ligados al paro, la pobreza y la desigualdad. De ahí su importancia y la imperiosa necesidad de estudiar lo que pueda ocurrir el día después. A corto plazo, aunque los mercados convencionales puedan crear empleo, nunca lo harán en la cantidad suficiente. Es cierto que puede haber fuertes necesidades en el sector de la Construcción, sobre todo para la consecución del NME, el ligado a la reforma y modernización de la vieja planta turística y a los programas de viviendas y equipamientos sociales. También habrá para transitar por la senda de la soberanía alimentaria, gestionando el crecimiento de explotaciones familiares y cooperativas, con el objetivo de incrementar y apoyar todo lo posible agricultura sana y ecológica de kilómetro cero.

Enhebrando las tierras abandonadas, el agua de los Consejos Insulares, el paro de las zonas despobladas, la circularidad de las explotaciones de medianías y cumbres y las demandas de todos los residentes incluidos los turistas. De otra parte, apoyo a la tecnología práctica de última generación para fabricar por ejemplo componentes de renovables y de viviendas, así como lo referido al mantenimiento, reciclaje y reutilización industrial.

Pero no se puede pensar que los mercados laborales tradicionales puedan hacer frente a todo el paro que se va a producir. Y a corto plazo solo existe una posibilidad de complementarlos: los servicios sociales públicos. Porque una de las grandes enseñanzas de esta dichosa pandemia es que nos ha mostrado el tremendo descuido que se viene teniendo con los bienes públicos y con las personas más necesitadas y sus desastrosas consecuencias. Y si queremos, porque debemos, salir todos juntos, nuestra sociedad que aspira a ser sostenible, también tendrá que ser una sociedad de los cuidados. Recordemos que todos mantienen que el objetivo sigue siendo salir “sin dejar nadie atrás”.

Los cuidados serán en primer lugar los esenciales de Enseñanza, Sanidad y Seguro de Paro. Que deben ser dotados suficientemente para que no vuelvan a aparecer las graves deficiencias que se mostraron con toda su crudeza estas últimas semanas. Y que desaparezca la brecha digital en la educación. Además los cuidados tendrán también que esmerarse en las situaciones de Dependencia y Descuido. Y son inaceptables los comportamientos, ya bien conocidos en las residencias de mayores. Pero los cuidados también tendrán que incluir nuestros bienes públicos naturales, como las masas forestales, eriales, barrancos, acuíferos, fauna y paisaje, costas, playas.

La financiación. Es evidente que, a corto plazo, los recursos actuales están muy lejos de poder cubrir todos estos cuidados. Se necesitará incrementarlos de forma notable y esto solo se puede hacer por dos vías. O por transferencias de otras instituciones o por emitir deuda púbica canaria. Afortunadamente la opinión de la ciudadanía mundial está, esta vez sí, porque salvar a las personas sea lo primero. Y que las restricciones, los límites y los condicionamientos tendrán que adecuarse, razonablemente, a las exigencias prioritarias. La concreción de estas características tendrá que esperar a las próximas decisiones financieras de la Unión Europea.

El que la población que se quede parada reciba, justamente, unas rentas públicas y que, de otra parte se apueste por una Sociedad de los Cuidados, hace aconsejable que se conecten esos dos hechos. Y así, que las personas que reciban estas rentas públicas, mientras no encuentren empleo privado, tengan que hacerse cargo, en las condiciones laborales corrientes, de atender a la serie de cuidados que requieren los bienes públicos. En su caso, la formación profesional cerraría este círculo virtuoso.

D) Sistema fiscal

Es evidente que una propuesta de esta naturaleza, que incluye atender presupuestariamente un desarrollo sostenible, requiere una profunda reforma fiscal en Canarias. Habrá que partir de las enormes diferencia existentes de presión fiscal. En la actualidad, la presión fiscal media de la Zona Euro se sitúa en el 46% del PIB, la española en el 38% y la canaria en el 25%. Sin duda, esta es la razón fundamental de la insufrible desigualdad, pobreza y exclusión que sufre una buena parte de la ciudadanía canaria. Situación del todo insostenible que no tiene cabida en cualquier propuesta decente de futuro. Por eso se plantea una propuesta potente que sirva para atender la durísima situación actual, y que podría aliviarse cuando cambien las circunstancias.

