Gran Canaria, desaparecida

Salvo algún político por razones electorales y algún ciudadano sin sentido del humor para advertir la ridiculez pueblerina de los intentos institucionales de apagar Gran Canaria, al resto del personal de esta isla le resbalan esos manejos. El asunto, a lo que voy, no ha suscitado comentarios mayores: con la que está cayendo es idiota preocuparse por medios días habiendo días enteros. Y ya que no nos quieren, hizo bien el Cabildo de Gran Canaria en promocionarse por libre sin darle más vueltas.

De todos modos, conviene anotar algunos extremos. El primero, que a poco haya alguna protesta grancanaria, por mínima que sea, los inductores y ejecutores de estas provocaciones fallidas de cuño ático tiran enseguida del pleito insular y acusan a los quejosos de fomentarlo. Es la forma de callarnos cuando no es necesario semejante esfuerzo pues basta la vergüenza ajena para que guardemos silencio.

Por otro lado, repetiré que nada tienen que ver los tinerfeños de a pie. Ya llevan lo suyo al soportar que los mandarines y sus compinches les calienten la cabeza a diario para entretenerlos con el “enemigo exterior” (o sea, Gran Canaria, lo han adivinado) y no vean qué hacen con los cuartos. Porque la misma “ideología” que inspira esas promociones es la que hace pasar los casos de supuesta corrupción habidos en Tenerife por insidias y denuncias falsas inducidas y pagadas desde de Gran Canaria (¿quién si no?) en su afán de hundir a la isla mediante la liquidación de tanto prócer que trabaja por ella de forma desinteresada al 100%; o más, según esté el mercado.

Pero así y todo hay que comprender a los que andan metidos en tan feos asuntos de patrioterismo rancio. Han de hacerse, pobrecitos míos, un lugar al sol de la república que les promete El Día. No pueden arriesgarse a quedarse fuera del paraíso del que se excluye, faltaría más, a Gran Canaria, rea de españolismo y dos piedras. En este sentido, desaparecerla de las campañas turísticas pudiera ser un primer ensayo del proyecto final que pondría a Canarias entre las primeras potencias económicas del mundo, don José Estaban dixit precisamente ahora, a pocos meses del fin del mundo. Ya pudo intentarlo durante la dictadura alrededor de una mesa camilla y mira a ver quién está tocando. Eso tendríamos ganado de entonces a esta parte.