En concreto: a) Subida progresiva del tramo autonómico del IRPF para los niveles personales de renta superiores a los 100.000 euros; b) es cierto que uno de los pilares del REF es la menor presión fiscal indirecta en las islas. A día de hoy se respeta esa diferencia y, mientras el tipo general del IVA español está en el 21%, el IGIC canario se queda en el 7%. Se podría mantener al actual nivel de recaudación, pero modificando el esquema. De modo que los bienes y servicios esenciales quedaran exentos y, por otro lado se debería subir los tipos a los bienes y servicios de lujo; c) en cuanto a la debatida Reserva de Inversiones de Canarias (RIC), solo podría mantenerse cuando su materialización se destinara exclusivamente a la creación de empleo digno.

E) Nuestra vecindad con África

La visión “oficial” que tiene la sociedad canaria de África, cuando se acuerda de ella, es del todo subsidiaria y dependiente. Hasta el punto que se asume que el papel del Archipiélago consiste en asumir el rol de “plataforma logística”, tal como quiere imponernos la actual Globalización. Y es que, como se conoce la existencia de importante riquezas naturales en el continente vecino y, de otro lado, el interés de muchas empresas trasnacionales por explotarlas, esa tentación es muy poderosa. Con esta propuesta, lo que se quiere hacer es garantizar una retaguardia segura para el reposo y las instalaciones administrativas del nuevo colonizador, que no se encuentra tranquilo en el continente. Y llegando a lo más vergonzoso de esta idea, se ofrece como reclamo para fortaleces esa plataforma, nuestro bajísimo nivel de salarios (sic). Si analizamos esta propuesta veremos que se basa en el mantenimiento de la actual situación de terrible desigualdad con los vecinos pueblos africanos. Pero si de verdad la sociedad canaria aspira a la sostenibilidad del Archipiélago, ésta se hace imposible si se continúan manteniendo esas desigualdades, las mismas que ponen de manifiesto con tanta frecuencia cayucos y pateras. Además, ese mantenimiento exige el establecimiento de fronteras. Y nuestra experiencia histórica como pueblo es tajante, nos dice que siempre nos produjeron graves dificultades porque los isleños necesitamos plena libertad de movimientos para garantizar nuestra centralidad atlántica. Además, esas fronteras entre desigualdades, en algún momento y para seguir funcionando, tendrán que militarizarse.

Así, la verdadera propuesta de Desarrollo Sostenible del Archipiélago es la de trabajar para disminuir esas enormes desigualdades con nuestros vecinos. Por eso, Canarias debe apostar por el codesarrollo junto con ellos. Porque las islas son en la práctica una potencia regional africana en la producción de energía renovables, potabilización de agua y actividad agraria dirigida a la producción de alimentos para su consumo local. Negociando planes y proyectos con sus instituciones representativas, becando a miles de jóvenes canarios y africanos a aprender y trabajar “enfrente”.

Nota final

Se quiere dejar constancia que, en nuestra opinión, se acaba nada menos que un nuevo ciclo de nuestra historia económica. Que ha durado unos sesenta años. Que además, al coincidir y entrelazarse con una terrible pandemia planetaria sobrevenida, nos obliga a repensarnos y reconstruirnos como pueblo y a civilizarnos dentro del paradigma del desarrollo sostenible. Que nos hemos dado de bruces con el descubrimiento de la obligatoriedad de cuidar los bienes públicos. Y que, a partir de ahora y porque además la necesidad obliga, hemos de ir construyendo la Sociedad de los Cuidados, empezando por la Biosfera y empezando por la Humanidad. Y para eso tendremos que ordenar fraternalmente nuestros comportamientos y asumir las consecuencias de los límites se la Biosfera. Para que la Ciencia nos pueda ayudar y la Sabiduría nos pueda mantener.

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